jueves, 28 de septiembre de 2017







CAPÍTULO XIV:  DURANTE EL REINADO DE FERNANDO VII

A pesar de la persecución de los liberales en el Sexenio Absolutista, se sucedieron durante ese periodo, diversos pronunciamientos militares protagonizados por algunos sectores militares partidarios de la Constitución de 1812. Todos terminaron en fracaso, excepto el encabezado por Rafael de Riego (foto) el 1 de enero de 1820 en Las Cabezas de San Juan (Sevilla). Riego proclamó de nuevo la Constitución y varias ciudades como A Coruña o Barcelona se unieron a la insurrección. Fernando VII, viéndose perdido, pronuncia esta frase sin ninguna convicción: “Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional”. Este periodo durará hasta 1823 y será conocido como “El Trienio Liberal”. Durante esta fase se pondrá en práctica una política moderada, y se intentará llevar a cabo los principios de la Constitución de 1812: libertad de prensa, derechos individuales, derecho al voto…
Los absolutistas no cesaban de conspirar contra el régimen liberal, el mismo Fernando VII envió emisarios para solicitar ayuda a algunos países europeos antiliberales. En 1822 había zonas de Cataluña, País Vasco, Navarra, Galicia y Valencia, donde existían grupos absolutistas que acosaban militarmente a las tropas constitucionales. Al final, estos grupos (unos 35000 hombres), junto con 60000 soldados franceses (Cien Mil Hijos de San Luis) entran en el país acabando con el Gobierno Liberal. Esta última experiencia constitucional acabó en Abril de 1823.
A partir de aquí comienza la última fase del reinado de Fernando VII que durará hasta su muerte, acaecida en 1833. Este periodo será conocido como “Década Absolutista” o “Década Ominosa”. Son abolidas todas las libertades, muchos liberales fueron ejecutados y otros se exiliaron. En 1830 Fernando VII tuvo por fin descendencia; su hija Isabel, fruto de su cuarto matrimonio con María Cristina de las Dos Sicilias. Según la Ley Sálica de 1713, las mujeres no podían reinar, así que el sucesor legal a la Corona era el hermano del rey Carlos María Isidro. Fernando VII cambia la ley antes de morir para asegurar el trono a su hija, la futura Isabel II. Tras la muerte del rey, su esposa Maria Cristina ocupará la regencia hasta la mayoría de edad de Isabel, pero los partidarios del infante Carlos María, no aceptan el testamento de Fernando VII comenzando en 1833 la I Guerra Carlista.

REPARTO DE LA “DEHESA RASA” ENTRE EL VECINDARIO.

Este apartado se debería haber incluído en el capítulo anterior, pero el documento se descubrió sólo unos días después de ser publicado y fue imposible, así que lo trataremos en este capítulo.
La “Dehesa Rasa” se extendía al Sur de Villardompardo. Para que nos hagamos una idea de su ubicación nos situaremos en San Roque, subimos al Gatunar y nos dirigimos en línea recta hacia Las Pilas, Santa Gema y Los Montecillos. Llegamos a los primeros olivos de los estacares y seguimos la línea del término con Torredonjimeno dirigiéndonos hasta el Cerro Gordo y llegamos al Salado. Bajamos por el arroyo hasta la Huerta Salada, y desde aquí trazamos una línea imaginaria enlazando

de nuevo con San Roque (superficie recuadrada de amarillo en la foto). Este espacio descrito sería más o menos la “Dehesa Rasa”. Era una dehesa boyal dedicada al pasto de los bueyes desde hacía siglos.
En 1818, un Real Privilegio de su Majestad y del Real y Supremo Consejo de Castilla, concede el beneficio de roturar, parcelar y sortear las 150 fanegas de la Dehesa “Rasa” pertenecientes a Propios (Ayuntamiento de Villardompardo). Su finalidad era acabar con la necesidad que padecía el vecindario, ya que era muy poca la tierra cultivable y disponible para los habitantes del pueblo, y mucha la destinada al pasto para el ganado.
Es la primera vez en la historia del municipio que un terreno comunal se reparte en propiedad al vecindario, rompiendo de alguna forma las estructuras medievales que poseía hasta entonces, de ahí la importancia del documento.
El 13 de febrero de 1817 (año de mucha necesidad) Francisco de Medina, Síndico Personero, fue quien presentó la petición, y el 26 de agosto de 1818 se concede la cesión de la dehesa a los vecinos del pueblo. Las condiciones fueron las siguientes:
- El valor total del terreno se estimó en 30.000 reales.
- La dehesa se dividiría en “suertes” de una fanega, que serían clasificadas por calidades (de 1ª,2ª y 3ª) y que se repartirían por sorteo entre los vecinos que lo solicitasen, siempre que fuesen del municipio.
- Cada vecino que recibiera una suerte a “Censo Enfiteutico” (para siempre) debería pagar anualmente el 3% del valor que se estipulase a cada fanega según su calidad.
- Un vecino podría vender o permutar la suerte  que le había tocado, siempre que fuese a otra persona del pueblo.
- Si un vecino, en el plazo de 4 años, no la había sembrado de olivos o viñedos, o no la tenía cultivada en condiciones, el ayuntamiento la podría traspasar a otro vecino.
Para el 14 de septiembre de 1818, Julián Becerra y Juan de Cuenca, nombrados “peritos inteligentes” por el ayuntamiento del pueblo, ya habían dividido la Dehesa en suertes de una fanega. También estimaron la calidad de cada una y su valor; desde luego hicieron un buen trabajo. Seguidamente se procedió al sorteo entre todos los que habían querido participar, que fueron 118 vecinos de los 139 que tenía el municipio (cabezas de familia). Se dice literalmente que el sorteo se hizo como “quintas de soldado”
La Dehesa se dividió en trances, y cada trance en fanegas con distintas calidades. Muchos nombres de lugares del campo que se citan aquí aún se conservan, otros como la Hoya Marta (vaguada de las alcantarillas) o Arroyo del Espinarejo (arroyo de las Quebradas) casi se han perdido. No debéis confundir este reparto de la Dehesa Rasa con el reparto del Monte, que también se hizo en suertes pero bastantes años después.
Toda la parcelación queda resumida en el siguiente cuadro:

TRANCE Y SU UBICACIÓN
Nº DE FANEGAS DE 1ª CALIDAD
Nº DE FANEGAS DE 2ª CALIDAD
Nº DE FANEGAS DE 3ª CALIDAD
TOTAL DE FANEGAS
Desde San Roque a los estacares de S.E. (su excelencia, se refiere al Conde del Vill)
6
6
15
27
Desde los dos caminos de los estacares y molino hasta los estacares de S.E.
8
0
2
10
Desde la Hoya Marta y discurre entre los caminos del Molino y Torredonjimeno.
31
1
0
32
Desde la encina del Pilar Nuevo y va dando la vuelta hasta el Cerro Molino.
8
7
1
16
Trance del Cerro Molino.
3
0
1
4
Desde el camino de Torredonjim. y cuesta del Molino hasta la salinilla y arroyo.
8
0
0
8
Desde lo alto de la cuesta del Pilar Nuevo hasta el arroyo del Espinarejo
7
2
1
10
Desde el Pilarillo del Camino Jaén hasta la Salinilla
3
6
4
13
Desde el Ejido contra los ¿Silos? y arroyo del Espinarejo
9
0
0
9
Desde el Cerro Calera hasta las canteras de San Roque
6
2
0
8
Desde por encima de San Roque y Gatunar hasta olivos de Francisco de la Cruz
0
1
2
3
Trance la Peña Gorda y retazos de los Silos
Cuatro cuerdas y ocho celemines, no se dice nada de calidades.
Desde lo alto de la semilla hasta la presa del Molino (Trance del Cerro Gordo)
0
0
9
9
Desde debajo de la semilla hasta el arroyón de la vegueta del Molino.
0
0
5
5

Los participantes en el sorteo podían conseguir las tierras de dos maneras:
Por sorteo: a todos los vecinos que quisieron participar en el mismo, los 118 que ya hemos dicho, les correspondieron por sorteo una fanega de tierra (68 personas consiguieron sólo esa fanega), aunque  hubo tres excepciones: a uno le tocó sólo 8 celemines y a dos les tocaron dos fanegas (supongo que serían de peor calidad).
Por adjudicación: como después del sorteo sobraron fanegas, el ayuntamiento adjudicó parcelas a las personas más “beneméritas” del pueblo, es decir, a aquellas de cierta importancia en el municipio, que no eran precisamente los que más las necesitaban. Hubo 21 personas que consiguieron en total una cuerda y algunos celemines de más, 15 personas consiguieron dos cuerdas, 11 vecinos se hicieron con dos cuerdas y algunos celemines de más, y 2 personas consiguieron tres cuerdas.
En total se repartieron 159 fanegas y no las 150 que se decía en el Real Privilegio.
Como hemos dicho, las tierras acumuladas por sorteo o por adjudicación, deberían pagar anualmente al ayuntamiento el 3% de su valor estipulado. No todos los vecinos pagarían la misma cantidad, todo dependía del volumen de tierra acumulado y la calidad de la misma. En casi todos los casos esa renta oscilaba entre los 4 y 14 reales anuales.
Hubo vecinos que permutaron su suerte con otros, y algunos, con dinero disponible, se dedicaron a comprar suertes a los que estaban dispuestos a vender, acumulando varias fanegas en una sola mano. De todas formas, lo más común fue que cada uno se conformara con su suerte. Hay un listado muy preciso con el nombre de cada vecino, la suerte que le había tocado y la parcela que se le había adjudicado (en algunos casos), con su ubicación, calidad y renta que debería pagar al ayuntamiento…un trabajo de “chinos” y un valioso documento.



En la foto tenéis el caso de Juan Vicente Armenteros, que le tocó una fanega y le adjudicaron tres celemines más, en total pagaría 4 reales anuales al ayuntamiento.

VILLARDOMPARDO DURANTE EL TRIENIO LIBERAL 1820-1823

Comenzamos en Marzo de 1820, cuando culmina el golpe de estado del General Riego y comienza el Trienio Liberal. En este periodo entra de nuevo en vigor la Constitución de 1812. Anteriormente, en enero de ese mismo año,  la Chancillería de Granada ya había nombrado a todos los cargos concejiles de Villardompardo. Como dijimos en el capítulo anterior, durante todo este año sólo aparece el Acta Capitular del nombramiento de los cargos concejiles y otra que trata sobre el abastecimiento del pan en la localidad. Seguidamente tenemos bastantes páginas en blanco hasta llegar a 1821. Pero en las actas de 1826 aparece una copia de las de 1820 sobre el cese de los alcaldes nombrados en enero y la nueva elección  de los cargos Constitucionales. Esta elección  se llevó a cabo el 21 de marzo de1820 en la Iglesia Parroquial, pero fue declarada nula por las autoridades de Jaén ya que no cumplía con muchos requisitos, el más grave fue que votaron todos los vecinos que quisieron y no sólo los que tenían derecho de Ciudadano, además de otras deficiencias.
Las autoridades de Villardompardo fueron informadas sobre el proceso de nombramiento de los cargos concejiles. Dicho nombramiento se basaba en el Decreto CLXIII del 23 de mayo de 1812, que emanaba de la Constitución. El decreto ordenaba lo siguiente: “los ayuntamientos constitucionales de aquellos pueblos con menos de 200 vecinos deberían estar constituidos por un alcalde, dos regidores y un procurador síndico”. La forma de nombrarlos sería la siguiente: las personas con derecho de “ciudadano” deberían nombrar a nueve electores, y posteriormente estos nueve nombrarían a los cuatro cargos del ayuntamiento.
Así que el 2 de Abril de 1820 se reúne el alcalde, D. Bernardo José Armenteros Peramo, con un abogado de Arjona como asesor, y tras el toque de campana de la torre se lleva a cabo la nueva elección en la Iglesia del Pueblo. El número de ciudadanos que votaron fue de 31 y de ahí salieron 9 electores. Estos nueve nombraron como alcalde a Juan de Murcia, Regidores: Juan de la Cámara y Francisco Fernández y Síndico Procurador a Antonio Alcalá. Todos juraron sus cargos y la Constitución de 1812.

TODO EL PUEBLO JURA LA CONSTITUCIÓN DE 1812

Según una Real Orden de su Majestad, el día 30 de Abril de 1820, todos los vecinos de Villardompardo deberían asistir a una ceremonia en la iglesia y en la plaza pública para jurar la Constitución de 1812. Primero tenían que asistir a la misa primera celebrada a las 7 de la mañana (9 de ahora) posteriormente saldrían a la plaza donde se les leería la Real Orden y seguidamente jurarían, con toda solemnidad y manifestando que lo hacían con buena voluntad, la Constitución. Por último volverían a entrar en el templo para celebrar una “Fiesta-Iglesia” donde la jurarían de nuevo. Al decir vecinos supongo que se refiere a los cabeza de familia y no a todos los habitantes, ya que serían unos 600 y  lógicamente no cabrían en la iglesia.
Tan solo tres años más tarde todos renunciarían a la Constitución de 1812, e incluso serían perseguidos todos los que la apoyaban.
En diciembre de este mismo año se celebraría el proceso de elección de cargos concejiles para 1821. Sería el mismo que hemos descrito para 1820, pero esta vez votaron 32 ciudadanos. Seguidamente hablamos de su resultado.

AÑO DE 1821

Comenzamos el 2 de enero de ese año. Ya empieza a hablarse de “Ayuntamiento Constitucional”. Lo primero que aparece es el nombramiento de los cargos concejiles para ese año. El resultado final de la votación de diciembre de 1820 fue:
- Alcalde Constitucional: Francisco Medina.
- Regidores: Juan de la Cámara y Julián Becerra.
- Síndico Procurador: José Domínguez.
Estas cuatro personas se volvieron a reunir para nombrar la gran cantidad de cargos que había en el municipio: Junta de Propios, del Pósito, Alguacil Mayor….
El 26 de Junio de 1821, el que había sido secretario del ayuntamiento y del pósito durante varios años, Bernardo José Armenteros Peramo, presenta su renuncia por “falta de salud”, pide que la acepten y que nombren a otra persona adecuada para el cargo. Ese mismo día el ayuntamiento acepta la renuncia.
El día siguiente, 27 de Junio, su hijo Manuel José Armenteros de Oca, presenta en el ayuntamiento la solicitud para ocupar el cargo vacante que había dejado el padre. El consistorio la acepta sin pensárselo, y Manuel José ocupará desde ahora la secretaría del ayuntamiento y del Pósito Nacional.
El 20 de Julio, Rafael de Iturriaga, vecino del Berrueco, pide vecindad en Villardompardo comprometiéndose a pagar los impuestos que le corresponda. Ese mismo día se le concede la vecindad.
El 16 de Agosto se recibe una orden por la que había que pagar, entre todo el país, 100 millones de Reales de Contribución. El 20 de Septiembre se comunica desde Jaén la cantidad que le correspondía a este pueblo. En Villardompardo se decide sacar ese dinero (no se dice cuánto) aplicando un impuesto sobre cinco artículos de consumo: vino, vinagre, aguardiente, aceite y carne. No se dice nada más del asunto.
El 24 de Noviembre de 1821 comienza el largo proceso para nombrar los cargos concejiles para 1822, en este caso viene muy bien descrito:
- El primer domingo de Diciembre, a las 9 de la mañana (las 11 de nuestro horario actual de verano), se reunirían en la iglesia parroquial todos los vecinos con derecho de ciudadanía, previamente se tocarían las campanas.
- Ese mismo día, cada ciudadano nombraría un grupo de nueve electores. En total votaron 24 ciudadanos, eso no quiere decir que no hubiese más personas con ese derecho.
- Una vez acabada la votación, se llamó a todos los vecinos que esperaban en la puerta de la iglesia para que entraran y fueran testigos del escrutinio. Después de contar los votos, los electores ganadores fueron: Julián Becerra, D. Ildefonso de Murcia, Juan de Cuenca, Antonio de Murcia, Juan de Murcia, Bernardo J. Armenteros Peramo, Juan de Moya, D. Miguel Jerónimo Ruiz (cura) y Bernardo Armenteros de Oca.
- Estas nueve personas se volvieron a reunir el 8 de Diciembre en el ayuntamiento para nombrar definitivamente a un Alcalde: Bernardo J. Armenteros Peramo (7 votos, y eso que había renunciado a la secretaría del ayuntamiento por falta de salud), un Regidor: Juan Gay de Oca (8 votos), el otro regidor se mantenía del año anterior, y un Síndico Procurador: Juan de Cuenca (8 votos)

AÑO DE 1822

El 2 de Enero, todos los nombrados en Diciembre ocupan y juran sus cargos. Se describe el juramento como alcalde de Bernardo José: “se sienta en el sillón con la vara de mando y jura ejercer con rectitud la alcaldía de Villardompardo”. Ya era un hombre muy mayor para esa época, iba a cumplir 62 años. No hay nada más en todo ese año.

AÑO DE 1823, UN AÑO DE GRANDES CAMBIOS

 No sabemos los cargos constitucionales del ayuntamiento nombrados para este año de 1823. De todas formas, poco tiempo le quedaba al Trienio Liberal, ya que en Abril entran los Cien Mil Hijos de San Luis acabando con este periodo y comenzando una década absolutista, donde se persigue a los liberales y no faltan ejecuciones históricas como la de Mariana Pineda en Granada o los fusilamientos de Torrijos (foto) en Málaga. Da comienzo la Década Absolutista o también llamada Ominosa.

DÉCADA OMINOSA 1823-1833

Lo primero que aparece en los archivos del ayuntamiento, es una circular impresa da la Junta Provisional de Gobierno de España y las Indias, con fecha del 29 de Junio de 1823 firmada por Agustín de Uribe. En ella se dan las instrucciones para cesar inmediatamente a todos los cargos concejiles constitucionales de todos los ayuntamientos, y colocar en su lugar los cargos que había antes del 1 de Marzo de 1820 (antes del Trienio Liberal) y que no hubiesen mostrado adhesión con el Régimen Constitucional (recordemos que todos habían jurado la Constitución)
El 2 de Julio de 1823 se ponen manos a la obra en el ayuntamiento de Villardompardo mirando las actas de 1820 para ver quiénes ocupaban los cargos en aquel año. A las 8 de la mañana (10 de la mañana en el actual horario de verano) se citan a las personas que ocuparon aquellos puestos. Estos fueron: Bernardo José Armenteros Peramo (ya con 63 años) y Juan de Murcia para ocupar los cargos de Alcaldes Ordinarios; Alonso Gay, Juan de la Cámara y Luis de Torres como Regidores; Juan Béjar y Patricio Fernández como Diputados de Abastos y Gaspar de Domingo y Pereda como Síndico del Común. Posteriormente se avisó al Prior de la iglesia para que repicara las campanas y se cantara un solemne Te Deum en acción de gracias. El 3 de Julio todos toman juramento del cargo y se celebra la ceremonia de toma de posesión.
El 6 de Julio se nombran todos los demás cargos y se reelige a Manuel José Armenteros como secretario por su “hombría de bien”.
Ese mismo día 6 de Julio, se decide nombrar a José de Rísquez y Patricio Medina como panaderos del pueblo. El regidor puso el precio del pan: “si la fanega de trigo estaba a 50 reales, el precio del pan de dos libras (1 libra son 460 gramos) se vendería a un real, si el precio del trigo subía o bajaba, el del pan también lo haría proporcionalmente”. El regidor igualmente impuso los precios (posturas) del vino, vinagre, aguardiente, aceite y carne.
En Septiembre de ese mismo año, el ayuntamiento del pueblo sufre de nuevo un tremendo cambio. Una Orden del 21 de Agosto prohíbe terminantemente que las personas que habían ocupado cargos en el ayuntamiento durante el Periodo Constitucional, no podrían hacerlo en este nuevo periodo. Así que Bernardo José Armenteros, Juan de Murcia (alcaldes), y Juan de la Cámara (regidor) no podrían ocupar sus puestos por haberlo hecho en aquella etapa. Los oficios de Alcaldes Ordinarios los ocuparían Alonso Gay y Luis de Torres, personas que no mostraron adhesión al Régimen Constitucional y no tenían “tacha” alguna.
Para buscar a los regidores habría que echar mano a los que fueron en 1819 o 1818 y que tampoco hubieran dado muestras de adhesión al Periodo Constitucional y sin “tacha” alguna. De 1819 encontraron a Lázaro de Zafra y Manuel de Oca Cárdenas, y de 1818 a Bonoso de Amor, los tres serían los Regidores. Todos toman posesión de sus cargos el 3 de Septiembre.
El 6 de Septiembre todo da un nuevo giro, se ordena que el primer alcalde debe de ser el mismo que lo fue en 1819: Lázaro de Zafra, y el segundo alcalde el que lo fue en 1818: Bonoso de Amor, y los demás que hemos nombrado pasarían a ser Regidores.
Como Fiel de Fechos se vuelve a nombrar a Manuel José de Armenteros, como depositario clavero a Juan Antonio Gómez, como Apreciador del Campo a Juan de Dios Gay, como Receptor de la Santa Bula a Manuel de Moya y Procuradores de Pleitos a José de Águila y Luis Valero, todos vecinos de Villardompardo y sin “tacha” alguna.
Durante este año hubo en total cuatro cambios de alcaldes ordinarios…las cosas de FernandoVII
A finales de Agosto, Pedro María Urbano, vecino de Doña Mencía y abastecedor del vino, vinagre y aguardiente en Villardompardo, presenta un escrito en el ayuntamiento pidiendo que se le permita una subida de estos productos porque apenas ganaba dinero, ya que debido a la mala cosecha y a la presencia de las tropas francesas (Cien Mil Hijos de San Luis) el precio en origen había subido mucho. El ayuntamiento comprendió la situación de este señor y permitió una subida de dos cuartos el aguardiente, que se vendería a 16 cuartos* el cuartillo*, y otros dos el vino, que se vendería a 7 cuartos el cuartillo. Así se subsanó la pérdida del abastecedor.
*Un cuarto equivalía a cuatro maravedís o también podríamos decir que un Real tenía ocho cuartos y medio, el sistema monetario era muy complicado al no ser decimal. El cuarto era la unidad utilizada para comprar los productos de primera necesidad (en la foto moneda de 6 cuartos del trienio liberal)
*Un Cuartillo era una unidad de capacidad de algo más de medio litro (0,512 litros)
El hecho de que las personas que ocuparon cargos en la etapa constitucional no lo pudieran hacer en esta nueva etapa, tuvo sus consecuencias,  y es que los nuevos ocupantes no eran personas muy aptas para gobernar el consistorio, ya que ninguno sabía leer ni escribir, sólo Luis de Torres firmaba a duras penas. Por ello tuvieron que buscar a otras personas de confianza, pero ajenos al ayuntamiento, para recaudar los impuestos. Estos fueron: Juan Nepomuceno Ortega y Antonio Ximénez.
El 1 de Diciembre se ordena desde la Real Chancillería de Granada, que se propongan por duplicado todos los cargos concejiles para el año de 1824. El ayuntamiento lo hizo y lo envió, pero parece ser que no sirvió de nada porque en el nuevo año gobernaron los mismos que en 1823.

1824, AÑO DE GRAN NECESIDAD

En Mayo de 1824, Villardompardo pasaba por una situación angustiosa. El pueblo llevaba tres días sin pan y el ayuntamiento temía una sublevación del vecindario. Los dos panaderos buscaron trigo en Jaén, Martos, Torredonjimeno y Arjona, pero los ayuntamientos de esos pueblos prohibieron la salida de grano por la mala cosecha. La única solución posible fue sacar el poco trigo que quedaba en el Pósito y en la Tercia de Villardompardo, para ser molido en las panaderías y convertirlo en harina. Bonoso de Amor (uno de los alcaldes) se encargaría de sacar poco a poco el trigo y de velar por un reparto equitativo del pan entre los vecinos.
Para colmo de males, el 22 de Julio de 1824, se presenta en el ayuntamiento el Tesorero General de esta provincia para exigir los 12 mil reales que este pueblo debía de Contribución, a pesar de la necesidad que estaba pasando la gente. Según este señor “había que sostener las Cargas del Estado”. Parece ser que se presentó en todos los pueblos del Partido Judicial. Fueron citados en el ayuntamiento todos aquellos vecinos que debían la contribución para que hicieran el pago, el mismo secretario del ayuntamiento los califica como “infelices vecinos”. Al mismo tiempo se le hace saber al señor tesorero que este pueblo le había suministrado a Martos una buena cantidad de trigo, cebada y carne y que por ello le debía más de dos mil reales. Se le dice al tesorero que haga el favor de cobrárselo a los marteños y se queden con el dinero en la tesorería de Jaén, para aminorar la deuda de Villardompardo.
A finales de Mayo, Rafael Iturriaga decide darse de baja en el Padrón de este pueblo  para trasladarse a vivir a Jaén, cerca de sus padres, tal vez huyendo de la necesidad que se vivía en Villardompardo. Antes pide al ayuntamiento un certificado donde se haga constar su buena conducta en los tres años que había vivido aquí y su “adhesión al Rey Nuestro Señor y a la causa del Altar” (Iglesia). Aquí tenemos un ejemplo directo del miedo a la represión contra los Liberales (Constitucionalistas) que se vivía en todos los lugares.
Rafael Iturriaga hubiese sido un importante candidato para ocupar cargos de responsabilidad en el ayuntamiento, ya que escribía y redactaba perfectamente. Pero no llegó a tener derecho de “ciudadano” por no haber residido en el pueblo un mínimo de cinco años, condición indispensable.
El 2 de Agosto de 1824 se presenta en Villardompardo el Oficial de Infantería D. Juan Pastor para informar al ayuntamiento sobre la organización de los Cuerpos de Voluntarios Realistas. Estos cuerpos estarían formados por hombres de 20 a 50 años y fieles al “Rey Nuestro Señor y al Altar”, en ningún momento abandonarían su hogar ni sus familias. Su función sería salvaguardar los intereses del rey en cada pueblo o ciudad. Los voluntarios tenían que demostrar su amor al Rey y a la religión, en caso contrario no se aceptaría su incorporación al Cuerpo de Voluntarios. El ayuntamiento se comprometió a sacar edictos y animar a los vecinos para que se apuntasen. Hablaremos de ello en 1825.
El 17 de septiembre se recibe un despacho del Señor Corregidor de Jaén, para que en cinco días se remita a la subdelegación una relación de las Cañadas Reales, los cordeles, descansaderos y abrevaderos de ganado de este término municipal y su jurisdicción, así como del paso de ganado trashumante por  él. También se pide información sobre el aprovechamiento de los terrenos comunales y si se ha roturado alguno para su reparto entre el vecindario. Desde el ayuntamiento se contesta que jamás se ha visto pasar ganado trashumante por su término pero sí hay un sitio llamado “La vereda” que son terrenos baldíos que jamás se han roturado, excepto un haza de cuatro fanegas que pertenece a propios y que se arrenda a algunos vecinos, con la condición de que si pasa ganado por la siembra, no tienen derecho a reclamar daños. También se dice algo muy
 interesante, y es que existía un Monte llamado “Dehesa de Yeguas” que fue repartido en suertes entre el vecindario en 1822, por orden del Gobierno Constitucional de ese año. Anteriormente, en 1820, también se repartieron seis o siete fanegas de terrenos de “Ruedo” (alrededores del pueblo) entre el vecindario.



No he encontrado ningún documento parecido al del reparto de la Dehesa Rasa, del que ya hemos hablado, pero supongo que las condiciones del sorteo y parcelación serían las mismas. Lo que no podemos especificar es el lugar exacto que se repartió, supongo que es parte del “Monte” pero no todo su superficie, porque en años siguientes se habla de esos terrenos como propiedad municipal.
El 13 de diciembre se reúnen los señores del ayuntamiento para proponer los cargos concejiles para 1825 y remitirlos a la Chancillería de Granada. Esta vez se envían tres propuestas y no dos como en años anteriores.


AÑO DE 1825

El treinta de enero de 1825 se presentó en el pueblo el Señor D. José Ortega, Capitán de Infantería y jefe organizador de los Cuerpos de Voluntarios Realistas. De todos los que se alistaron en el ayuntamiento de Villardompardo para formar dicho cuerpo, dos fueron expulsados sin decir el motivo
y dieciocho los seleccionados. De ellos fue nombrado comandante Gaspar Domingo y Pereda, Luis de Torres fue cabo primero y Patricio Fernández cabo segundo. Los quince restantes eran los voluntarios “rasos” (vienen sus nombres y apellidos). Recibirían instrucción en días festivos sin salir del pueblo y llevarían una insignia que los distinguiese. También era necesario recaudar fondos para dotar a los voluntarios de armas y uniforme, pero debido a la miseria del vecindario se aplazaría dicha recaudación hasta mejores tiempos. En la práctica lo que hacía este cuerpo era velar por el orden en los pueblos y en sus términos, y sobre todo vigilar y denunciar cualquier brote de liberalismo y constitucionalismo en sus municipios, así Fernando VII se aseguró la estabilidad absolutista hasta su muerte en 1833. Se calcula que en toda España el Cuerpo de Voluntarios Realistas estaría formado por 200.000 hombres. Tras la muerte del rey, muchos de ellos (los sectores más conservadores) se incorporaron a las filas del Carlismo en contra de Isabel II.
Hasta el 9 de Marzo de 1825 no se envía al ayuntamiento el nombramiento de los cargos concejiles desde la Real Chancillería de Granada. Estos fueron:
-Alcaldes Ordinarios: Juan Perea y Alonso Manuel García.
-Regidores: Manuel Moya, Fernando Moya y Juan Moya.
-Diputados: Juan de Dios Gay y Luis de Hijosa.
-Síndico del Común: Bernardo Armenteros y Oca.
-Alcaldes de Hermandad: Pedro Becerra y Pedro Béjar.
-Manuel José Armenteros y Oca continuará como secretario del ayuntamiento “por su buen carácter, instrucción y práctica”
El 25 de marzo tomaron posesión y juraron sus cargos, y el 27 se volvieron a reunir para nombrar todos los demás oficios que conocéis.
El 8 de Mayo siguen los problemas con el abastecimiento de pan, por no existir panaderos obligados a cocerlo (ya no se dice nada de escasez de trigo) así que el ayuntamiento nombró a Patricio Medina, Antonio de Murcia y Gaspar de Domingo como panaderos obligados durante este año.
El 1 de Octubre se reúnen en el ayuntamiento para nombrar los candidatos que cubrirán los cargos del consistorio para 1826. Se deja muy claro que deben ser personas que muestren “fidelidad y amor al Rey Nuestro Señor”. Estos cargos deberían ocupar su puesto el 1 de enero de 1826, de ahí que se haga con tanta antelación. Se proponen tres opciones para cada cargo, como en 1824, y  el 17 de octubre se envía la propuesta al Tribunal Superior de la Real Chancillería de Granada.

UNA ALTA TASA DE MORTALIDAD INFANTIL

Desde 1807 hasta 1825 (19 años) la media de fallecimientos por año en Villardompardo fue de 16,6 personas. Dentro de esa cifra, la media de niños fallecidos por año fue de 6,47 (el 39% del total). Si nos fijamos en la tabla, podremos comprobar como en los años que estamos tratando en este capítulo, el número de fallecidos no se desvía demasiado de la media, pero sí llama la atención las muertes infantiles, que superan ampliamente el 39% de esos 19 años.



 Fueron especialmente crueles 1823, 1824 y 1825, con más del 60% de fallecidos infantiles. No se dice absolutamente nada en las actas capitulares del ayuntamiento ni en las defunciones de la parroquia sobre este asunto. Pudo deberse a la escasez de trigo durante estos años, la falta de alimento afectó a los más pequeños. También podríamos manejar la posibilidad de alguna epidemia que afectara más a los niños que a los adultos. Algún cura tuvo la precaución de anotar la edad de los fallecidos durante un corto periodo de tiempo. En el caso de los niños, los fallecimientos ocurrían entre 1 y 2 años de edad, tiempo medio que tardaban las madres en tener el siguiente hijo y dejar de darle el pecho al primero. Tal vez se aclare este asunto en los años siguientes.

FUENTES CONSULTADAS
- Actas Capitulares desde 1820 a 1825.
- Algunas páginas de la Web sobre Historia de España.
- Libro de defunciones de la parroquia referente a esos años.
- Fotos propias y bajadas de internet.

                                                                                                          Carlos Ramírez Perea