jueves, 16 de marzo de 2017

Un posible "Martínez Montañés" entre las imágenes desaparecidas en 1936 de la iglesia de Villardompardo.
   En Villardompardo, casi todos recordamos la figura de D. Tomás Gutiérrez, párroco de la localidad en la primera mitad de los años ochenta. Fue capaz de aglutinar a casi todos los jóvenes del pueblo en torno a una asociación cultural a la que llamamos “Júpiter 81”. En un principio buscábamos la organización de fiestas, algo normal para nuestra edad, pero D. Tomás, poco a poco, fue desviando nuestra atención hacia temas culturales. Cuando menos acordamos nos vimos organizando teatros, exposiciones, semanas culturales y muchas otras cosas.
   Quizás lo que más me cautivó fue la investigación sobre el pasado de nuestro pueblo, tanto es así que hoy en día se ha convertido en una de mis mejores aficiones, junto con la fotografía. Visitamos los archivos catedralicios, los del ayuntamiento de Villardompardo, los parroquiales y algunos sitios más. Descubrimos muchos datos referentes a los Condes de Villardompardo, nombres de calles antiguos, que sirvieron para cambiar los nombres de la época anterior, y otras cosas muy curiosas sobre nuestro pasado.
   Recuerdo un día que nos presentamos en casa de Dª María Francisca Ortega Martínez, conocida por todos como Doña Paca, para que nos contase lo que ella recordaba sobre el retablo del altar mayor de la Iglesia “Nuestra Señora de Gracia” de nuestra localidad, destruido en la Guerra Civil. Nos lo describió perfectamente y nos dijo que en la catedral de Jaén se conservaba uno muy parecido, el conocido como “Capilla de Santiago Apóstol” a la derecha del altar donde se encuentra el Santo Rostro (Foto). De pasada nos dijo algo que nos impactó, pero no le hicimos demasiado caso por ser algo imposible de comprobar; se trataba de la alta probabilidad de que alguna de las antiguas imágenes de la iglesia, que fueron destruidas en la Guerra Civil, fuesen obra del famoso imaginero Juan Martínez Montañés  (Alcalá la Real ,Jaén, 1568 - Sevilla, 18 de Junio de 1649). No nos dijo de dónde había sacado la información, y creo recordar que se refería a la antigua imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Aquella noticia nos pareció tan inverosímil que apenas la comentamos entre nosotros, pero quedó grabada en nuestra memoria.
   Hace un par de años, encontré en internet el documento completo de la “Causa General de la Guerra Civil” referente a Villardompardo. Consta de 44 fotografías, y en una de ellas aparece un listado completo de las imágenes que fueron destruidas en la noche del 21 de Agosto de 1936 y que a continuación os presento:

   Aparecen 14 imágenes de madera, entre las que se encontraba Nuestro Padre Jesús Nazareno y también el altar mayor, del que se dice literalmente que era una “verdadera obra de arte”. No se hace ningún comentario más de cualquier otra imagen, ni autoría ni valor de las mismas. Aparecen otras 10 imágenes de escayola, 4 de cartón piedra, un Niño Jesús de porcelana, una cruz y una custodia de plata, un cuadro grande de ánimas del que se dice que “tiene valor”, y algunos libros del archivo parroquial (entre los desaparecidos se encuentra el “libro de fábrica” y algunos más). Al ver este documento recordé aquel comentario de Doña Paca, pero claro, seguíamos sin poder afirmar nada.
   Todo cambió cuando recibí a través del correo electrónico una historia muy curiosa, enviada desde Málaga por D. Manuel José Jiménez Pérez (foto del margen), y que os cuento a continuación:
   Resulta que en 1962, el padre de D. Manuel José Jiménez (D. Francisco Jiménez Hernández) mantuvo una conversación con el señor Casares, jefe de La Policía Local de Málaga y yerno del genial imaginero malagueño D. Francisco Palma Burgos. Dicha conversación ocurrió en la Parroquia San José Obrero del barrio malagueño de Carranque.
  D.  Francisco Jiménez le contó que cuando él estudiaba en el Seminario de Jaén, vino hasta Villardompardo uno de sus profesores para visitarlo en vacaciones, al mismo tiempo este profesor era muy amigo de D. Manuel Izquierdo, que fue párroco de la iglesia de Villardompardo durante la Segunda República y un erudito en arte sacro. D. Manuel les mostró las imágenes de San José y Nuestro Padre Jesús Nazareno de la iglesia de la localidad. El profesor quedó impresionado por su calidad, hasta el punto de llegar a decir que la imagen de San José era, en un alto grado de probabilidad, de Martínez Montañés, y que la de Nuestro Padre Jesús, de altísima calidad, podría ser de un escultor formado en el taller del genial imaginero. Esta visita debió ocurrir a finales de los años veinte o principios de los treinta.
   Seguramente Doña Paca se enteró de esta conversación o incluso pudo estar presente.
   Hubiera sido determinante poseer fotos de buena calidad de ambas imágenes, para intentar compararlas con otras obras catalogadas del autor. Sólo os puedo mostrar éstas de muy baja resolución de Nuestro Padre Jesús, y que fueron tomadas a principios de los años veinte. La foto del  margen es una ampliación de la primera que tenemos más abajo. De todas formas esta obra fue atribuida por el profesor del Seminario a algún discípulo del taller, no al propio Martínez Montañés.
   Por desgracia hoy es imposible comprobar qué hay de cierto en toda esta historia. He buscado en internet listados de obras catalogadas del famoso imaginero y no he encontrado nada referente a esta parroquia, aunque también es cierto que en los años treinta quizás no todas sus obras estuvieran localizadas, y más aún si fueron de los primeros tiempos del escultor. También hubiera sido de gran ayuda El Libro de Fábrica, donde se anotaban las obras, reformas y adquisiciones de la parroquia a lo largo de su historia, pero se perdió en la Guerra Civil.
 

   Pero imaginemos por un momento que la historia pudiera ser cierta, entonces, ¿qué nexo de unión podría haber entre la iglesia de Villardompardo y el taller del genial imaginero? Antes deberíamos contar algo de la vida de Juan Martínez Montañés para enlazar el tema.
   Juan Martínez Montañés nació en la localidad jienense de Alcalá la Real en 1568. En 1579, con apenas doce años de edad, se traslada a Granada e ingresa en el taller de su paisano Pablo de Rojas donde comienza su formación escultórica. El aprendizaje en esta ciudad sería corto, porque en 1582 se encontraba ya en Sevilla.  En esta ciudad comenzó a trabajar en un taller de escultura, que se cree pudo ser el de Gaspar Núñez Delgado. En junio de 1587 contrajo matrimonio con Ana de Villegas y se estableció en la colación de la Magdalena, viviendo en la calle de la Muela. De este matrimonio nacerían cinco hijos.
    El 1 de diciembre de 1588 compareció ante un tribunal examinador, compuesto por Gaspar de Águila y Miguel de Adán, para acreditar su suficiencia en la escultura y el diseño de retablos. En presencia del tribunal esculpió una figura vestida y otra desnuda, y realizó también el alzado de un retablo, siendo declarado "hábil y suficiente para ejercer dichos oficios y abrir tienda pública". En 1613 muere su esposa Ana, que fue enterrada el 28 de agosto en una sepultura que poseía el matrimonio en el convento de San Pablo de Sevilla. Montañés contrajo nuevamente matrimonio el 28 de abril de 1614 con Catalina de Salcedo y Sandoval, hija del pintor Diego de Salcedo y nieta del escultor Miguel de Adán, con la que tendría siete hijos.
    En el año 1629 enfermó, debiendo permanecer en cama durante cinco meses, cosa que le obligó a no poder trabajar en el retablo de la catedral, y que provocó que mantuviese un pleito por demora e incumplimiento del contrato.
    En 1635 viajó a Madrid, donde había sido contratado para moldear en barro el busto del rey Felipe IV que junto con el retrato ecuestre de Velázquez debían servir como modelo para una estatua ecuestre que iba a realizar el italiano Pietro Tacca. Esta estatua se encuentra actualmente en la Plaza de Oriente de Madrid.
   Juan Martínez Montañés falleció en Sevilla, a los 81 años, víctima de la epidemia de peste de 1649 que asoló dicha ciudad y en la que murió casi el cincuenta por ciento de la población, siendo enterrado en la antigua parroquia de la Magdalena.
   El hecho de contar brevemente la vida del escultor, es porque hay una coincidencia en el tiempo con la estancia de D. Fernando de Torres y Portugal (I Conde de Villardompardo) en Sevilla, mientras fue Asistente en dicha ciudad.
   La figura de Asistente era similar a la de corregidor. Sus funciones eran diversas: promover y ejecutar todo tipo de obra pública, mantener la salubridad y la vigilancia, garantizar los abastos de las poblaciones, establecer los precios según los criterios escolásticos de la época (precio mínimo, máximo y medio, también llamado el precio Justo), verificar pesas y medidas, evitar el contrabando, las mercancías prohibidas y en general guardar los buenos usos del comercio que incluían la prohibición taxativa de las usuras.
   La labor que realizó D. Fernando como Asistente en Sevilla transcurrió desde 1578 hasta 1583. Si Martínez Montañés ya estaba en la ciudad en 1582, ambos coincidieron en la misma durante un año como mínimo. Es muy normal que por las competencias de su cargo, D. Fernando conociese los talleres y diferentes negocios de la ciudad.
   Por otro lado, la iglesia de Villardompardo acababa de ser construida. A juzgar por la clave de la bóveda de crucería del baptisterio, donde esta esculpida la fecha de 1545, supondremos que ese año fue el de su finalización. Todas las iglesias deberían ser dotadas con imágenes religiosas, así que el negocio de la imaginería estaba en plena efervescencia.
   ¿Qué probabilidad habría de que el mismo Conde de Villardompardo, encargara algunas imágenes al taller donde trabajaba el joven escultor jienense Martínez Montañés? Tal vez muy baja… pero tampoco imposible.
   En fin, todo es una mera hipótesis, sin ningún documento que avale su autenticidad, pero aquí tenéis los datos de los que dispongo.

                             Marzo de 2017

                                                                  Carlos Ramírez Perea