jueves, 30 de agosto de 2012

Fotos Históricas

Desde que Fermín y Maruja Béjar me prestaron estas fotos, siempre pensé que se trataba de las fiestas patronales a finales de los años 20, por la presencia de los músicos (a la derecha) y los sombreros tipo “Canotier” (aquí los llamaban de galleta) típicos de aquella época. Pero a veces tienes la pista delante de tu nariz y no te das cuenta. Se trata de las banderas puestas en los balcones del ayuntamiento, son las republicanas, por tener el mismo ancho en las tres franjas. ¿Qué acontecimiento fue tan importante como para ser fotografiado con todas las autoridades del pueblo: cura, guardia civil, concejales y mucha más gente? Como me dijo Pepe Torres, muy probablemente se tratara de la Proclamación de la II República, puede que el mismo 14 de Abril de 1931 o algún día posterior. ¿Y la banda de música? Pues para interpretar el Himno de Riego ante el alborozo de la gente. Así que podríamos estar ante dos fotos con importante valor histórico para nuestra localidad.

lunes, 6 de agosto de 2012


EN LA BAJA EDAD MEDIA. Capítulo 3 y último del Libro 1

    En los últimos siglos de la Edad Media, fueron frecuentes las guerras entre nobles que apoyaban a diferentes candidatos al trono de Castilla. La familia nobiliaria de los “Torres” (señores del Villar desde 1371) se vio implicada en estas guerras y, como consecuencia, el castillo de Villardompardo tuvo cierto protagonismo en algunos de estos episodios bélicos. Veamos cómo ocurrieron los acontecimientos.
    El linaje de los Torres es muy antiguo y tiene sus orígenes en Navarra. Dos caballeros de este linaje llegaron a Soria y allí establecieron su residencia.
    En tiempos de Alfonso X el Sabio, fue necesario poblar el Alcázar de Baeza para mantener el orden en la frontera con el Reino de Granada, así que el monarca castellano llamó a 33 caballeros para llevar a cabo dicha repoblación. Entre ellos se encontraba uno del linaje de los Torres de Soria, llamado D. Pero López de Torres. Estos caballeros tenían como misión guardar y defender la ciudad cuando fuera necesario. Para contentarlos, el rey les entregó gran número de propiedades con carácter hereditario, así consta en un documento otorgado por el rey D. Alfonso X el 27 de septiembre de 1307, propiedad del archivo de Nuestra Señora del Alcázar de Baeza.
    Del caballero anterior es descendiente D. Pero Ruiz de Torres, que en tiempos del aspirante a rey D. Enrique de Trastámara, fue favorecido por éste con la alcaldía mayor de la ciudad de Jaén y con la alcaidía del alcázar de Úbeda, por los buenos servicios prestados en la guerra contra los musulmanes. También le dio la vara de alguacil mayor de la ciudad de Jaén con carácter perpetuo.

PRIMERA GUERRA CIVIL CASTELLANA

    Por aquella época, Enrique de Trastámara (foto del margen), hijo bastardo de Alfonso XI, mantenía una guerra con su hermanastro Pedro I el Cruel, por el trono de Castilla. Este episodio bélico se conoce como "Primera Guerra Civil Castellana" y duró desde 1356 hasta 1369.
    En 1368 el rey de Granada Muhammad V, partidario de Pedro I, entró en tierras de Jaén y arrasó las ciudades de Úbeda y Jaén, además de muchas aldeas, pero no consiguió tomar sus respectivos alcázares ya que D. Pero Ruiz de Torres, partidario de Enrique de Trastámara, los defendió con ánimo y valentía.
    La contienda acabaría en 1369 cuando Pedro I moría a manos de su hermanastro Enrique de Trastámara en Montiel. Así consiguió Enrique II hacerse con el trono de Castilla, desde 1369 hasta 1379

VILLARDOMPARDO SE CONVIERTE EN SEÑORÍO

    Después de la guerra, el monarca concedió honores y privilegios a todos los caballeros que le habían sido fieles, lo que se conoce como “Mercedes Enriqueñas”, de las que D. Pero Ruiz de Torres salió muy beneficiado, ya que el rey le hizo merced del adelantamiento de Cazorla, le dio la renta de la almocatrazía de la ciudad de Jaén, es decir, el impuesto que tenían que pagar los tenderos, traperos, especieros, revendedores, esparteros, etc y que debería cobrar la corona, pasaría íntegramente a la Casa de los Torres. También le cedió el “portadgo” de Mengíbar y Torre del Campo. Por último le concedíó el Señorío de Villardompardo y Escañuela, como viene especificado en un documento otorgado por Enrique II de Castilla en las Cortes de Toro con fecha 27 de Septiembre de 1371, con la condición de que se comprometiera a repoblarlos, por lo tanto debemos entender que en aquella época Villar don Pardo, quedó despoblado por las incursiones de los granadinos en las tierras y aldeas de Jaén durante la guerra civil castellana, seguramente en 1368 por Muhammad V, como hemos comentado anteriormente.
    Sin ir más lejos, en la cercana localidad de Lopera, se está realizando una excavación en su castillo, encontrándose vestigios que explican lo ocurrido en aquel año y que podrían guardar cierto paralelismo con Villardompardo. Se han localizado restos de una pequeña alquería almohade que tras ser conquistada pasaría a la encomienda de la Orden de Calatrava. En la antigua Lopera se construyó una pequeña iglesia rural donde también enterraban a sus difuntos, prueba de ello son los numerosos esqueletos encontrados en el recinto. También se han descubierto claros indicios de que aquella primera iglesia fue quemada y destruida por la incursión musulmana de 1368. Posteriormente, sobre las ruinas, se construiría una segunda iglesia más espaciosa.
    Si en el castillo de nuestra localidad se hicieran las excavaciones pertinentes, tal vez se encontrarían indicios de aquel trágico acontecimiento, tras el cual todos sus habitantes abandonarían la aldea “del Villar don Pardo”. Más tarde hablaremos de otras posibles causas del despoblamiento.
    Como vemos D. Pedro (o Pero) Ruiz de Torres se convirtió en el Primer Señor de Villardompardo y de Escañuela, aunque de esta última sólo era Señor de la mitad del pueblo, ya que la parte restante, pertenecía al Cabildo Catedralicio.
    Tendrá que pasar más de un siglo para que “Los Torres” sean dueños de todo el pueblo de San Pedro de Escañuela. En 1487 la otra mitad  fue comprada al Cabildo por D. Luis Lucas de Torres, hijo y heredero del Condestable D. Miguel Lucas de Iranzo y Dª Teresa de Torres, por 150.000 maravedíes.
    Debemos aclarar que a partir de 1371 Villardompardo deja de ser un Donadío, recordemos que en 1245 fue donado a D. Pedro Aznar Pardo para repoblarlo, y pasa a ser un Señorío junto con parte de Escañuela. A partir de este momento no pertenecerá a la jurisdicción de Jaén, sino a la de su dueño: el Señor/a de Villardompardo. En 1576 se convertiría en un Condado, hasta la derogación de los señoríos y condados en la Constitución de 1812, aunque hoy en día se sigue conservando el Título de "Conde de Villardompardo".
    En muchos escritos de Internet dedicados a la Historia de Villardompardo o Escañuela se hace referencia a un hipotético matrimonio entre la “Señora de Escañuela” con D. Fernando de Portugal, señor de Villardompardo, algo totalmente falso puesto que, como podemos ver, desde 1371 tanto Villardompardo como Escañuela han pertenecido al mismo Señorío y además todos los Señores han sido varones excepto Doña Teresa de Torres que estuvo casada con el Condestable a partir de 1460.
    Villargordo también perteneció al Señorío de Villardompardo, pero no sabemos la fecha exacta de su incorporación, lo que podemos afirmar es que en 1441 en una carta enviada por Juán II, rey de Castilla, a D. Carlos de Torres, Señor de Villardompardo en aquella fecha, ya se hace referencia a Villargordo como componente del mismo. En otros documentos se dice que fue incorporado al Señorío en 1457.
    Otra propiedad de “Los Torres” fue el Donadío del Risquillo que sería donado a D. Rodrigo Mesía, vecino de Baeza en 1467.
    Todos los privilegios de los que gozaba el primer Señor de Villardompardo, así como sus posesiones urbanas y rurales, constituían su mayorazgo, que lo heredaría su primogénito varón sin posibilidad alguna de ser dividido o repartido entre hermanos.

CRISIS DEMOGRÁFICA DEL SIGLO XIV (por razones de espacio, este apartado no aparece en el programa de fiestas)

    Varios fueron los acontecimientos que desencadenaron una gravísima crisis demográfica en toda Europa de la que tardaría muchos años en recuperarse.
    La primera causa fue un cambio climático que comenzó a principios del siglo XIV y que no terminará hasta mediados del siglo XIX. Los científicos lo llaman "pequeña edad de hielo". El clima se hizo más frio y lluvioso que el actual, lo que contribuyó a una menor producción agrícola con las consiguientes hambrunas y debilitamiento de la población.
    La segunda ocurrió a mediados de siglo cuando Europa se enfrentó a la mayor epidemia conocida, la peste, traída al continente por barcos genoveses desde Asia (entre 1348-1349). Rápidamente se extiende por todos los reinos y la mortandad fue elevadísima ya que la población se encontraba debilitada por la mala alimentación. No hay mucho consenso en el porcentaje de muertes: 30%, 40%...la cuestión es que Europa tardará mucho tiempo en superar el desastre. Muchas aldeas quedaron vacías y algunas ciudades perdieron la mitad o más de su población.
    La tercera causa fueron las guerras que asolaron el continente, la más conocida fue la Guerra de los Cien años. En Castilla destacaremos la Guerra entre Pedro I el Cruel y su hermanastro Enrique de Trastámara, que ya hemos comentado.
    Respecto a nuestro pueblo, sólo podemos afirmar que estaba deshabitado en 1371 pero la causa exacta de su desolación no la sabemos, pudieron ser las tres que hemos citado de forma continuada o una sola. Como hemos dicho, un estudio arqueológico del castillo y de la iglesia lo podrían aclarar.
    Como dato curioso diremos que en aquella época no se sabía que la causa de la peste era la picadura de la pulga, que tras parasitar a la rata enferma, pasaba al hombre, al que transmitía la enfermedad. Pensaban que el mal estaba en el aire “corrompido”, además de otras explicaciones de lo más inverosímiles, por eso creían que era necesario construir las casas de tal forma que los aires predominantes del lugar purificaran el ambiente del hogar. Fijaos como la mayor parte de las calles de Villardompardo están construidas en dirección norte-sur, de tal forma que los aires predominantes (derecho y solano: del Oeste y Este respectivamente) renuevan el aire de la casa al abrir las puertas de la calle y corral ¿podría ser esta disposición una herencia de aquella creencia?


GENEALOGÍA DE LOS “TORRES” EN EL SIGLO XV

    En el libro escrito por Argote de Molina en 1588 titulado “Nobleza del Andaluzía”, en el capítulo CCVII del segundo libro, nos describe de forma pormenorizada el árbol genealógico de la familia nobiliaria “Torres”. Comienza con el primer Señor de Villardompardo D. Pero Ruiz de Torres, casado con Dª Isabel Martínez Biedma. De este matrimonio sólo aparece un hijo D. Fernán Ruiz de Torres quién heredó el Señorío y murió en un enfrentamiento con los musulmanes en 1410, que comentaremos seguidamente.
    En el manuscrito 1, existente en el Instituto de Estudios Giennenses, aparece un apéndice contando una interesante escaramuza que llevaron a cabo el dos de mayo de 1410, D. Fernán Ruiz, ya convertido en II Señor de Villardompardo, y su hijo D. Pero Ruiz de Torres, llamado igual que su abuelo. Ambos salieron con otros caballeros a “correr las tierras del pueblo granadino de Píñar haciéndose con muchos prisioneros y ganado”. Al pasar de vuelta por Montexícar, les pareció combatir aquel castillo, pero les sorprendieron dos mil moros a caballo y en la lucha con ellos, perdió la vida D. Fernando Ruiz de Torres, pero su hijo, D. Pero Ruiz de Torres, fue hecho prisionero con otros caballeros, hasta que en 1412 fueron liberados tras pagar un rescate de diecinueve mil doblas.
    Volvamos a D. Fernán Ruiz de Torres, II Señor de Villardompardo y Escañuela, que se casó con Doña Inés de Solier. Fruto de este matrimonio nacieron cuatro hijos: D. Pedro Ruiz de Torres (el que fue rescatado), D. Carlos, D. Juan, y Dª María Ruiz de Torres.
    D. Pero Ruiz de Torres, por ser el mayor de los varones, heredaría el título de Señor y el mayorazgo, por lo que se convirtió en el III Señor de Villardompardo y Escañuela. Este Señor será el primero que cambia el orden de sus apellidos, apareciendo desde entonces “de Torres” antes que Ruiz. Antiguamente se podía elegir entre los apellidos del padre o la madre en el orden que se quisiera, pero se reservaba el primer apellido del padre para aquellos que heredaban títulos nobiliarios y mayorazgos.
    Según la autora Mª del Consuelo Díez Bedmar, en su libro “Teresa de Torres”, D. Pero de Torres murió sin dejar sucesión defendiendo Villardompardo, seguramente durante una de tantas incursiones de los granadinos en las aldeas de Jaén, por esta razón el titulo y el mayorazgo pasó a su hermano D. Carlos de Torres, que se convirtió de este modo en el IV Señor de Villardompardo y Escañuela. Este último había estado durante su juventud en la corte de Juan II de Castilla como criado del monarca.
    D. Carlos de Torres se casó con Dª Guiomar Carrillo, heredera del Señorío de Santifomia. Fruto del matrimonio nació una sola hija legítima, Dª Teresa de Torres, que sería la persona más importante de este siglo en lo que se refiere a la casa de los Torres y V Señora de Villardompardo y Escañuela.

Dª TERESA DE TORRES, V SEÑORA DE VILLARDOMPARDO

    Nace en Jaén hacia 1442 y quedó huérfana de padre siendo muy joven, por lo que su tío Juan de Torres fue nombrado su “guardador”. Debió recibir educación en el Convento de las Clarisas de Jaén, así que Dª Teresa sabía leer y escribir perfectamente.
    No está clara la fecha de su casamiento con el Condestable, parece ser que fue en 1455 (¡tendría 13 años!) pero D. Miguel Lucas aún estaba en la corte junto a Enrique IV así que no vivirán juntos de forma continuada hasta la navidad de 1460, cuando el Condestable se traslada definitivamente a Jaén. En esta fecha ordena la construcción del palacio de la actual calle Maestra de la capital, hoy convertido en biblioteca pública.
    Lo que sabemos de la vida de la Señora de Villardompardo se debe al relato de las “Crónicas de los Hechos del Condestable…” En esta obra se nos presenta a una perfecta casada que acompañaba a su marido en los innumerables banquetes y fiestas que se hacían en el palacio (foto del magnífico salón mudéjar donde ocurrirían muchos eventos que se narran en las “Crónicas…”) y en todos aquellos actos públicos que acontecían fuera de la residencia como: corridas de toros, juegos, torneos, etc, celebrados casi siempre en la Plaza de Santa María.
    El 7 de enero de 1465 nace Luisa, la primera hija del matrimonio, después de varios abortos que dejaban a la madre “a punto de la muerte”. El nacimiento de la niña fue todo un acontecimiento en la ciudad, pero el 8 de enero de 1470, con cinco años recién cumplidos, la niña murió “de un açidente que los físicos llaman epilensia” (epilepsia) este trágico acontecimiento marcará para siempre a Dª Teresa.
    El 11 de abril de 1468 nace su segundo y último hijo, D. Luis Lucas de Torres, que será el heredero del Señorío de Villardompardo.
    Durante la vida de la Señora, fueron varios los casos de peste que hubo en la ciudad de Jaén, en estas ocasiones Dª Teresa y toda la familia se trasladaban a pueblos cercanos, como Bailén o Mengíbar o incluso al Alcázar de Jaén, pero en ningún momento se habla en la Crónica de que la Señora de Villardompardo visitara nuestro pueblo, tal vez el castillo de su propiedad no presentara ninguna comodidad para ella, aún faltaría más de un siglo para convertirlo en castillo- palacio.
    El 21 de Marzo de 1473, su marido el Condestable será asesinado mientras oraba en la Iglesia Mayor de Santa María (actual catedral), víctima de una revuelta anticonversa que más tarde comentaremos. La Señora lo enterró en la capilla de la Magdalena de la catedral, y amedrentada se refugió con los suyos en el castillo de Jaén hasta que la revuelta se calmó. Más adelante comentaremos como fue su vida después de la muerte de su marido.

EL CONDESTABLE D. MIGUEL LUCAS DE IRANZO

Hay mucha documentación escrita sobre la vida de D. Miguel Lucas, gracias a la obra que posiblemente salió del puño y letra de su hermano, Diego Fernández de Iranzo, Comendador de Montizón, titulada: “Relación de los hechos del muy magnífico e más virtuoso señor, el señor Don Miguel Lucas, muy digno Condestable de Castilla.”. (de forma resumida la estamos llamando “Crónica de los Hechos…”).
    Su nombre original fue Miguel Lucas de Nieva (foto idealizada de D. Miguel en el margen) pero luego adoptó el apellido de su padrastro (Alfonso Álvarez de Iranzo) .Nació en Belmonte (Cuenca), no se sabe su fecha de nacimiento exacta, y murió en Jaén el 21 de Marzo de 1473. Su familia era humilde pero tuvo la suerte de servir para D. Juan de Pacheco, Marqués de Villena (su paisano), quién consiguió introducirlo en la corte de Juan II donde sirvió como paje a su hijo Enrique (luego sería Enrique IV) con quién entabló una gran amistad.
    Debido a ese vínculo afectivo, el ascenso de D. Miguel Lucas, cuando su amigo Enrique llegó al trono, fue rapidísimo. Primero fue nombrado Halconero Mayor del Reino, luego Chanciller Mayor de Castilla y alcaide de Alcalá la Real, Andújar y Jaén, y en 1455 miembro del Consejo Real. Después Corregidor de Baeza y finalmente, en un mismo día, fue nombrado barón, conde y por último 5º Condestable de Castilla, un cargo vitalicio y vacante desde la ejecución de su predecesor Álvaro de Luna, cinco años atrás.
    Al venir de su hermano, la obra citada está llena de alabanzas y exaltaciones hacia el personaje, pero algunos historiadores sostienen que D. Miguel Lucas tuvo un comportamiento despótico y tiránico con los ciudadanos de Jaén, y de las aldeas pertenecientes a su jurisdicción, lo que le acarreó numerosas enemistades entre muchas personas y altos cargos de la ciudad.
    Las aldeas que dependían directamente de esta jurisdicción eran: “Torre del Campo”, Mengíbar, Pegalajar, Cazalilla, “Fuente del Rey” y Villargordo. Otras aldeas cercanas a la capital habían sido otorgadas en tiempos remotos a determinados señores, saliendo de la jurisdicción de Jaén, como fue el caso de Villardompardo (la jurisdicción del Villar la ejercía directamente la Señora Dª Teresa) otorgado en 1371, como ya hemos comentado, o La Guardia en 1331.
    En la obra que hemos mencionado, se hace referencia a un gran Señor amante de las fiestas, rodeado de una pequeña corte y generoso con el pueblo de Jaén, pero la documentación histórica nos da una idea diferente, ya que es un hombre ambicioso y belicoso. Son numerosas las incursiones que realiza en tierras de Granada para dedicarse al saqueo, quema de cosechas, robo de ganado etc, incluso en periodos de tregua.
    También es verdad que a su llegada a la capital del “Santo Reino” encontró una ciudad mal preparada en cuanto a la defensa y en cuanto a la infraestructura urbana. La capital fue saqueada en 1459 por los granadinos y los mejores caballeros, unos 300, fueron hechos prisioneros. A partir de la llegada del Condestable en 1460 (en la imagen tenéis la única firma que se conserva de él), se arreglaron calles, se ampliaron y allanaron plazas, se mejoró y amplió el abastecimiento de agua reparando y canalizando fuentes. También se arreglaron los caminos rurales para el mejor desplazamiento de agricultores, ganado y tropas.
    En “La Crónica de los Hechos…” se hace referencia expresa a Villardompardo en cinco ocasiones. Hablaremos de todas ellas en este capítulo.

    ● Precisamente en 1462 es cuando se hace la primera referencia, curiosamente cuando se habla de nuestro pueblo se refiere al castillo pero no a la población.
    Resulta que en el tiempo de Carnestollentas (Carnaval) se había fugado un preso del castillo de Villardompardo (es la primera vez que se habla en cualquier documento del castillo de Villardompardo, foto del margen) cuyo alcaide era Lorenzo Venegas, así que éste pregonó por todos los alrededores su desaparición y ofreció una recompensa a quién lo encontrase. A los dos días vino un mensajero de Martos diciendo que el alcaide de dicha ciudad lo tenía en su poder y que fuera a recogerlo. La intención del de Martos era tomar preso al alcaide de Villardompardo para luego canjearlo por dos de sus escuderos que tenía cautivos el Condestable en Jaén. Lorenzo Venegas, imaginándose que todo era una estratagema, no quiso ir en persona y envió a Martos a varios de sus hombres para recoger al preso fugado, pero el alcaide de Martos, al ver que la cosa no estaba saliendo como quería, dijo a estos hombres que él no había dicho nada de ningún preso y que no lo tenía en su poder.
    Al día siguiente (25 de Febrero de 1462) Lorenzo Venegas se dirigió a Jaén para explicar al Condestable, su señor, todo lo ocurrido. Mientras tanto el alcaide de Martos, enterado del viaje de Lorenzo a Jaén, salió al camino a su encuentro con trece de sus hombres con la intención de apresarlo, pero el de Villardompardo ya había pasado de vuelta. Lo que no se esperaban los marteños era que más tarde pasaba el Condestable hacia Villardompardo, iba cazando con cinco o seis hombres a caballo y por fuera del camino (imagino que sería el camino Jaén, la ruta natural y más corta desde nuestro pueblo a la capital), los de Martos pensaron que era el alcaide del Villar y se lanzaron contra ellos, pero el Condestable arremetió con fuerza y consiguió apresar a ocho o nueve de los marteños, a pesar de todo el alcaide de dicha ciudad consiguió huir mal herido.

    ● La segunda ocasión en la que se habla de Villardompardo data de Abril de 1465. En esta fecha el obispo de Jaén había sido “exiliado” por Enrique IV a Bexixar (Begíjar) debido a las desavenencias entre el Condestable y él. El obispo se sentía agraviado por la situación y deseaba a toda costa volver a la capital, así que en la noche del 24 de Abril mandó a algunos de sus criados y servidores a Jaén para que ocuparan la ciudad ya que el Condestable se encontraba en Villar don Pardo. Llegaron de madrugada y ocuparon las antiguas casas del obispo en la calle Campanas, pero el Condestable, que realmente estaba en su palacio de Jaén y enterado de todo el asunto, salió tranquilamente a oír misa por la mañana y después volvió al palacio para preparar a sus tropas. Tras unas escaramuzas en la Plaza de Santa María y en la Catedral, los hombres del obispo fueron expulsados de Jaén sin ningún problema.

ANTECEDENTES DE LA SEGUNDA GUERRA CIVIL CASTELLANA

    D.Juan de Pacheco fue nombrado Maestre de la Orden de Santiago desde 1467 hasta su muerte en 1474, cargo al que también aspiraba D. Miguel Lucas, por ese motivo surgió la enemistad entre ellos. Al mismo tiempo la anterior designación de 5º Condestable en la persona de D. Miguel Lucas de Iranzo ya había provocado el recelo de Juan Pacheco y de su hermano Pedro Girón (foto del margen) éste último Maestre de la Orden de Calatrava (desde 1454 hasta su muerte en 1466). Estas circunstancias y otros problemas, hicieron que D. Miguel Lucas acabara trasladándose a Jaén en 1460, además ya se había casado con Dª Teresa de Torres, persona muy influyente en la capital. De esta forma se alejaba de intrigas palaciegas y tensiones nobiliarias, además, estar cerca de la frontera musulmana era un aliciente para adquirir fama y poder con sus incursiones en territorio granadino.
    La cosa se complicó aún más con la entrada en la corte de Beltrán de la Cueva, ya que éste también entabló una gran amistad con el rey y ascendió puestos hasta formar parte del Consejo del Reino, expulsando a Juan Pacheco de ese puesto y provocando recelos en él y su hermano Pedro Girón. Ambos, junto con otros nobles y algunos arzobispos, decidieron destituir a Enrique IV, al que acusaron de no ser padre de su hija Juana, diciendo que lo era de Beltrán de la Cueva (de ahí el apodo de Juana la Beltraneja) además acusaron al rey de impotente, homosexual y amigo de los musulmanes.

DESARROLLO DE LA GUERRA

    En 1464 comienzan los levantamientos contra el rey y a favor de su hermanastro Alfonso. Al final el rey, para calmar los ánimos,  nombra a Alfonso su heredero. Pero no tranquilos con ésto, el 5 de Junio de 1465, en la ciudad de Ávila y en una especie de escenificación teatral en la que representaron al rey como un muñeco de madera, algunos nobles destituyeron a Enrique IV en favor de Alfonso (un niño de apenas 12 años) al que llamaron Alfonso XII (no ha sido reconocido históricamente como rey), este episodio es conocido como “Farsa de Ávila”.
    Así surgió el conflicto entre nobles, unos estaban a favor de Enrique IV y otros a favor de “Alfonso XII”. Este episodio es conocido por los historiadores como “Segunda Guerra Civil Castellana”.
    El Condestable siempre estuvo a favor de Enrique pero, como hemos visto, Pedro Girón, maestre de la Orden de Calatrava, fue uno de los instigadores de la destitución del rey y lógicamente estaba a favor de Alfonso. Recordemos que en aquella época casi todos los pueblos que rodeaban Villardompardo (Torredonjimeno, Porcuna, Martos, Arjona, Lopera y otros) pertenecían a esta Orden, así que nuestro pueblo se convirtió en un lugar fronterizo entre dos bandos enfrentados, y el castillo de Villardompardo y el del Berrueco, sirvieron como baluartes defensivos contra los vecinos y enemigos caballeros Calatravos, como veremos más adelante.

El 22 de Junio de 1465 D. Pedro Girón sitia Jaén y destruye los molinos harineros del Guadalbullón, quema trigales, roba ganado, etc. Por su parte el Condestable y Pedro de Escavias, alcaide de Andújar y fiel aliado de D. Miguel Lucas, organizan salidas nocturnas con 200 o 300 caballeros que, agrupados en partidas de 12 o 15 hombres, hacen mucho daño en el territorio de los calatravos. Las pérdidas provocadas por el Condestable y Pedro de Escavias en estos lugares son tan cuantiosas que en 1474, una vez muerto D. Miguel, se pide a la ciudad de Jaén que se haga cargo de pagar aquellos delitos.
    La situación se vuelve tan peligrosa y desesperante que la gente no podía salir al campo para hacer sus labores, así que el 7 de Septiembre de 1465 el Maestre de Calatrava, Pedro Girón, y el Condestable se reúnen en el llano de “Daymora”, acompañados de algunos caballeros, con la intención de firmar una tregua de doce meses.
    ● En una de las condiciones de la tregua se hace la tercera referencia expresa a Villardompardo. Para respetar la tregua el Maestre entregó en prenda los castillos del Berrueco, Mengíbar, “Torre del Campo” y “Fuente del Rey”, así que debemos entender que D. Pedro Girón se había apoderado de estos castillos ya que anteriormente dependían de la jurisdicción de Jaén. Por su parte D. Miguel Lucas entregó en prenda el castillo de Villardompardo, así que nuestra localidad no fue tomada por el Maestre.
    Entregar “en prenda” significaba que en el caso de que alguno de los dos rompiera la tregua, debía entregar el castillo o los castillos prometidos a su enemigo.

    Durante la tregua muere D. Pedro Girón (parece ser que de apendicitis, otros especulan que fue por envenenamiento) pero a pesar de todo, al año siguiente prosigue la guerra debido a que los castillos anteriormente mencionados y que fueron arrebatados a Jaén, no fueron devueltos, sólo el Berrueco. Así que siguen las tropelías entre ambos bandos, y las pérdidas en las cosechas y ganado en pueblos de nuestro alrededor fueron enormes
    En junio de 1468 muere el heredero Alfonso con sólo 15 años y Enrique IV nombra rápidamente como sucesora a su hermanastra Isabel (luego sería Isabel la Católica, foto del margen) en el acuerdo de los “Toros de Guisando”.
    ● El desarrollo de la guerra ya no tiene sentido pero, a pesar de todo, en 1469 nuestra comarca sigue en conflicto, esta vez el enfrentamiento es contra D. Fadrique Manrique que estaba en Arjona nombrado por el Maestre de Calatrava. Tenía fama de ser buen estratega militar pero hombre de muy poca palabra y credibilidad. Cansadas las gentes del daño que hacían los hombres de D. Fadrique en las tierras del Condestable y de Andújar, con el robo de ganado y tala de cosechas, D. Miguel Lucas se vio obligado a poner en la primavera de 1469, guarniciones de hombres de caballo y de a pie en los castillos del Berrueco y Villardompardo, para controlar sus correrías y desmanes y hacerle la guerra desde todas las partes (cuarta referencia a Villardompardo). Al final D. Fadrique fue derrotado y terminó huyendo a su tierra natal; Écija.
    En Mayo de 1469, justo después de la derrota de D. Fadrique de Arjona, el mismo Enrique IV viajó hasta Andalucía. Lo primero que hizo el monarca fue resolver un grave problema con unos nobles que habían planeado el asesinato del Condestable, pero que al ser descubiertos, huyeron de Jaén y se encastillaron en la fortaleza de Pegalajar. El Condestable sitió el castillo para forzar su rendición, pero se resistían a hacerlo por temor a que los ejecutasen, así que el mismo rey tuvo que mediar en la rendición sin que hubiera represalias por parte de D. Miguel Lucas.
    En los días siguientes, Enrique IV estuvo parando en Jaén, en el palacio de su fiel amigo el Condestable. Durante su estancia agradeció muy emocionado al pueblo de Jaén en general y a D. Miguel Lucas en particular, la lealtad mostrada hacia su persona durante el transcurso de la guerra.
    ● El martes 16 de Mayo de 1469 el monarca emprendió un viaje hacia Córdoba y Sevilla acompañado por el Maestre de Santiago, con la intención de ganarse la confianza de los nobles de aquellas ciudades y que habían sido sus enemigos en la pasada guerra.
    El rey pasó aquella noche en Porcuna donde permaneció algunos días antes de partir hacia Córdoba. El Viernes de esa misma semana, el Condestable mandó ”treçientos roçines muy bien adereçados, con el comendador de Montizón su hermano, para servir y acompañar al dicho señor rey en la yda de Córdoba que quería facer. Y esa noche fueron a dormir a Villar don Pardo”. Esta es la quinta y última referencia expresa que se hace de Villardompardo en el libro de “Las Crónicas de los Hechos…”

MUERTE DEL CONDESTABLE

    Para describir su muerte nos basaremos en el apéndice que hay al final del manuscrito con signatura MS-1 propiedad del Instituto de Estudios Giennenses. En resumen cuenta lo siguiente:
    En la cuaresma de 1473, un herrero de la ciudad de Córdoba se levantó contra los conversos (judíos convertidos al catolicismo) de aquella ciudad, muchos lo siguieron debido al odio que tenían a este grupo de personas. La revuelta no tardó en llegar a Jaén donde los conversos ocupaban importantes cargos en la ciudad, suscitando recelos y envidias entre la población, además gozaban de la protección de D. Miguel Lucas. La revuelta tomó tal dimensión que el Condestable se vio impotente para controlarla y fueron muchos los conversos asesinados y despojados de sus riquezas. El dia 21 de Marzo, día de San Benito, en plena revuelta, el Condestable decidió dirigirse a la Iglesia Mayor de Santa María (hoy la catedral) con tres escoltas, entró solo al templo y mientras rezaba reclinado ante el altar mayor, dos ballesteros se acercaron por detrás y uno le dio en la cabeza con la “espulguera” de la ballesta y el otro con el ”mocho” de la suya, cayendo D. Miguel herido de muerte.
    Lo que no se sabe a ciencia cierta es si estos dos hombres actuaron por cuenta propia o bien fueron contratados por algunos nobles que tanto le odiaban, se especula con la participación de Juan Pacheco. Sea como fuere, no se puso mucho empeño en averiguar la verdad y no fueron pocos los que se alegraron de su muerte.

COMIENZO DE UNA NUEVA GUERRA

    En el acuerdo de los Toros de Guisando, el rey se comprometió a nombrar a su hermanastra Isabel como su heredera a condición de que el monarca decidiera quién debería ser su marido, pero en octubre de 1469 Isabel huyó a escondidas para contraer matrimonio con Fernando de Aragón (Fernando el Católico), así que Enrique IV consideró roto el pacto y nombró como heredera a su supuesta hija: Juana de Trastámara (La Beltraneja, foto del margen).
    Muchos nobles no la consideraban verdadera hija del rey, así que estaban en desacuerdo con el nombramiento.
    Tras la muerte de Enrique IV, en diciembre de 1474, se desata una auténtica Guerra de Sucesión entre los partidarios de Juana y los de Isabel. El conflicto toma dimensiones internacionales con la participación de Francia y Portugal.
    Dª Teresa de Torres, ya viuda, y los hermanos del fallecido Condestable, se alinearon con los partidarios de Isabel, que termina ganando la guerra en 1479 y Juana se exilia a Portugal donde, según los acuerdos, es obligada a ingresar en un convento. Juana afirmó hasta el final de su larga vida que era la verdadera hija de Enrique y siempre se consideró la auténtica reina de Castilla. Hoy en día se podría comprobar este hecho con un sencillo análisis comparativo de ADN entre los restos de Enrique IV y los de Juana, pero éstos últimos se perdieron en el terremoto de Lisboa de 1755. La duda quedará para siempre.
    Como vemos, una vez más la “Casa de los Torres” se encuentra en el bando ganador. La reina Isabel de Castilla siempre agradecerá a Dª Teresa de Torres su lealtad y les unirá una gran amistad hasta su muerte. Tanto es así que en 1475 Dª Teresa y su único hijo Luis, comenzaron a recibir cartas de la reina Isabel reconociéndoles prácticamente todos los privilegios, mercedes y cargos que había disfrutado el Condestable. De todas formas la vida de Dº Teresa estuvo plagada de problemas por su carácter despótico y por la cantidad de pleitos en los que se metió. Recordemos que, según los privilegios del mayorazgo, “Los Torres” tenían el derecho a recaudar impuestos de muchos artesanos de Jaén y éstos veían injusta la situación, así que no es de extrañar la aparición problemas y pleitos entre ambas partes.
    Quizás el documento más importante recibido por Dª Teresa data del 15 de Febrero de 1478, según el cual, la reina Isabel perdona al difunto Condestable y a todas las personas relacionadas con él, los delitos cometidos desde 1465 hasta 1473, por destrozos de cosechas, edificios, robos de ganado, etc. De esta manera tanto la Señora de Villardompardo como su hijo Luis, quedan libres de responsabilidades y de pagos por sus tropelías (“cualquier parecido con la actualidad es pura coincidencia”).
    En 1489 los Reyes Católicos trasladan la corte a Jaén durante siete meses, para estar cerca de Granada y planear su conquista, es en este momento cuando D. Luis de Torres entra a formar parte de la corte como caballero del pequeño príncipe Juan. En 1494 los reyes nombran a D. Luis de Torres caballero 24 de la ciudad de Jaén y más tarde Caballero de la Orden de Santiago. También es nombrado alcaide de los castillos de Jaén y alguacil mayor de ella. Sin embargo, dos acontecimientos truncarán las aspiraciones de D. Luis y de su madre Dª Teresa, el primero es la muerte del príncipe Juan el 6 de Octubre de 1497, con lo cual D. Luis sale de la corte, y el segundo es un desengaño amoroso que relatamos a continuación:
    D. Luis se había enamorado de una señora que más tarde se casó con un caballero francés. Llevado por la desesperación D. Luis se vistió con ropas de peregrino y, con la excusa de ir a Roma, pasó por Francia para visitar a dicha señora, que al verlo le reprendió por su atrevimiento. Cuando volvió a España, cuentan las crónicas, que perdió el juicio y al cabo de unos dias, con un sólo criado, se fue al monasterio de San Francisco del Monte (cerca de Adamuz, Córdoba) donde tomó los hábitos franciscanos. El 17 de Febrero de 1499 renunció como caballero veinticuatro de Jaén y el 7 de Marzo de ese año ya estaba en el monasterio…el resto ya está contado en el siguiente capítulo.

FUENTES CONSULTADAS

- “Hechos del Condestable Don Miguel Lucas de Iranzo (Crónica del siglo XV)” de Juan de Mata Carriazo.
- “Teresa de Torres” de María del Consuelo Díez Bedmar.
- “Nobleza del Andaluzía” de Argote de Molina 1588
- “La vida en la ciudad de Jaén en tiempos del Condestable Iranzo” de José Rodríguez Molina.
- Varias páginas de Internet referentes al tema.

Este capítulo es el último del que llamamos “Libro1” y enlazaría con el publicado en las fiestas de Agosto de 2008.
Los próximos continuarán donde lo dejamos hace dos años, a partir de 1750 aproximadamente.

 Carlos Ramírez Perea