jueves, 23 de septiembre de 2010

HISTORIA DE VILLARDOMPARDO Y DE SUS PERSONAJES DURANTE EL SIGLO XVIII
Capítulo VI

Contexto Histórico

A partir de este capítulo hablaremos de lo ocurrido durante el siglo XVIII en nuestro pueblo (desde 1701 al 1800) pero antes comentaremos que pasaba en España a lo largo de la primera mitad de esta centuria.
Recordemos que tras la muerte sin descendencia de Carlos II surgen dos aspirantes al trono: el archiduque Carlos de Austria y el príncipe Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia. Carlos II nombró heredero a Felipe de Anjou pero muchos países europeos, recelosos de una fuerte alianza entre España y Francia, declararon la guerra a esta última en 1702. Algo más tarde, en 1705, se produjo una rebelión en los reinos de la Corona de Aragón (Cataluña, Valencia, Mallorca y Aragón) contra Felipe de Anjou, ya convertido en Felipe V (foto del margen), porque temían perder sus fueros ya que el nuevo rey seguiría el modelo de estado francés, mucho más centralista que el español.
La Guerra de Sucesión duró hasta 1713 con la Paz de Utrecht y con los Acuerdos de Rastatt (1714) por los que España perdió casi todas sus posesiones en Europa y se vio obligada a entregar a Gran Bretaña los enclaves estratégicos de Gibraltar y Menorca, así como el control del comercio con América. El nuevo rey aplicó Los Decretos de Nueva Planta por los que abolió los fueros de Cataluña, Valencia, Aragón y Mallorca por no haber sido fieles a él, en cambio conservó los de vascos y navarros por el motivo contrario. En definitiva España se convierte en un estado mucho más centralista que con el gobierno de los Austrias, siguiendo el modelo francés de Luis XIV.
En 1724 Felipe V abdicó por motivos de salud a favor de su hijo Luis I que murió de viruela a los pocos meses de ocupar el trono, así que de nuevo Felipe V vuelve a ser proclamado rey hasta su muerte en 1746.
En 1746 ocupa el trono Fernando VI (foto del margen) hijo de Felipe V y María Luisa de Saboya (su primera esposa). Este rey pasará a la historia como un hombre pacífico y preocupado por la cultura. Tuvo problemas con la segunda esposa de su padre fallecido (Isabel de Farnesio) por sus continuas injerencias en la política de la monarquía. Fernando VI murió en 1759

SUCESIÓN DEL TÍTULO DE CONDE DE VILLARDOMPARDO A LO LARGO DEL SIGLO XVIII

En el capítulo III vimos las sucesivas herencias del Título de “Conde de Villardompardo” a lo largo del Siglo XVII. En este nuevo capítulo continuaremos con la sucesión de dicho título durante el siglo XVIII, que es mucho menos complicada por ser todos los condes mucho más longevos.
El título lo poseía desde 1694 Dña. Francisca María Exarch de Belvís Córdoba y Portugal que se convertiría en la VIII Condesa de Villardompardo.
Esta señora se había casado en 1690 con su primo D. Francisco Belvís de Moncada Escrivá Zapata y Mendoza que fue nombrado por Fernando VI I Marqués de Bélgida*, luego Dña. Francisca María también tendría el título de Marquesa por su esposo. De esta forma el título de Marqueses de Bélgida se antepone al de Condes de Villardompardo por su mayor rango, perdiendo protagonismo el título de Conde.

*Bélgida es una pequeña localidad al sur de la provincia de Valencia, con algo más de 700 habitantes.

Del matrimonio anterior nació en 1690 D. José Vicente Bellvís de Moncada y Exarch que se convertiría en el IX Conde de Villardompardo, este señor se casó con Dª Catalina Ibáñez de Segovia y Mendoza y de este matrimonio nació en 1727, en Valencia, su único hijo: D. Pascual Benito Bellvís de Moncada e Ibáñez de Segovia, que sería el X Conde de Villardompardo y que murió en 1781 en Madrid.

D. Pascual Benito se casó en 1754 con Dª Florencia Pizarro y Herrera y tuvieron a D. Juan de la Cruz Bellvís de Moncada y Pizarro que nació el 4 de Diciembre de 1756 en Madrid y murió el 20 de Octubre de 1835 también en Madrid con 78 años de edad. Este señor sería el XI Conde de Villardompardo, además de una larguísima lista de títulos que heredó de sus padres (en el margen su escudo de armas).
Aquí dejaremos el tema de la herencia del título puesto que hemos pasado al siglo XIX

Las Actas Capitulares

Son muchas las actas que componen esta primera mitad del siglo XVIII, aunque faltan algunos años. Por eso sólo comentaremos aquellos acuerdos más curiosos y que nos puedan llamar la atención.
Comienzan en 1706. Eran alcaldes ordinarios: D. Rodrigo Ponce Ubal y Francisco Antonio Gómez. Regidores: Pedro de Moya, Antonio Sabalete y Cristóbal de Molina González.
En la primera acta, con fecha del 20 de Abril de 1706, se toma el acuerdo de hablar con el prior para traer a la Virgen de Atocha desde su ermita hasta la iglesia y hacerle un novenario de fiestas por el temporal que amenazaba campos y cosechas, además del novenario que la villa le hacía cada año por voto que le tenía prometido.
En todos los capítulos anteriores se ha hecho referencia al gran fervor que le profesaba el pueblo a Nuestra Señora de Atocha, aún no he encontrado ninguna información sobre los Santos Patronos actuales.
Por el mismo motivo del temporal, el 4 de Mayo, se decide hacer una procesión general a Jesús Nazareno y otro novenario de fiestas. Aquella pobre gente buscaba un milagro a su desesperación, ya sabían muy bien lo que era el hambre y las enfermedades.
En la foto del margen tenéis la imagen de Nuestro Padre Jesús de los años veinte, se trataba de una talla de madera, de la que desconocemos su autor, que fue quemada el 21 de Agosto de 1936, en la guerra civil. No he encontrado referencias de ninguna otra destrucción de imágenes desde el 1700 hasta dicha guerra por lo que esta talla pudo ser la misma que se nombra en el escrito de 1706.
El 30 de Mayo del mismo año se acuerda nombrar a Pedro de Moya y Cristóbal de Molina, comisarios para la Fiesta del Corpus, que se pretendía hacer con mayor pompa que la de otros años. Se libran 400 reales y se compran siete libras de cera para el altar, seis docenas de cohetes y más ruedas que de costumbre (ahora nos extrañaría esa forma de celebrar el Corpus).
El 10 de Agosto se recibe un despacho de la junta de la ciudad de Jaén para que se echen suertes entre los mozos del pueblo para cubrir los veinte soldados de infantería y un jinete, además de un caballo, que le correspondía a Villardompardo y que debían incorporarse al Regimiento de Andujar. Al día siguiente se presentaron 44 mozos en la plaza pública, y en presencia de un notario y del prior de la iglesia, D. Juan Francisco de Dios Sánchez, metieron sus nombres en una vasija, los removieron y se fueron sacando uno a uno los nombres de los soldados elegidos, primero el jinete y luego los veinte de infantería. Sólo se necesitaban con brevedad a cuatro soldados, así que se volvieron a sortear los cuatro que debían alistarse de inmediato entre los veinte anteriores. Recordemos que España se encontraba en plena guerra de Sucesión.
Pero había un problema, y es que el ayuntamiento tenía que pagar a los cuatro soldados durante los cuatro meses que duraba el servicio y comprarles las armas necesarias. Como no había dinero, en el cabildo del 14 de Agosto, se decidió arrendar la mitad de la hierba del Monte a Alonso de la Chica y la otra mitad a Pedro Molina y con el dinero sacado poder hacer frente al gasto de los soldados.
La cosa se agrava cuando el 23 de Agosto vino el capitán D. Manuel Pérez Vargas desde Andújar requiriendo el caballo con el que debía contribuir Villardompardo al ejército de su majestad Felipe V. El concejo le comunica a dicho capitán la imposibilidad de comprar el caballo por haberse quedado sin dinero ya que acababan de mandar a cuatro soldados al regimiento, pero no había excusas, el pueblo estaba obligado a comprarlo, así que en el cabildo del 15 de Septiembre se decide vender parte de la tierra del Egido Alto y un haza en la Fuente para poder comprar el caballo, la silla de montar y los demás pertrechos. Otra vez las tierras comunales sacan al pueblo de apuros.
El 6 de Octubre se acuerda poner edictos para vender la bellota del Monte de propios.
El 14 de Diciembre se acuerda poner edictos para arrendar la taberna durante todo el año de 1707. La taberna pertenecía al ayuntamiento y cada año se arrendaba al mejor postor, estaba en la calle larga.
El 28 de Diciembre se sortea un nuevo soldado de los veinte elegidos en Agosto para que se aliste. Este mismo día se acuerda arreglar la “Fuente de las Pilas” que estaba en el camino de Escañuela y que se había hundido. Era muy necesario su arreglo por el gran servicio que prestaba ya que se trataba de un camino Real muy transitado por las personas.
Algunas personas mayores del pueblo me han comentado que había un pilar con su abrevadero muy cerca del cementerio actual, concretamente en el margen derecho del camino que baja hacia el arroyo “La Maestra”. Ese pilar desapareció en la segunda mitad del siglo XIX y con sus piedras se construyó un gran pozo que hoy en día está prácticamente perdido, como vemos en la foto, el agua del manantial fue canalizada hacia dicho pozo y sus restos se pueden ver junto al camino, ocultos por la maleza. Podría tratarse del mismo pilar que se cita en el escrito. También se decide arreglar el Pilar del Egido, del que no he podido averiguar su ubicación.

■ Hay un salto de 16 años en las Actas Capitulares. La siguiente data del 1722, no se especifica la fecha exacta pero es muy interesante porque viene una lista de todos los vecinos del pueblo, ordenados por calles y la contribución que debía pagar cada uno según varios conceptos:
En milicias.
En sisas.
En servicio ordinario.
En nuevos impuestos.
En celemines de sal consumida.
En cientos.



Se sumaba todo y era lo que el contribuyende debía de pagar.

En la última página de este capitulo tenéis una lista de todos los vecinos que vivían en el pueblo en 1722 ordenados por calles, con la contribución que pagaba cada uno expresada en reales. Pagaba más el que más capital tenía. Sorprende D. Juan de Periche, que superaba en más del doble a cualquier contribuyente del pueblo.
Aparecen sólo las calles principales, parece ser que los vecinos de las callejuelas los agregarían a las calles importantes más cercanas.
Las calles son:
C/ Arrabal: calle larga actual, era la más habitada con diferencia. 53 vecinos.
C/ Ancha: conserva el mismo nombre en la actualidad. 14 vecinos.
C/ Balondo: actual calle los Molinos. 9 vecinos.
C/ del Llano: actual Virgen de la Cabeza. 26 vecinos.
C/ del Parral: actual San Francisco de Asís. 8 vecinos.
C/ de la Carnicería: no sé cuál puede ser, tal vez Virgen de Atocha, Capitan Ortega
Gallo o alguna callejuela (poco probable). 13 vecinos.
En total 123 vecinos, que si multiplicamos por 4 sabríamos de manera aproximada el número de habitantes reales: unos 492
Si recordamos el documento publicado en el capítulo anterior en el que sólo venía íntegro el vecindario de la calle Arrabal con 21 vecinos en 1693 y comparamos con éste de 1722 con 53 vecinos en la misma calle, veremos como el aumento es enorme en sólo veinte años. Esta calle debió crecer más del doble en longitud durante estos años.
La población del municipio que apenas superaba los 300 habitantes a finales del siglo pasado, aumentó hasta casi los 500 habitantes en apenas 20 años. Las condiciones agrícolas y sanitarias mejoraron mucho, ya no se habla de pestes ni epidemias parecidas.
Como dato curioso diremos que de los 123 vecinos censados en 1722, más de cincuenta poseen apellidos que hoy en día no se conservan en el pueblo, como “de la Chica” “Arquillo” “Colomo” etc. Otros como “García” “Gómez” “Moya” “Armenteros” etc, siguen siendo abundantes, y otros tan característicos en Villardompardo como “Gay” “Calvache”, “Perea” etc, aún no han aparecido, pero lo harán durante este siglo XVIII, ya hablaremos de ello en otros capítulos.
Pasamos directamente a 1726 donde sólo hay un acta en la que se nombran a las personas que debían ocupar los diferentes cargos en 1727.
El 17 de Enero de 1727 hay una reunión importante y curiosa. Eran alcaldes ordinarios: Cristóbal Malo de Molina y Alonso Molina.
Regidores: Alonso Ruiz, Diego de la Chica y Juan Colomo.
Padre de Menores: Manuel de Moya
Alguacil Mayor: Vicente Luis de Molina
Los nombrados anteriormente y algunos representantes de los labradores del pueblo se reunieron para arrendar el pasto de la dehesa “Rasa” que era propiedad del municipio y que ocupaba una amplia zona entre San Roque y los Montecillos. El arrendamiento duraría cuatro meses, desde el primero de Noviembre hasta últimos de Febrero del año siguiente, y fue otorgado a D. Sebastian Francisco de Medina, vecino y Veinticuatro (un cargo importante) de la ciudad de Jaén por 400 Reales de Vellón.
En la misma reunión se hace referencia a la necesidad de acabar las casas del Cabildo (Ayuntamiento) el Pósito y la Cárcel, ya que las reuniones del concejo había que hacerlas en casas particulares donde no había la intimidad necesaria para celebrarlas, así que cuando acabase el arrendamiento, se repartiría en suertes dicha dehesa entre los labradores del pueblo, para sembrarlas y pagar al cabildo con una cuarta parte del grano producido, con el fin de terminar las obras. Además la dehesa producía poca hierba y criaba mucha oruga. El 23 de marzo de este mismo año se vuelve a hacer una reunión para hablar del mismo tema.
Hemos podido comprobar, con recibos de contribución, como una suerte de tierra en el Monte, era algo más de una fanega, pero parece ser que la “suerte” no equivalía a una medida exacta de terreno. El ayuntamiento parcelaba la tierra como creía conveniente y luego se sorteaba entre los vecinos o la cedía a las personas con algún cargo en el municipio (les pagaba en especie) de ahí el nombre de “suertes”.
El 24 de febrero de 1727 se reúne el cabildo para acordar la prórroga del arrendamiento de un haza que el municipio le tenía hecho a D. Lorenzo López de Zafra, presbítero de la villa, por dicho arrendamiento no se le cobraba renta pero a cambio debía decir misa de Alba (se celebraba por la mañana temprano) durante todo el año.
Otro acuerdo curioso data del 2 de Septiembre de 1727 en el que el maestro aladrero del pueblo, llamado Lorenzo del Barrio, pidió al concejo el arrendamiento de dos suertes de tierra en el Ejido Alto. El motivo era la puntualidad con la que arreglaba los arados a todos los vecinos que requerían sus servicios. El concejo accedió a su petición y le arrendaron la 5ª y 6ª suerte de tierra empezando a contar desde la Cruz de Arjona.
Un aladrero era un carpintero que arreglaba los aperos de labranza fabricados en madera, sobre todo arados. En aquella época todavía se araba con “arados de palo” aunque la reja era metálica (foto del margen)
El 14 de Febrero de 1731, siendo alcalde ordinario D. Alonso Marcos de la Chica y Aguilar, se recibe un mandato del Real Justicia de Villardompardo, representado por D. Juan Alonso Ponce Ubal, por el que se dictan unas normas que todo el mundo debe cumplir, en algunas también se incluye el castigo en caso de incumplirlas. Hoy en día nos parecerían una barbaridad. Éstas son:

- Que ninguno ose jugar a naipes ni otros juegos prohibidos en día de fiesta ni de trabajo antes de la misa mayor. Pena de mil maravedís.
- Que ninguno traiga espadas ni armas de las prohibidas por las leyes.
- Que los vecinos de esta villa no anden de noche en cuadrillas de cuatro para arriba.
- Que nadie entre en la iglesia con el pelo atado so pena de cuatro reales.
- Que nadie sea osado de traer leña de encina, seca o verde. Pena de 5 ducados y diez días de cárcel.
- Dos reales de pena al dueño del animal que se encuentre fuera de su estancia cuando haya anochecido y el doble si ocurre la segunda vez.
- Que ninguno se siente en la taberna a conversar. Pena de dos ducados y cuatro días de cárcel.
- Que ninguna mujer ose lavar en el pilar. Pena de cuatro reales la primera vez y el doble la segunda.
- Que ninguno venga de arar en los olivares con las reses sueltas (se araba con bueyes) Pena de dos reales por cada res.

El 29 de Abril de 1731 se nombró al regidor Vicente de Molina como comisario para ajustar las cuentas que supondrían el arreglo de la calzada del pilar y echar la mojonera del término de Villardompardo (no se especifica por donde iba el término).
En la foto del margen tenéis la única calle que aún sigue empedrada en Villardompardo, seguramente no se trata de la misma de la que habla el escrito, puesto que en aquella época no existían calles por la zona del pilar, pero si merecería la pena restaurarla y conservarla. Son muchas cosas antiguas las que ya han desaparecido en nuestro pueblo.
También se toma el acuerdo de contratar un caballo “padre” de pelo negro y cinco años de edad a Bernardo de Aguilar, para cubrir las yeguas del pueblo. En la misma reunión se decide vender la leña de algunas encinas derribadas en el Monte y en los Montecillos.
El 26 de Marzo de 1732, siendo alcaldes ordinarios: Manuel de Moya y Pedro de Murcia. Alguacil Mayor: Alfonso José de Baldelomar. Regidores: Tomás de la Chica, Baltasar de Mena y Bartolomé Jiménez, se decide nombrar maestro para “enseñar a los muchachos” a Atanasio de Medina, como pago se le dan dos fanegas y media de tierra en el Haza la Vereda sin que se le cobrase renta alguna (es el segundo maestro del que tenemos referencia). También se decide arrendar al “cuarto” seis fanegas de tierra en “El Romeral” a los alcaldes de Hermandad (hoy en día el Romeral no pertenece al término de Villardompardo).
El 23 de Junio de 1732 se nombra como depositarios del Pósito a Diego de la Chica y Cristóbal (apellido ilegible). Los depositarios realizaban la importante función de recibir el trigo de los arrendamientos (se arrendaba al cuarto) o comprarlo si era necesario y almacenarlo en el pósito. Ese grano era vendido o prestado a los labradores para la sementera. En los años malos, parte de ese grano se vendía a los panaderos por un precio módico, para que cocieran pan y lo vendieran a bajo precio y evitar de esta forma el hambre entre los vecinos y la subida excesiva del precio del trigo. En este año el clima fue generoso y para evitar la acumulación excesiva de grano, se vendió a los panaderos el que había almacenado en el pósito por 15 reales la fanega, con la condición de que el pan lo vendiesen al módico precio de 12 maravedís la pieza.

También se fija el precio del vino (once reales la arroba) y del vinagre (nueve reales la arroba) que se vendía sólo en la taberna, que como dijimos antes estaba en la calle larga.
Recordemos:
Equivalencia monetaria: un ducado valía once reales, y un real equivalía a treinta y cuatro maravedís.
El 16 de Noviembre de 1732, se nombra como cirujano sangrador al mismo alguacil: D. Alfonso José de Baldelomar, a cambio se le da una suerte de tierra del concejo. También se le da una suerte a D. Francisco de los Ríos, médico de Torredonjimeno, para que venga a asistir a los enfermos dos veces en semana, y se le pague “dos reales de plata” por cada visita a domicilio.

Como vemos en este capítulo y en otros pasados, el pueblo funcionaba como un pequeño estado. Fijaba precios, ponía sus normas y castigos, pagaba a los maestros, curas, soldados, médicos, cargos del ayuntamiento, etc, y para afrontar todo ello poseía sus tierras comunales, que las arrendaba, cedía y vendía sus productos, y por supuesto el pósito, con el que se amortiguaban las hambrunas de los malos años, siempre y cuando no fueran demasiado malos. Luego la responsabilidad de los cargos del Concejo, que eran nombrados por el conde, era muy alta.

CONTINUARÁ

Fuentes consultadas:
● Archivos Municipales (caja 507) :Actas Capitulares originales.
● Extractos de las Actas Capitulares, transcritas por D. Mariano Sáez Gámez.
● Algunas páginas de Internet y libros sobre Historia de España.
● Página de Internet sobre genealogía: Geneall.es
●Agradezco la colaboración de algunas personas mayores del pueblo como: Juan Cámara Armenteros, Juan Mozas Ruiz, Ramón Arjona Serrano, Manuel Armenteros Domínguez, Juan Calahorro y Antonio Mozas Armenteros.
● Las fotos que ilustran el capítulo son sacadas de Internet, otras del autor y las antiguas han sido cedidas por algunas personas del pueblo.

Carlos Ramírez Perea

miércoles, 11 de agosto de 2010

HISTORIA DE VILLARDOMPARDO Y DE SUS PERSONAJES DURANTE EL SIGLO XVII
Capítulo V

Contexto Histórico

Tras la muerte de Felipe III, del que hablamos en el capítulo anterior, le sucede su hijo Felipe IV, conocido también como “El Rey Planeta”. Reinó desde 1621 hasta 1665, en total algo más de 44 años, el segundo reinado más largo en la historia de España. Fue un hombre inteligente y bien educado para el cargo que iba a desempeñar pero, como era costumbre en la época, cedió los poderes a su hombre de confianza, el conde-duque de Olivares, quien deseaba devolver a España el prestigio y la hegemonía de tiempos pasados. Por ello movilizó todos los recursos del país, con lo cual la pobreza y las revueltas en el reino se agudizaron. Para mantener las guerras con Francia, Inglaterra y Países Bajos, obligó a los demás reinos de España a participar con dinero y soldados, ya que todo el peso de estos conflictos recaía sobre el Reino de Castilla. Las protestas no se hicieron esperar, Portugal (integrado en la corona desde 1580) se independizó definitivamente de España en 1640. En Cataluña se produjo un conflicto con carácter independentista que duró desde 1641 hasta 1652, ayudada por Francia. Lo más curioso para nosotros fue el intento del duque de Medina Sidonia de la constitución de un reino andaluz independiente, pero fracasó en 1641. También ocurrió algo parecido en Aragón. Tras estos conflictos, España siguió constituida como una Confederación de Reinos, cada uno con sus leyes y costumbres, hasta la llegada de los Borbones en el siglo siguiente.
Tras la muerte de Felipe IV en 1665, le sucede su único hijo varón legítimo, Carlos II (foto del margen). Como curiosidad diremos que el rey Felipe tuvo varios hijos ilegítimos, el más conocido fue D. Juan José de Austria, fruto de un romance muy sonado en Madrid con una conocida y bella actriz de la época, Josefa Calderón (La Calderona).
El reinado de Carlos II duró desde 1665 hasta 1700. Fue conocido con el apodo de “El Hechizado”. Los diferentes matrimonios entre familiares muy cercanos (consanguíneos) hizo que este “pobre hombre” heredara grandes problemas físicos y psíquicos. Algunos estudios médicos actuales, aseguran que casi con toda probabilidad, el rey padeció Síndrome de Klinefelter con posible mosaico, es decir, una parte de sus células tenían un cromosoma X de más, lo que provocaba debilidad muscular, retraso mental, esterilidad y cierto afeminamiento en su aspecto, además de otras enfermedades genéticas fruto de los cruces entre personas emparentadas entre sí. Se calcula que el 25% de sus genes estaban repetidos.
Su madre, Mariana de Austria, se hizo cargo de la regencia hasta la mayoría de edad del rey, pero cuando esta llegó, el monarca entregó el poder a sus validos.
Carlos II se casó dos veces pero los hijos no llegaban. Rápidamente la corte, consciente de la esterilidad del rey, se llenó de intrigas palaciegas para nombrar al sucesor. Poco antes de morir, en 1700, el soberano nombró como heredero a su sobrino, y nieto de Luis XIV (rey de Francia), Felipe de Anjou, que se convertiría en Felipe V, extinguiéndose de esta forma la dinastía de los Austrias e iniciándose la de los Borbones.
Algunos países europeos, como Inglaterra y Holanda, no estaban de acuerdo con este heredero ya que temían la unión entre Francia y España y proponían al archiduque Carlos (hijo del emperador de Austria) como sucesor, desencadenándose así la Guerra de Sucesión a la corona española en mayo de 1702.
Como dijimos en capítulos anteriores, D. Diego Fernando de Córdoba y Portugal, VI Conde de Villardompardo, nacido en Madrid en 1641 y muerto en 1693, fue Gentilhombre de Cámara de Carlos II. Un gentilhombre era la persona que despachaba al rey con un pliego de importancia para darle noticia de algún buen suceso y también acompañaba al rey cuando éste salía de sus aposentos. Este cargo siempre lo desempeñaba alguien perteneciente a la nobleza española, como era éste el caso.

Las Actas Capitulares

Como dijimos en el capítulo anterior, hay un enorme salto de 64 años en las actas capitulares, desde 1610 (reinado de Felipe III) hasta 1674 (reinado de Carlos II).
En este año de 1674, en el que comienzan a escribirse de nuevo las actas, eran alcaldes ordinarios de Villardompardo: Alonso de Molina Malo (que firmaba con un sello, foto del margen) y Alonso García Armenteros. El Alguacil mayor era Juan Parrado y los Regidores: Francisco de Plata, Gabriel Hidalgo y Antonio de Morillas.
Las corporaciones municipales tenían una duración de un año. En Diciembre se proponía una nueva corporación que se mandaba por carta al Conde y si éste daba su visto bueno, cesaba la antigua el 31 de Diciembre y comenzaba la nueva el primero de Enero. La corporación que hemos nombrado anteriormente empezó a trabajar en Enero de 1674 con muchas ganas, ya que hicieron actas para todo, incluso para los acuerdos más insignificantes, por ejemplo:
-El 1 de Enero de 1674 se nombra como cogedor de los maravedís del pescado (un impuesto) a Bernabé de Morillas.
-El 2 de Enero se nombra a Juan Ribero como receptor del papel sellado.
-El 8 de Enero se nombra a Luis de Molina Malo como recogedor y comisario de la Santa Bula (ya hablamos de ello en el capítulo anterior).
-EL 20 de Enero se llega a un acuerdo importante ya que era necesario hacer obra urgente en “las casas del cabildo” (ayuntamiento) ya que los tejados y entresuelos amenazaban ruina por encontrarse hundidos desde hacía tres años. La obra no se debió empezar porque el 24 de Febrero de ese mismo año se tiene noticia del hundimiento de la cárcel y una estancia contigua, ambas alindaban con el ayuntamiento. Ese mismo día, Alonso Rodríguez, maestro albañil, recogió los materiales del aposento hundido y los valoró para luego subastarlos.
Las valoraciones fueron las siguientes:
7 pinos a 18 reales………126 Reales (entiendo que se refiere a palos del entresuelo)
100 cávios………………...8 Reales (¿qué pueden ser los cávios?)
165 tejas…………………30 Reales
TOTAL 164 Reales

-El 29 de Enero de ese mismo año se compran seis libras de cera para la fiesta de Nuestra Señora de la Candelaria, más una vela de media libra para Nuestra Señora y diez velas de media libra para los oficiales (parece ser que había una cofradía)

■ De nuevo hay un salto en las Actas Capitulares o Libro de Acuerdos, como lo llamaban en aquella época, de ocho años, ya que las siguientes actas datan de 1682, que también son las últimas existentes de este siglo XVII.
- La primera tiene fecha del 7 de Febrero de 1682. Figuran como alcaldes ordinarios:
Pedro de Murcia y Alonso Gutiérrez Sabalete.
Alguacil mayor: Juan Gutiérrez Sabalete.
Regidores: Alonso Gómez de Porcuna, Francisco de Plata y Luis de Molina Soto.
Se toma como acuerdo nombrar cogedor de la limosna de la Bula de la Santa Cruzada de ese año a Juan Granados, vecino de la villa. Debía tener cobrada, bajo su cuenta y riesgo, la limosna de 365 bulas para el primero de Agosto. Sin duda eran muchas bulas para tan pocos habitantes, supongo que una misma persona podría comprar varias porque de no ser así casi todos los habitantes del pueblo tendrían que pagar una, y la presión fiscal era enorme para tener que comprar también la bula.
- El 6 de Marzo de ese mismo año hay una nueva reunión para arrendar tres fanegas de tierra calma de Propios (del ayuntamiento) en el lugar que llamaban “El Cercado” (según bajamos al cementerio, a la izquierda) a Cristóbal Colmenero para que las sembrara de trigo. La duración del arrendamiento sería de cinco años, cuatro para siembra y uno para barbecho.
- Un acuerdo muy importante se toma el 15 de Marzo de 1682 en el que se decide llamar a Juan de Blanca, vecino de Torredelcampo y fiel medidor de tierras, para que mida unas Suertes (parcelas) de tierra de Propios para arrendarlas y sembrarlas de trigo y con el beneficio que se obtuviese, poder pagar a su majestad el dinero que le debía el ayuntamiento y algunos vecinos. Se miden muchas parcelas propiedad del ayuntamiento en lugares muy distintos como: En el Camino Jaén por bajo del Cerro Calera, en el mismo Cerro Calera (situado en la zona de la farmacia de la carretera y casas de alrededor, en aquella época esta zona estaba lejos del pueblo puesto que éste acababa en el badén y el llano), Las Quebradas, Llano del Pilar Nuevo, Picayuelo, Camino de la Fuente, La Moratilla (subiendo por el camino Jaén, cerro de la derecha), El Monte, Camino de Córdoba, El Cortijuelo, Camino del Pozo de la Higueruela, y otros. En total se miden unas 120 fanegas de tierra que se arrendarán a los vecinos para sembrar trigo y pagar sus impuestos. Una vez más las tierras comunales sacan a Villardompardo de apuros.
-Otro acuerdo muy curioso se toma el 29 de Junio de 1682, cuando viene al ayuntamiento el juez D. Juan Bravo de Rivera con una carta del señor Conde, por la que se debían tomar todas las medidas necesarias para evitar el “contagio” (entiendo que se trataba de un nuevo brote de peste) en nuestro pueblo. Parece ser que había que tener especial cuidado con las personas procedentes de Martos, Torredonjimeno y Jamilena, donde se habrían declarado algunos casos de la enfermedad. Para ello se ponen guardias en la entrada de la calle Ancha, por donde pasaban los forasteros que venían con sus productos para comerciar en Villardompardo, y en el “postigo” que comunicaba el palacio con la calle del Hospital y ermita de Nuestra Señora de Atocha, donde últimamente se estaban administrando los Santos Sacramentos por encontrarse de obras la iglesia parroquial (es la primera noticia que tenemos de una obra en la iglesia de Villardompardo)
Se nombraron a quince personas para guardar las puertas por turnos. Cada turno duraba un día natural, desde que se tocaban las campanas para las oraciones hasta el toque del día siguiente. Había pena de cárcel para aquellos de los nombrados que no cumpliesen con su obligación. La lista de aquellos que tenían que hacer los turnos viene al final del escrito y en ella están incluidas las personas más importantes del pueblo: alcaldes ordinarios, alguacil mayor, escribano, etc.
Es curioso como los problemas que tenía el municipio un siglo atrás eran prácticamente los mismos que a finales del XVII: impuestos excesivos, enfermedades y hambrunas.
- El 6 de Octubre de ese mismo año se sigue hablando de la peste y se decide poner cordón a la villa de “Torreximeno” y se guarde de sus vecinos, sin dejarlos pasar a ninguna parte.
- El 1 de Noviembre se habla de la carencia de trigo y se toman las medidas oportunas para remediarlo. También se habla del aforo de la cosecha de vino, así que deberían ser abundantes las vides en el término del pueblo.
-Por último el 13 de Diciembre de ese mismo año se habla del arrendamiento que hace el ayuntamiento de unas suertes de tierra a Alonso Gutiérrez y de que no se acopie sal por los salineros.
Aquí acaban las actas capitulares de este siglo, que casi siempre nos hablan de calamidades de un tipo o de otro.

Evolución de la población de Villardompardo a lo largo del siglo XVII

En un documento presente en el Archivo Histórico Municipal de Jaén que data de finales de 1693 y que ha sido transcrito por D. Eloy J. Jiménez en 2009, se habla de una Real Orden de su Majestad por la que todos los Corregidores , Alcaldes Mayores y Ordinarios de las villas bajo la jurisdicción de Jaén, entre ellas Villardompardo, debían estar enteradas sobre la elaboración de una relación del vecindario (un censo) de cada una de las localidades. Esta Real Orden fue comunicada a cada ayuntamiento para que se hicieran cargo de cumplirla. Para justificar la llegada del documento a nuestro pueblo y quedar enterados de lo que en él se pedía, tenemos este escrito que literalmente dice lo siguiente:

“Villar D. Pardo. En la villa del Villar Don Pardo, en seis días del mes de diciembre de mil seiscientos y noventa y tres años, ante mí, el Sr. Luis de Molina Malo, Alcalde ordinario de esta villa se presentó el despacho de esta otra parte y pidió su cumplimiento y por su merced, visto, oído y entendido mandó se guarde, cumpla y ejecute según y como en ello se contiene, y por defecto de escribano … de esta villa, lo certificó y lo firmé. Luis de Molina Malo Ante mí, Pedro de Ortega Salas”

Al cabo de muy pocos días se envió la siguiente relación de vecinos:

“En la villa del Villardompardo, en diez y ocho días del mes de diciembre de mil y seiscientos y noventa y tres años, yo, Pedro de Ortega Salas, sacristán mayor de la iglesia parroquial de esta dicha villa, certifico en la forma que puedo, por defecto de escribano ni notario alguno, cómo, por el concejo de esta dicha villa se me ha mandado dar y hacer un testimonio de la vecindad que esta dicha villa tiene, y es en la forma siguiente:”

CALLE DEL ARRABAL
(Se refiere a la calle larga)

Isabel López
Alonso García de Martos
Dª María del Corral
Alonso Gómez de Porcuna
Gabriel Hidalgo
Alonso García de Armenteros
José Parrado
Alonso de Moya
Ana Damiana de la Chica
Juan de Zafra
Isabel Cosma de Molina
Lázaro de Zafra
Francisco Álvaro
Águeda de Carrión
Francisco López Gil
Miguel de Ortega?
Juan Granado
Mariana de la Paz
Alonso Garrido
Antonio López
Juan de la Cámara

CALLE ANCHA
Juan Colomo
Francisco Sevilla
Pedro Pariente
Antonio Cenicero
Diego de Ortega
Cristóbal de Oca[ña]
Ana de …
Francisco …
Ma…
[El resto del documento está mutilado]

Es una lástima que no se conserve el resto del documento ya que, de no ser así, podríamos saber el número de habitantes del pueblo, con sus nombres, apellidos y calles de finales del siglo XVII, además, el sacristán estaba haciendo un buen trabajo porque en otros municipios se dio el número de vecinos sin especificar calles o nombres propios, y en el nuestro se hizo bastante bien.
Para que sirva de referencia, aquí tenéis el número de vecinos de algunos pueblos cercanos:
Escañuela 18, Mengíbar 275, Torres 252, Valdepeñas 280, Villargordo 50 y Alcaudete (el padrón mejor hecho) 1261.
Se entiende como vecino al cabeza de familia. Para saber el número de habitantes reales de una población, los historiadores multiplican la cantidad de vecinos por cuatro (en algunos casos he visto multiplicar por 4,5) y de esa forma se calcula el número aproximado de habitantes.
Las referencias que os puedo dar sobre el número de habitantes de Villardompardo se remontan a 1591 con 170 vecinos (alrededor de 680 habitantes reales) y en 1771 con unos 130 vecinos (alrededor de 520 habitantes reales). Es muy posible que durante los siglos XVI, XVII y XVIII Villardompardo no sobrepasara los 700 habitantes reales.
El hecho de poseer el conde buena parte de las tierras del término, hizo que nuestro pueblo se mantuviese en estado prácticamente feudal hasta la abolición de los señoríos en la Constitución de 1812 (La Pepa). El poco movimiento de compra-venta de propiedades por el motivo antes mencionado, los impuestos excesivos, además de hambrunas y epidemias de peste, hizo que la población no aumentase o incluso disminuyese bastante durante estos siglos por las pocas perspectivas de vida que había en nuestro pueblo.
La cosa cambió muchísimo a partir de dicha constitución, pero muchos pueblos ya nos habían echado delante. Exactamente igual le pasó a Escañuela, por pertenecer al mismo condado.

Los Archivos de nuestra iglesia en el siglo XVII

En los ayuntamientos de aquella época no se llevaba ningún registro de nacimientos, defunciones o matrimonios, eso comenzará a hacerse a finales del siglo XIX, pero sí que se anotaban en las iglesias. En la nuestra hay un registro de todo lo que hemos mencionado anteriormente, desde la segunda mitad del siglo XVI hasta la actualidad.
Se puede hacer un estudio estadístico de la evolución de la población contando los bautizos por año durante el siglo XVII. Éstos quedan reflejados en la siguiente tabla:





En primer lugar debemos tener en cuenta que los recién nacidos eran bautizados a los pocos días de nacer (después de una semana aproximadamente) ya que durante el siglo XVII, según la opinión de los demógrafos, la mortalidad en el primer año de vida rondaba el 250 o 300 ‰, es decir, una cuarta parte o más de los niños nacidos morían antes de cumplir el año, y por miedo a una muerte prematura se les bautizaba rápidamente.
La media de nacimientos por año en el primer cuarto de siglo es de 28 niños, en el segundo cuarto de siglo es de 25,2 niños, en el tercer cuarto de siglo fue de 20,8 niños y en el último cuarto de siglo es de 12,9 niños.
Se puede ver claramente en la gráfica que a lo largo del siglo hay una bajada paulatina de los nacimientos, pero en el último cuarto de siglo es muy acusada. Si tenemos en cuenta que la tasa de natalidad (número de nacimientos por cada mil habitantes) se mantuvo más o menos constante a lo largo de todo el siglo XVII, la única explicación a esa bajada en los nacimientos sería una disminución muy acusada de la población de Villardompardo.
Si suponemos que a principios del siglo XVII habitaban en Villardompardo unas 700 personas y nacían unos 28 niños por año, haciendo una proporcionalidad sencilla podríamos llegar a la conclusión de que en el último cuarto de siglo la población había disminuido hasta unos 320 habitantes.
Las causas de este fuerte descenso se deben a la grave crisis económica y demográfica que sufre todo el Reino de Castilla a lo largo del siglo XVII, provocada por las guerras, hambres y brotes de peste. Concretamente en Julio de 1601 en la ciudad de Jaén se tomaron medidas, ya que “en la cercana localidad de Villardompardo ya se conocían muertes por el contagio” (ya hablamos de eso en el capítulo anterior), pero no debió de ser muy grave la epidemia de aquel año, porque no se aprecia un descenso importante en el número de nacimientos. En cambio, en las crónicas de Torredonjimeno sí que se habla de un fuerte contagio en esa localidad alrededor del 1680, y en Villardompardo ya hemos comentado las medidas que se tomaron en esos años, así que es de suponer que ese acusado descenso de la población en nuestro municipio se pudo deber, entre otras causas, al contagio de peste bubónica de los años ochenta de ese siglo.

Como dato curioso diremos que en el siglo que estamos estudiando, el obispo de Jaén venía cada quince o veinte años a confirmar a sus fieles. Las fechas y número de confirmados fueron los siguientes:
• El 26 de Abril de 1605 vino el señor obispo D. Sancho Dábila y Robledo y confirmó a 85 personas.
• El 4 de Mayo de 1620, el obispo era D. Baltasar de Moscoso y Sandobal, quién confirmó a 182 personas.
• El 17 de Junio de 1635 el mismo obispo anterior confirmó a unas 206 personas.
• EL 17 de Mayo de 1655 el obispo D. Jesús Fernando de Andrade y Castro confirmó a 137 personas.
• El 17 de Mayo de 1670, el obispo Fray Jerónimo Rodríguez, confirmó a 126 personas.
• El 12 de Diciembre de 1686 el obispo de Jaén: Fray Juan Alfonso confirmó a 136 personas.
En esta ocasión fue padrino de todos los confirmados D. Diego Fernando de Torres y Portugal, VI Conde de Villardompardo, que debería encontrarse en esos días en el pueblo ya que su residencia habitual estaba en Madrid porque, como ya hemos comentado, era Gentilhombre de Cámara de Carlos II.
Entre los nombres propios de los varones confirmados abundaban: Juan, Alonso (el más abundante), Melchor, Antón, Cristóbal, Francisco, Pedro, Miguel, Baltasar o Gabriel.
Entre los nombres propios de mujeres abundaban: María, Inés, Catalina, Isabel, Ana, Lucía o Elvira.


CONTINUARÁ

Fuentes consultadas:
● Archivos Municipales (caja 507) :Actas Capitulares originales.
Extractos de las Actas Capitulares, transcritas por D. Mariano Sáez Gámez.
● Archivos de la Iglesia Parroquial de Villardompardo (primer libro de bautizos). Agradezco a nuestro párroco D. José y a Miguel la ayuda prestada..
● Documento presente en el Archivo Histórico Municipal de Jaén transcrito por D. Eloy J. Jiménez
● Algunas páginas de Internet sobre Historia de España.
● Algunas personas mayores del pueblo, que son los que más saben.
● Las fotos que ilustran el capítulo son sacadas de Internet , otras del autor y las antiguas han sido cedidas por algunas personas del pueblo.

Carlos Ramírez Perea

domingo, 21 de marzo de 2010

Historia de Villardompardo y sus personajes durante el siglo XVII.Capítulo IV

Contexto histórico

Comenzamos este año de 1600 con el reinado de Felipe III (foto de abajo) que ya ocupaba el trono desde septiembre de 1598, después de la muerte de su padre Felipe II.

Desde joven dio muestras de su poca capacidad para gobernar, este motivo, unido a su gran afición por la caza, hizo que no dudara en ceder el gobierno a su valido (especie de primer ministro) el duque de Lerma, quien utilizó su poder para enriquecer a sus familiares y a él mismo. En 1618 será sustituido por su hijo, el duque de Uceda, a quien se le recortaron los poderes para evitar la corrupción.
Durante el reinado de Felipe III, España sigue siendo la primera potencia europea, sus posesiones son enormes: España, Portugal y una gran cantidad de territorios de ultramar, pero el mal gobierno y otras circunstancias provocaron la lenta caída económica del país que se prolongará durante todo el siglo XVII
Fue un periodo de relativa paz, debido a los diferentes tratados que se firmaron. Como hecho destacable cabría señalar la expulsión de los moriscos en 1609 del que se vieron muy afectadas las comunidades de Aragón y Valencia por la gran cantidad de ellos que vivían en estas tierras. Se dedicaban al cultivo, sobre todo de hortalizas (huertas). Hubo pueblos valencianos que quedaron totalmente vacíos. En las actas capitulares de Villardompardo de ese año no he podido comprobar que viviera ninguna familia morisca en nuestro pueblo, no se dice nada de ello.

Felipe III murió en marzo de 1621 con sólo cuarenta y tres años de edad y veintidós años de reinado.

Veamos lo que pasaba en aquellos años en nuestro pueblo.

Para ello nos ayudaremos de las actas capitulares existentes en el archivo del ayuntamiento de Villardompardo. La letra aún es difícil de entender, gracias a la transcripción que hizo en su día D. Mariano Sáez, el trabajo es mucho más fácil.

Empezaremos con el cabildo del 8 de enero de 1600 en el que se llegaron a varios acuerdos bastante curiosos, por ejemplo: se ordenó que la puerta del hospital, que se había puesto en la Calancha (así viene escrito en los archivos), sea devuelta a su lugar por haber cesado el motivo que provocó el cambio, recordemos que el hospital (hospedería) se encontraba con toda probabilidad en la calle Atocha.

También se ordenó que se reparase la alberca salada ya que era muy útil para los vecinos porque allí lavaban sus lienzos y también el lavadero (no se especifica en qué lugar se encontraba pero posiblemente ocuparía el mismo sitio que el conocido por todos).

La gran salinidad del agua de la “alberca salada” hace imposible lavar la ropa con jabón puesto que no hace espuma, pero en aquella época se lavaba con greda, tanto la ropa como los utensilios de cocina. La greda es un tipo de arcilla de color blanco grisáceo muy abundante en todo el término, se recogía de zonas cerca del depósito (pozo de los terreros) y cerca de San Roque. Su capacidad de disolver la grasa se debe a su contenido en carbonato de calcio.

El manantial de la alberca salada salía a través de una especie de pequeño túnel abovedado de piedra. Hoy en día se encuentra en un estado lamentable (foto superior).

Otro acuerdo fue el arreglo del puente del camino del Berrueco ya que los estribos estaban siendo carcomidos por el agua.
Por último se nombraron panaderos para que amasaran pan para los vecinos. Parece que no empezó mal el siglo para Villardompardo.
El 19 de Marzo del mismo año se hizo una subasta para las carnicerías del pueblo pero al no haber “posturas” se ordenó que se tomaran 100 ducados para comprar carneros y abastecer al pueblo de carne. Para hacer la compra se nombró a Antón Guijosa por ser hombre hábil en los tratos.

El 28 de Mayo había una plaga de gusano que estaba provocando mucho daño en las encinas de la dehesa, así que se llamó al Licenciado Ortega, Clérigo de Torredonjimeno, para que la conjurase, ya que la dehesa suponía un medio de subsistencia para los vecinos, de ella obtenían leña, caza, y alimento para su ganado que era muy abundante.

En aquella época se conjuraban las plagas, las epidemias y todos los males posibles, no se conocía otro remedio.

En el cabildo del 29 de Junio se declara una epidemia de peste por lo que se endurecen las penas a aquellas personas que no cumplan las medidas que el ayuntamiento había dictaminado. Sólo se deja la puerta del castillo para la entrada y salida de las personas del pueblo.
No debemos entender como “puerta del castillo” la de la fortaleza, sino alguna otra que existiría y serviría de entrada al pueblo, eso sí, muy cerca del castillo. Sin duda el conde no querría tener cerca de su residencia la entrada de posibles enfermos, así que en el cabildo del 20 de agosto se ordena el cierre de esa puerta y en su lugar se abre la de la Calancha, a la cual se le pone un guarda para que vigile cuáles son las personas que entran y salen del pueblo. La casa del presbítero, que estaba en la “plaza del palacio” (seguramente se refiere a la actual Plaza del Castillo) había quedado fuera de la cerca por lo que se ordenó levantar una tapia para que dicha casa quedara dentro.

En aquella época eran muy frecuentes los brotes de peste, de hecho hubo varios durante el siglo XVII, la medida más común era cercar los pueblos que carecían de murallas como el nuestro, y dejar algunas puertas para controlar la circulación de personas. Un pueblo pequeño y pobre, como era Villardompardo, no podía permitirse el lujo de levantar murallas de piedra, así que la cerca se reducía a unas tapias que cerraban las calles que daban al campo y se colocaban puertas en ellas, las tapias de los corrales que daban a las afueras servían asimismo de cerca, y se penalizaba a los vecinos que permitían el paso de personas forasteras saltando las paredes de dichas casas.

En el cabildo del 19 de Septiembre se ordena la reparación del camino que va a la villa de Escañuela por encontrarse intransitable debido a los atascaderos, sobre todo por la pasada del salado, así que se decide “adobar “ (arreglar) dicho camino en el tramo que va desde el arroyo de las Pilas (posiblemente se refiera al arroyo la Maestra) hasta el término de Escañuela y que se aderecen las pasadas del Salado repartiendo peones entre los vecinos. En los archivos de esta época se hacen muchas referencias a los problemas causados por las lluvias en los caminos y en el salado.
Me ha extrañado que se hable de la pasada del salado para ir a Escañuela, tal vez se utilizara el camino del Conde para ir al pueblo vecino en lugar de la carretera actual.

El 1 de noviembre se hace mención por primera vez a un maestro de primera enseñanza. Se nombra a Diego González Hidalgo por ser hombre ”hábil y de buena pluma” para que enseñe a leer y escribir a los hijos de los vecinos de la villa. El cabildo acuerda pagarle 100 realas anuales que se les abonarían de forma repartida cada cuatro meses (ya sabéis quién fue el primer maestro de Villardompardo).

En Diciembre de 1600 vuelve a haber problemas con los puentes del Salado y del Tarahal y se ordena su arreglo. El puente del tarahal, después de consultar algunas fuentes, he llagado a la conclusión de que era el puente “Del Villar” el de la fábrica vieja (foto del margen). En aquella época no era de piedra como el que conocemos actualmente que se construyó en el siglo XIX, para evitar precisamente los problemas con las riadas.

Algo muy curioso que ocurre en este mes es la compra de dos casas en la plaza para hacer las “casas del Cabildo” (el ayuntamiento), la Cárcel y el Pósito. El Conde ofreció cuatro rollizos (palos) muy apropiados para la obra.

El cabildo (ayuntamiento) y la cárcel ocupaban el mismo solar que en la actualidad y el Pósito ocupaba el mismo lugar que el actual edificio de usos múltiples (consultorio). Ya veremos en otros capítulos como el ayuntamiento sufre continuas reformas por encontrarse en mal estado o por diferentes derrumbes, por ejemplo, alrededor de 1750 se encontraba sin tejados.

En enero de 1601 se había sacado piedra de la “Hoya Marta y Cantero, junto a San Sebastian” (no he podido averiguar dónde está ese lugar) y mandaron que dicha piedra se trajera a la plaza de la villa y se subaste la obra de la casa consistorial para que la hiciera el que más bajo pujara.

El 23 de Noviembre de ese mismo año se hace referencia al fallecimiento de Doña Isabel Osorio de Carvajal, esposa del Conde de aquel momento, D. Juan de Torres y Portugal, se acuerda en el cabildo de ese mismo día se hicieran las diligencias necesarias para disponer sus exequias en la iglesia parroquial de esta villa.

No se hace referencia a que Doña Isabel fuera enterrada en Villardompardo, tal vez se trate de un funeral hecho en la iglesia del pueblo, pero no de cuerpo presente. El nueve de diciembre se tiene noticia de un nuevo brote de peste en Córdoba por lo que se toman todas las medidas oportunas. Aunque el pueblo ya estaba cercado, se ordena el cierre de algunos portillos que se habían hecho para la salida y entrada de gente.

En muchos cabildos de principios de este siglo encontramos la firma del conde, que lo hacía como “Conde del Villar” (foto del margen) no como D. Juan de Torres y Portugal, tras su muerte no se observa ninguna firma de sus descendientes. Por ello debemos entender que debería presidir muchos cabildos y tal vez fueran muy frecuentes las estancias en el castillo, cosa que no harían sus descendientes.


En los cabildos de 1602 no se toman acuerdos importantes o que nos llamen la atención, sólo se nombran algunos cargos como el de alguacil menor, a Alonso González Lombardo, nombrado directamente por el conde. Otro nombramiento era el de “Cogedor de la Bula de la Santa Cruzada”. La bula era un impreso de origen pontificial (papal) y que todos los años era vendido a los habitantes del pueblo que lo deseaban, la compra de la bula ayudaba a la obtención de la Gracia Divina, es decir, comprando la bula era más fácil conseguir la vida eterna cerca de Dios. Todos los años se nombraba a una persona del pueblo para vender la bula, el dinero recaudado era enviado a la diócesis para ser utilizado en la evangelización de los indios de América.

Otro cargo era el de “Veedor de los panes del campo” que se dedicaba a revisar las tierras que se habían sembrado de trigo, otro era el de guarda del ganado, etc.

Algo que sí nos llama la atención es un acuerdo por el que se fijan los salarios de las diferentes categorías profesionales en Villardompardo. Estos serían:

- Los gañanes de manijería ganarían doce reales al mes y no más.
- Los que araren a jornal han de ganar un real cada día y no más.
- Las demás personas que fueran a hacer otros trabajos como cavar, escardar u otra cosa, desde mediados de septiembre hasta mediados de marzo, ganarán real y medio cada día, y a partir de esta fecha hasta mediados de junio ganarán dos reales diarios, y desde mediados de junio hasta mediados de septiembre ganarán tres reales al día y no más.
- Desde mediados de junio hasta mediados de septiembre, los salarios para otras profesiones y categorías fueron los siguientes:
- El carretero, catorce ducados y no más (no se especifica si es al mes o toda la temporada de tres meses)
- Los mozos menores de 16 años ganarán tres ducados por toda la temporada y no más.
- Los maestros de almiares tres reales cada día.
- La persona que “trujere” un par de mulas desde mediados de septiembre hasta mediados de junio, ganará 16 reales cada mes.
- El maestro de albañil o yesería, dos reales y medio cada día y de comer.
- El cirujano Miguel Lombardo debería llevar por cada sangría seca medio real, y la de agua un real. Por cada ventosa sajada, medio real y por cada ventosa cerrada un cuarto. Por sacar cada quijar (muela o dientes) medio real. Además de todo ello el ayuntamiento le pagaba su salario anual. ¡Lo que deberían doler todas esas cosas sin anestesia! Y encima se le pagaba.

●Equivalencia monetaria: un ducado valía once reales de vellón, y un real de vellón equivalía a treinta y cuatro maravedís, y para entendernos, un real de vellón equivalía a veinticinco céntimos de peseta. Y una peseta a menos de un céntimo de Euro. Si trasladásemos aquellos sueldos a la moneda actual serían auténticas miserias, por ejemplo, un sueldo diario de tres reales de vellón seria algo menos de medio céntimo de Euro, pero claro, estamos hablando de hace cuatro siglos.


Pasamos directamente a 1606, así que hay un salto de cuatro años en las actas capitulares, cuatro años en los que no sabemos nada de lo que pasaba en el pueblo. A partir de esta fecha no vemos la firma del Conde de Villardompardo en las actas capitulares.

El primer acuerdo al que se llega en este año fue una serie de normas que dio el mismo conde para que los caudales del pósito de las villas de Villardompardo y Escañuela estuvieran bien gobernadas. También se da la orden para que se reparase una pequeña casa cerca del corral del concejo ya que era inhabitable.

Se fija el salario del pregonero en 12 ducados anuales, es decir, más que al maestro porque al transformar el sueldo a reales resulta que el maestro cobraba 100 reales y el pregonero 132.
En este mismo año vino al pueblo una compañía del ejército capitaneada por el Capitán Escobar, el concejo tuvo que pagar los gastos de cebada que consumieron las cabalgaduras y que ascendió a doce reales por la fanega y media que comieron.

En aquella época también era muy importante medir el tiempo. Había un reloj, supongo que en la torre de la iglesia, que había que cuidar y tañer (tocar) a la hora de la queda. Se nombró al sacristán Alonso Guijosa para cuidarlo. Su salario quedó fijado en 12 ducados anuales por su cuidado y 3 ducados por tocar en la queda.

También se acordó pagar al sacristán 19 reales que se le debían por las fiestas que el concejo organizó en honor de San Roque y de San Cosme y San Damián. Estos festejos se realizaban todos los años por promesa del Concejo, está claro que las de San Cosme y San Damián terminaron desapareciendo de Villardompardo pero no en Torredonjimeno donde aún se celebran. Hasta ahora no he podido encontrar ninguna referencia a las fiestas patronales en honor a San Francisco de Asís y la Virgen del Rosario, seguramente se instauraron más tarde.
En este mismo año vinieron unos hombres de Arjonilla para ver si era posible fabricar tejas en esta villa, el concejo le pagó 17 reales por el gasto del viaje y manutención. No se hace referencia a si se montó el taller para la fabricación de tejas o no se hizo.

En el siguiente año de 1607 se toman pocos acuerdos de trascendencia. Además del nombramiento del cogedor de la Bula de la Santa Cruzada, como todos los años, se nombra al nuevo cirujano sangrador, cargo que recae en Miguel Lombardo y que cobrará 9 ducados anuales. También se nombra a Juan de Hoya como alcalde de la Santa Hermandad (recordemos que era una institución para guardar los caminos de maleantes) y a Bartolomé de Morillas (su firma al margen) como escribano de los cabildos del Villar y Escañuela. Desde que este señor entra a ocupar el cargo de escribano se aprecia una mejoría en la letra haciéndose mucho más legible.

En octubre de este año se decide repartir la tercera parte de los caudales del pósito entre los labradores de la villa para mejorar su situación.

En 1608 además del nombrar al cogedor de la bula y de obligar a Juan de Medina a tener bien abastecido el estanco del aceite, se hace mención a una gran sequía que se venía padeciendo desde hacía varios años por la cual muchas personas murieron de hambre, así que el cabildo acordó roturar parte de la Dehesa de la Carnicería, recordad que ocupaba la zona de Picayuelo (foto), Barrancón y Cerro la Zahúrda, y que se sortearan las parcelas entre los habitantes que las puedan labrar bien. También se pidió al señor conde que hiciera la merced de ayudar con 28 ducados de sus propios y rentas para guardar los ganados concejiles debido a la pobreza que este concejo tenía.

También se llegó a un acuerdo para mantener al pueblo abastecido de carne.

En 1609 hay muy poco que destacar, sólo el recibimiento de Juan López, vecino de Archidona, que desempeñará el oficio de pregonero.

En 1610 el Señor Conde prohíbe a los oficiales del concejo otorguen vecindad a las personas de otros pueblos que lo soliciten a no ser que sea con su consentimiento. Este año entra a formar parte del vecindario de nuestro pueblo D. Juan Galán Cañadilla del Castillo Locubín cuyo fiador fue Pedro Hernández Armenteros (el fiador era la persona que se hacía responsable del nuevo vecino dando garantías de su buena reputación).

En el cabildo del 21 de Marzo de 1612 se comunica la muerte del Señor Conde D. Juan de Torres y Portugal (II Conde de Villardompardo) por lo que su hijo también llamado como él (recordemos que en algunos documentos viene como D. Juan Antonio de Torres y Portugal y Suárez de Mendoza) ordenó al cabildo que se saquen lutos por la muerte de su padre.

Luego, hay un par de cabildos más, uno del 20 de Agosto en el se recibió como vecino a Lázaro Sánchez y otro el 14 de octubre en el que se nombra al nuevo alcalde ordinario, regidores y alguacil mayor. Como curiosidad diré que entre los cargos más importantes del ayuntamiento de aquella época, abundaban mucho apellidos como: Moya, Molina, Soto y Armenteros (algunos de ellos ya no existen en el pueblo, otros aún siguen siendo abundantes).

A partir de aquí hay un enorme salto en las actas capitulares ya que la siguiente está fechada en 1674, es decir hay un salto de 64 años en los que no sabemos nada de lo que ocurrió en nuestro pueblo.
La falta de actas capitulares se podría deber a dos motivos: el primero sería simplemente la pérdida de las actas después de tantos años, y el segundo motivo podría ser la dejadez de aquella época, ya que resulta extraño que justo después de la muerte del II Conde de Villardompardo dejen de redactarse, debemos recordar que el III Conde vivía en Madrid y se desvinculó bastante de nuestro pueblo, no asistiendo a los cabildos, con lo cual se relajaron los deberes de los funcionarios del ayuntamiento. Por otro lado, las actas vuelven a redactarse cuando se hace obligatorio el papel sellado. Como se puede observar en la foto de arriba, el papel sellado era un folio con un encabezamiento ya impreso en el que se refleja el año, además había que pagarlo (arriba pone el precio) era algo parecido al papel del estado que utilizamos en la actualidad. El uso del papel sellado tenía dos fines: el primero darle oficialidad al documento que aparecía escrito en él y el segundo, mucho más importante, era una forma de recaudar impuestos para la maltrecha corona española.

En el próximo capítulo acabaremos con el siglo XVII y comenzaremos con el XVIII donde hay muchísima información de nuestro pueblo, gracias al Catastro del Marqués de la Ensenada.

CONTINUARÁ

Fuentes consultadas:

● Archivos Municipales (caja 507) :Actas Capitulares originales.
● Extractos de las Actas Capitulares, transcritas por D. Mariano Sáez Gámez.
● Algunas páginas de Internet sobre Historia de España.
● Algunas personas mayores del pueblo, que son los que más saben.
● Fotos del autor, excepto la del pilar con los mulos bebiendo agua, cedida por Mª Pepa Gómez.


Carlos Ramírez Perea
Copyright Carlos Ramírez Perea 2010.

sábado, 13 de marzo de 2010

Calvaches en la América del siglo XVI


En el Archivo General de Indias sito en la ciudad de Sevilla (España) nos encontramos a dos Diego Calvache (o Calbache) que vivieron en el siglo XVI y que viajaron a América.
El primero aparece en un documento fechado en 1535 y es una Real Cédula a los Oficiales de la Casa de la Contratación para que restituyan a Diego Calvache los tres esclavos indios que trajo de Guatemala con licencia del gobernador de aquella provincia.
(ES.41091.AGI/1.16403.15.2028//INDIFERENTE,1961,L.3,F.232V).
El segundo, de 1578, aparece en el Catálogo de pasajeros a Indias, volumen 6, y dice: Diego de Calbache, natural de Sevilla, soltero, hijo de Melchor de Calvache y de Isabel Núñez, viaja a Nueva Galicia como criado del doctor Juan de Pareja.
(ES.41091.AGI/1.16419//PASAJEROS,L.6,E.742)
¿Será alguno de estos dos el Diego Calvache que aparece en el libro “El carnero” de Juan Rodríguez Freyle?
Saludos.