Capítulo I. Libro 1
Si recordáis el primer capítulo que se publicó, comenzó contando la "Historia de Villardompardo" a partir del año 1500. Ahora, que ya dispongo de información suficiente, empezaremos a publicar capítulos desde el origen de Villardompardo hasta enlazar con dicho año 1500, calculo unos tres o cuatro aproximadamente. Este grupo de capítulos los llamaremos "Libro 1" para diferenciarlos de los ya publicados.
CONTEXTO HISTÓRICO
La primera gran cultura que apareció en Andalucía fue Tartessos (desde el siglo IX al VI a. de C.). No se ha descubierto su capital, pero se sabe que el núcleo poblacional más importante se encontraba en la baja Andalucía, cerca de la desembocadura del Guadalquivir. Además de la agricultura y la ganadería, una de sus principales actividades era la extracción de metales (cobre, plata y oro) de las minas de la actual provincia de Huelva. Pueblos como los Fenicios se vieron atraídos por esa riqueza y llegaron a las costas de la zona para comerciar con ellos. El contacto con esos pueblos del Mediterráneo oriental, mucho más avanzados cultural y tecnológicamente, influyó mucho en Tartessos y adoptaron algunas de sus costumbres, cultura y manifestaciones artísticas, lo que se llama “modelo orientalizante”.
A partir del siglo VI a.C. la cultura tartésica entró en crisis, y fue desapareciendo poco a poco, debido a la pérdida de la influencia fenicia, hasta ser sustituida por los Turdetanos. Muchos autores consideran a este pueblo como la continuación de Tartessos.
Los historiadores engloban a los Turdetanos en lo que genéricamente se llaman “Iberos”. Debemos entender como “Iberos” a todo el conjunto de pueblos que habitaban el sur y este de la península ibérica, incluso el sureste de Francia, y que compartían una misma cultura y un arte propio.
Nuestra provincia estaba ocupada por diferentes tribus iberas, las más importantes eran los Oretanos, que habitaban la zona de Linares y el Condado, cuya capital más importante era Cástulo (cerca de Linares) y los Turdetanos, que vivían en todo el valle del Guadalquivir, hasta el extremo occidental de la provincia de Jaén (mapa del margen). Era el pueblo con mayor influencia fenicia, tenían un idioma y una escritura distinta al resto de los pueblos iberos (aunque parecida) y, como hemos comentado antes, se pueden considerar como los herederos del arte y costumbres tartésicas.
Según Estrabón, la Turdetania contaba con unas doscientas ciudades. En nuestra provincia y cerca de nuestro entorno destacaban Ipolka (Porcuna), Abra (algunos autores la identifican con Torredonjimeno) y Tucci (Martos), además de los diferentes asentamientos iberos que existen cerca de Villardompardo que también eran Turdetanos. Algunas de estas ciudades como Ipolka, más tarde llamada Obulco por los romanos, fueron tan importantes que se convirtieron en cecas, es decir, lugares donde se acuñaban monedas. También fue una ceca, pero de menor importancia, Abra. Las monedas encontradas en estos lugares datan del siglo II y III a.C.
Entre el 237 y el 218 a. C. los Cartagineses conquistaron gran parte de la mitad sur y este peninsular. Los romanos, sus grandes rivales, desembarcaron en Ampurias para cortar el paso al general cartaginés Aníbal en el año 218 a.C. desencadenándose la Segunda Guerra Púnica. Roma avanzó hacia el sur y derrotó a los cartagineses en la Bética (así se denominaba a casi toda Andalucía) en el 208 a.C, concretamente en la batalla de Baécula, acaecida posiblemente cerca de Santo Tomé (Jaén), tras la cual comenzó un largo proceso de romanización, desapareciendo poco a poco las costumbres, lenguas y arte ibérico. Los abusos de los romanos durante la conquista provocó la revuelta de los Turdetanos en el valle del Guadalquivir y el levantamiento de los lusitanos, encabezados por Viriato.
Yacimientos de nuestro entorno más cercano
La zona geográfica donde se localiza hoy en día nuestro pueblo ha sido ocupada desde muy antiguo. No hemos encontrado restos importantes que hayan sido catalogados ni estudiados por personas expertas en la materia, pero todos sabemos que en diferentes obras realizadas en el casco urbano de Villardompardo, se han encontrado algunos objetos como hachas neolíticas, pilas de piedra de procedencia romana o quizás visigoda*, como la de la foto, y silos para guardar el grano.
Algo muy curioso se encontró en una obra de la calle Ancha hace bastantes años, donde al hacer los pozos para los cimientos, a poco más de 1,5 metros de profundidad, apareció un pavimento hecho con ladrillos colocados en forma de espiga, como el que aparece en la foto del margen. Esta forma de disponer el ladrillo se llamaba en latín “opus spicatum”* (espina de pez) y es típico de la época romana aunque se siguió haciendo en la edad media. En este caso los ladrillos no se encontraban colocados de canto, como los de la foto, sino de cara. En Córdoba también se han encontrado suelos de época califal con ladrillos colocados de cara, así que tengo mis dudas sobre el origen del suelo encontrado en la “Calancha”, podría ser romano o árabe. Pero teniendo en cuenta que se encontró en una zona de pendiente donde la erosión es mayor y, a pesar de ello, a una profundidad importante, me inclino más por un origen romano*.
Otro hallazgo muy curioso se encontró en otra obra de la calle Arjona allá por los años sesenta. Se trataba de las piezas de una columna con unos 70 cm de diámetro y que presentaba estrías laterales, lo que parecía a todas luces los restos del fuste de una columna romana. Algunos vecinos aseguran que aparecieron al derribar las paredes maestras de la casa y los hijos de la antigua dueña me dijeron que, según le contaron sus antepasados, dichas piedras procedían del desmantelamiento de una antigua ermita (seguramente la de San Antonio). Sea cual fuese su procedencia lo que si parece probable es su origen romano. Sabemos que desde siempre se han reutilizado los materiales de construcciones antiguas para hacer otras modernas. Esos restos de columnas llegarían a formar parte de la ermita procedentes de alguna construcción romana muy anterior y no tenemos ni idea de su procedencia y en el siglo XVIII o XIX ,tras el desmantelamiento de la ermita, llegarían hasta la casa de la calle Arjona. Otra casa de la misma calle tiene la fachada y su lateral construidos con piedras de esa misma ermita (foto del margen)
De todas formas, no hay ninguna referencia de nuestro pueblo anterior a la conquista cristiana por las tropas de Fernando III “el Santo” en 1245, pero el enclave que ocupa hoy en día Villardompardo es sin duda un lugar propicio para establecer un asentamiento humano permanente desde muy antiguo. Además de ser un lugar alto y de fácil defensa, cuenta en sus inmediaciones con varios manantiales que difícilmente se secan, como el pilar, el pilarillo del “bola”, el pilar nuevo y otros que actualmente no existen (como el pozo de los terreros) pero que en la antigüedad pudieron ser manantiales casi permanentes. Los manantiales son algo muy importante para que se establezca un asentamiento humano de forma continuada. Villardompardo, sin duda, cumplía todos los requisitos para que así fuera.
Cerca de nuestro pueblo han existido lugares ocupados desde hace miles de años. Veamos cuales son estos emplazamientos ordenados desde el más cercano al más lejano. La distancia se ha medido en línea recta desde la plaza de nuestro pueblo hasta cada uno de esos lugares utilizando el programa informático Google Earth.
■ Los restos más cercanos los tenemos muy próximos al cementerio a unos 0,7km
En Junio de 2010, José Torres (de Escañuela) nos informó de que en Villardompardo se había descubierto un pozo de tiempos de los Iberos, justo al lado del cementerio, en el mismo lugar por donde iban a pasar las tuberías de agua que abastecerían a otros pueblos. Rápidamente fuimos al lugar y, efectivamente, allí se encontraba, en mitad de la zanja, por donde pasarían las tuberías. Se notaba que había sido cuidadosamente excavado y estudiado. Pocas horas más tarde nos enteramos que el pozo ya llevaba descubierto más de un año y que la Delegación de Cultura había hecho sus estudios y excavaciones pertinentes, pero lo que no sabíamos era si iba a ser destruido o si las tuberías serían desviadas unos metros para conservarlo en su lugar.
A los pocos meses me dirigí a la Delegación de Cultura de Jaén y en el Expediente nº 294/10 se encontraba toda la información referente al pozo, concretamente en el apartado correspondiente al tramo 517-513 sector C de la conducción que va desde Cuérniga hasta Arjona. En dicho expediente se dice claramente que se trataba de un pozo fechado en el momento de su colmatación (cuando se llenó completamente de tierra) en época ibera, entre el siglo I-II antes de Cristo. No se sabe la fecha de su construcción por no haber sido excavado hasta el fondo.
Al excavar, además de encontrar material ibérico, también se encontró mezcla de material del Calcolítico (también llamado Edad del Cobre, entre el 2º milenio y 1º milenio antes de Cristo). Se supone que el pozo tendría un brocal de mampostería (piedra) irregular. También se han localizado restos de un sistema hidráulico romano. En el expediente en cuestión se dice claramente que el pozo abastecería de agua algún asentamiento humano cercano aún por descubrir.
En las inmediaciones y después de ser cubierto, encontramos de forma casual, un pequeño fragmento de cerámica llamada campaniense de color muy oscuro y que era muy utilizada y apreciada por los iberos como vajilla de mesa, y una curiosa cabeza de gallo o gallina de apenas un centímetro de diámetro.
Después de ser debidamente estudiado por la Delegación de Cultura el pozo fue cubierto por una maya geotextil y arena para su conservación.
■ No sólo existen estos restos arqueológicos en las inmediaciones de nuestro pueblo. A 1,1 km, en el cerro de “Ruimesa” ,como así lo conocemos, existe un yacimiento en el que se pueden apreciar unos muros construidos con grandes sillares toscamente labrados y que recuerdan bastante a los del Cerro Miguelico de Torredelcampo, que son de origen ibero. No sólo apreciamos los muros, también se pueden ver los cimientos de una edificación rectangular en la que incluso se adivinan los lugares donde se encontraban las puertas. En “Ruimesa” hemos encontrado fragmentos de tégulas romanas*. Estas tégulas eran una especie de tejas muy grandes y planas con un borde muy característico que se utilizaban para cubrir los tejados de las construcciones e incluso los enterramientos. Así que probablemente los restos de Ruimesa sean de origen ibero y reutilizado posteriormente por los romanos.
Para apoyar esta hipótesis disponemos del hallazgo de dos objetos arqueológicos:
· El primero de ellos es una preciosa ánfora romana encontrada por un agricultor hace bastantes años mientras araba muy cerca del camino de la “Rambla”, concretamente en las inmediaciones de un pozo que había al borde de dicho camino, se trata de un ánfora vinaria*, utilizada para envasar y transportar vino. La distancia entre este hallazgo y el yacimiento de “Ruimesa” es de apenas unos centenares de metros.
· Pero lo más interesante es esta moneda:
Se trata de un Denario de plata* de casi 4 gramos de peso de la época de Tiberio, que gobernó durante la República Romana desde el año 14 d. C. hasta el 37 d. C. Esta moneda fue encontrada casualmente recogiendo aceituna en “Palanco” a escasos metros de “Ruimesa” y era el salario diario que se le solía pagar a un jornalero de aquella época.
Las características de esta pieza son las siguientes:
- Moneda de plata acuñada desde el 16 d.C. hasta el 31 d. C. en Lugdunum, actual Lyon (Francia)
- Anverso: TI berius CAESAR DIVI nus AVG usti F ilius AVGVSTVS Cabeza del emperador hacia la derecha, con corona de laurel.
Los historiadores engloban a los Turdetanos en lo que genéricamente se llaman “Iberos”. Debemos entender como “Iberos” a todo el conjunto de pueblos que habitaban el sur y este de la península ibérica, incluso el sureste de Francia, y que compartían una misma cultura y un arte propio.
Nuestra provincia estaba ocupada por diferentes tribus iberas, las más importantes eran los Oretanos, que habitaban la zona de Linares y el Condado, cuya capital más importante era Cástulo (cerca de Linares) y los Turdetanos, que vivían en todo el valle del Guadalquivir, hasta el extremo occidental de la provincia de Jaén (mapa del margen). Era el pueblo con mayor influencia fenicia, tenían un idioma y una escritura distinta al resto de los pueblos iberos (aunque parecida) y, como hemos comentado antes, se pueden considerar como los herederos del arte y costumbres tartésicas.
Según Estrabón, la Turdetania contaba con unas doscientas ciudades. En nuestra provincia y cerca de nuestro entorno destacaban Ipolka (Porcuna), Abra (algunos autores la identifican con Torredonjimeno) y Tucci (Martos), además de los diferentes asentamientos iberos que existen cerca de Villardompardo que también eran Turdetanos. Algunas de estas ciudades como Ipolka, más tarde llamada Obulco por los romanos, fueron tan importantes que se convirtieron en cecas, es decir, lugares donde se acuñaban monedas. También fue una ceca, pero de menor importancia, Abra. Las monedas encontradas en estos lugares datan del siglo II y III a.C.
Entre el 237 y el 218 a. C. los Cartagineses conquistaron gran parte de la mitad sur y este peninsular. Los romanos, sus grandes rivales, desembarcaron en Ampurias para cortar el paso al general cartaginés Aníbal en el año 218 a.C. desencadenándose la Segunda Guerra Púnica. Roma avanzó hacia el sur y derrotó a los cartagineses en la Bética (así se denominaba a casi toda Andalucía) en el 208 a.C, concretamente en la batalla de Baécula, acaecida posiblemente cerca de Santo Tomé (Jaén), tras la cual comenzó un largo proceso de romanización, desapareciendo poco a poco las costumbres, lenguas y arte ibérico. Los abusos de los romanos durante la conquista provocó la revuelta de los Turdetanos en el valle del Guadalquivir y el levantamiento de los lusitanos, encabezados por Viriato.
Yacimientos de nuestro entorno más cercano
La zona geográfica donde se localiza hoy en día nuestro pueblo ha sido ocupada desde muy antiguo. No hemos encontrado restos importantes que hayan sido catalogados ni estudiados por personas expertas en la materia, pero todos sabemos que en diferentes obras realizadas en el casco urbano de Villardompardo, se han encontrado algunos objetos como hachas neolíticas, pilas de piedra de procedencia romana o quizás visigoda*, como la de la foto, y silos para guardar el grano.
Algo muy curioso se encontró en una obra de la calle Ancha hace bastantes años, donde al hacer los pozos para los cimientos, a poco más de 1,5 metros de profundidad, apareció un pavimento hecho con ladrillos colocados en forma de espiga, como el que aparece en la foto del margen. Esta forma de disponer el ladrillo se llamaba en latín “opus spicatum”* (espina de pez) y es típico de la época romana aunque se siguió haciendo en la edad media. En este caso los ladrillos no se encontraban colocados de canto, como los de la foto, sino de cara. En Córdoba también se han encontrado suelos de época califal con ladrillos colocados de cara, así que tengo mis dudas sobre el origen del suelo encontrado en la “Calancha”, podría ser romano o árabe. Pero teniendo en cuenta que se encontró en una zona de pendiente donde la erosión es mayor y, a pesar de ello, a una profundidad importante, me inclino más por un origen romano*.
Otro hallazgo muy curioso se encontró en otra obra de la calle Arjona allá por los años sesenta. Se trataba de las piezas de una columna con unos 70 cm de diámetro y que presentaba estrías laterales, lo que parecía a todas luces los restos del fuste de una columna romana. Algunos vecinos aseguran que aparecieron al derribar las paredes maestras de la casa y los hijos de la antigua dueña me dijeron que, según le contaron sus antepasados, dichas piedras procedían del desmantelamiento de una antigua ermita (seguramente la de San Antonio). Sea cual fuese su procedencia lo que si parece probable es su origen romano. Sabemos que desde siempre se han reutilizado los materiales de construcciones antiguas para hacer otras modernas. Esos restos de columnas llegarían a formar parte de la ermita procedentes de alguna construcción romana muy anterior y no tenemos ni idea de su procedencia y en el siglo XVIII o XIX ,tras el desmantelamiento de la ermita, llegarían hasta la casa de la calle Arjona. Otra casa de la misma calle tiene la fachada y su lateral construidos con piedras de esa misma ermita (foto del margen)
De todas formas, no hay ninguna referencia de nuestro pueblo anterior a la conquista cristiana por las tropas de Fernando III “el Santo” en 1245, pero el enclave que ocupa hoy en día Villardompardo es sin duda un lugar propicio para establecer un asentamiento humano permanente desde muy antiguo. Además de ser un lugar alto y de fácil defensa, cuenta en sus inmediaciones con varios manantiales que difícilmente se secan, como el pilar, el pilarillo del “bola”, el pilar nuevo y otros que actualmente no existen (como el pozo de los terreros) pero que en la antigüedad pudieron ser manantiales casi permanentes. Los manantiales son algo muy importante para que se establezca un asentamiento humano de forma continuada. Villardompardo, sin duda, cumplía todos los requisitos para que así fuera.
Cerca de nuestro pueblo han existido lugares ocupados desde hace miles de años. Veamos cuales son estos emplazamientos ordenados desde el más cercano al más lejano. La distancia se ha medido en línea recta desde la plaza de nuestro pueblo hasta cada uno de esos lugares utilizando el programa informático Google Earth.
■ Los restos más cercanos los tenemos muy próximos al cementerio a unos 0,7km
En Junio de 2010, José Torres (de Escañuela) nos informó de que en Villardompardo se había descubierto un pozo de tiempos de los Iberos, justo al lado del cementerio, en el mismo lugar por donde iban a pasar las tuberías de agua que abastecerían a otros pueblos. Rápidamente fuimos al lugar y, efectivamente, allí se encontraba, en mitad de la zanja, por donde pasarían las tuberías. Se notaba que había sido cuidadosamente excavado y estudiado. Pocas horas más tarde nos enteramos que el pozo ya llevaba descubierto más de un año y que la Delegación de Cultura había hecho sus estudios y excavaciones pertinentes, pero lo que no sabíamos era si iba a ser destruido o si las tuberías serían desviadas unos metros para conservarlo en su lugar.
A los pocos meses me dirigí a la Delegación de Cultura de Jaén y en el Expediente nº 294/10 se encontraba toda la información referente al pozo, concretamente en el apartado correspondiente al tramo 517-513 sector C de la conducción que va desde Cuérniga hasta Arjona. En dicho expediente se dice claramente que se trataba de un pozo fechado en el momento de su colmatación (cuando se llenó completamente de tierra) en época ibera, entre el siglo I-II antes de Cristo. No se sabe la fecha de su construcción por no haber sido excavado hasta el fondo.
Al excavar, además de encontrar material ibérico, también se encontró mezcla de material del Calcolítico (también llamado Edad del Cobre, entre el 2º milenio y 1º milenio antes de Cristo). Se supone que el pozo tendría un brocal de mampostería (piedra) irregular. También se han localizado restos de un sistema hidráulico romano. En el expediente en cuestión se dice claramente que el pozo abastecería de agua algún asentamiento humano cercano aún por descubrir.
En las inmediaciones y después de ser cubierto, encontramos de forma casual, un pequeño fragmento de cerámica llamada campaniense de color muy oscuro y que era muy utilizada y apreciada por los iberos como vajilla de mesa, y una curiosa cabeza de gallo o gallina de apenas un centímetro de diámetro.
Después de ser debidamente estudiado por la Delegación de Cultura el pozo fue cubierto por una maya geotextil y arena para su conservación.
■ No sólo existen estos restos arqueológicos en las inmediaciones de nuestro pueblo. A 1,1 km, en el cerro de “Ruimesa” ,como así lo conocemos, existe un yacimiento en el que se pueden apreciar unos muros construidos con grandes sillares toscamente labrados y que recuerdan bastante a los del Cerro Miguelico de Torredelcampo, que son de origen ibero. No sólo apreciamos los muros, también se pueden ver los cimientos de una edificación rectangular en la que incluso se adivinan los lugares donde se encontraban las puertas. En “Ruimesa” hemos encontrado fragmentos de tégulas romanas*. Estas tégulas eran una especie de tejas muy grandes y planas con un borde muy característico que se utilizaban para cubrir los tejados de las construcciones e incluso los enterramientos. Así que probablemente los restos de Ruimesa sean de origen ibero y reutilizado posteriormente por los romanos.
Para apoyar esta hipótesis disponemos del hallazgo de dos objetos arqueológicos:
· El primero de ellos es una preciosa ánfora romana encontrada por un agricultor hace bastantes años mientras araba muy cerca del camino de la “Rambla”, concretamente en las inmediaciones de un pozo que había al borde de dicho camino, se trata de un ánfora vinaria*, utilizada para envasar y transportar vino. La distancia entre este hallazgo y el yacimiento de “Ruimesa” es de apenas unos centenares de metros.
· Pero lo más interesante es esta moneda:
Se trata de un Denario de plata* de casi 4 gramos de peso de la época de Tiberio, que gobernó durante la República Romana desde el año 14 d. C. hasta el 37 d. C. Esta moneda fue encontrada casualmente recogiendo aceituna en “Palanco” a escasos metros de “Ruimesa” y era el salario diario que se le solía pagar a un jornalero de aquella época.
Las características de esta pieza son las siguientes:
- Moneda de plata acuñada desde el 16 d.C. hasta el 31 d. C. en Lugdunum, actual Lyon (Francia)
- Anverso: TI berius CAESAR DIVI nus AVG usti F ilius AVGVSTVS Cabeza del emperador hacia la derecha, con corona de laurel.
- Reverso: PONTIF ex MAXIM us Livia (madre de Tiberio y esposa de Augusto) representando a la “Pax” sentada hacia la derecha, con cetro y rama de olivo.
- En este ejemplar no se pueden leer bien todas esas características por el desgaste y por lo descentrado del corte, pero sabemos que aparece este escrito por otras monedas idénticas y mejor conservadas que se pueden consultar en cualquier página de numismática.
- Como dato curioso diremos que este tipo de moneda recibe el nombre de "Tribute Penny" es decir, "Denario del Tributo", y era la moneda de curso legal en la época de Jesucristo.
Estos objetos confirman aún más la hipótesis de que el yacimiento de la cumbre de “Ruimesa” podría estar ocupado por los romanos alrededor del año 30 después de Cristo y muy posiblemente se tratara de una Villa Rústica dedicada a la agricultura de la zona. La base de la agricultura romana era: la vid, el trigo y el olivo.
■ En las Piedras de la Rata (a 1,8 km) también se encuentran restos de lo que parecía una villa romana, se pueden observar algunas piedras formando un pequeño muro y, lo que es más interesante, restos bastante bien conservados de una aljibe romana* (foto del margen)
Además en este lugar se han encontrado restos de cerámica que demuestran una ocupación muy prolongada del enclave. Se ha encontrado cerámica muy oscura típica de la edad del cobre, cerámica pintada con líneas rojas y negras, típicamente ibérica, y terra sigillata de época romana.
■En el Cerro Pelado (a 2,3 km) también se han hallado vestigios de una ocupación de la época ibérica y romana, como así demuestran los tipos de cerámica encontrados. Se puede apreciar un recinto fortificado con forma pentagonal con varias líneas de amurallamiento. Los restos de cerámica son muy abundantes por toda la zona.
■Algo muy parecido ocurre en el Cortijo del “Gato” (foto del margen) a 3 km de Villardompardo, donde también se observan grandes cantidades de piedras, tégulas romanas, terra sigillata, la basa* (así se llame la base) de una columna (foto de abajo), además de alguna ánfora. Probablemente era una villa romana. Las piedras de aquella antigua villa fueron utilizadas posteriormente para construir los diferentes cortijos que han ocupado el lugar a lo largo de la historia.
No nos debe extrañar esta distribución aparentemente al azar de yacimientos con restos romanos en las cercanías de nuestro pueblo y de cualquier otro. La explicación es sencilla. Resulta que cuando un soldado se licenciaba, muchas veces era recompensado con la entrega de tierras, según las costumbres que llevaba a cabo el Estado Romano. La falta de tierras en Italia hizo que el reparto se realizara en los lejanos territorios recién conquistados, en este caso Hispania, de tal forma que las autoridades romanas del lugar parcelaban las tierras y las repartían a los soldados, sin tener en cuenta las necesidades de la población indígena (estos son algunos de los abusos que comentamos al principio). Al alejar a los recién licenciados de la metrópoli romana, el Estado garantizaba dos cosas: por un lado colonizar y culturizar las tierras conquistadas y por otro alejar de Roma un posible foco de revueltas, ya que estos soldados sufrían un gran desarraigo después de tantos años pasando fatigas y alejados de la “civilización”.
A este sistema de reparto se le llamó centuriación. La parcelación se realizaba utilizando como unidad de superficie la “centuria” que era un cuadrado de terreno de 710,4 metros de lado, es decir 50,46 Hectáreas, o un rectángulo con la misma área. Cada colono construía su residencia, y al mismo tiempo casa de labor, en un lugar estratégico de su parcela. A veces para levantar la “Villa Romana” se aprovechaban cimientos y restos de otras construcciones iberas anteriores. Puede ser este el caso de: Ruimesa, Piedras de la Rata, Cortijo del Gato y otros lugares. En cambio, Torre Benzalá y El Patio de Armas, de los que ahora hablaremos, eran entidades poblacionales mucho más grandes, lo que hoy podríamos considerar como una aldea.
■Torre Benzalá (en muchos libros se escribe con V), a 3,95 km al oeste de Villardompardo. Ha sido el enclave más importante de los que se localizan cerca de nuestro pueblo. Está en el término de Torredonjimeno pero se encuentra mucho más cerca de Villardompardo.
Situada sobre un cerro con una altura de 547m , desde el que se divisa una buena parte de la Campiña Norte de Jaén y parte de la de Córdoba. En la cumbre se levantan los restos de un torreón medieval que perteneció a un castillo del siglo XIII y que fue desmantelado a principios del siglo XX para construir los cortijos de alrededor. Pero la antigüedad de Benzalá se remonta a la edad del cobre y del bronce (2750-2500 a. de C) donde sólo se encontraba habitada la zona de la cumbre, constituyendo una aldea fortificada.
Más tarde, en época ibérica, aumenta mucho la población por la mejora de las técnicas agrícolas y la aldea se extiende por la ladera Sureste, mucho más suave. Se pueden encontrar abundantes fragmentos de cerámica ibera por toda la ladera. El nombre del poblado era Bora.
En época romana adquiere su mayor extensión, llegando desde la cumbre hasta el camino de los cortijos del “Marqués y Sargento Coleta”. Además de la gran cantidad de cerámica típica romana (terra sigillata) se han encontrado lápidas funerarias, restos de estatuas, como la que adorna la subida de las escaleras del ayuntamiento de Torredonjimeno, y una gran alberca cerca del camino que posee grandes dimensiones (25 x45m). En aquella época el enclave era conocido como Batora Ordo Batorensis.
En época medieval el lugar seguía siendo ocupado pero en mucha menor extensión, como atestigua la cerámica de origen árabe encontrada. El castillo construído en la cumbre sería levantado casi con toda probabilidad en época cristiana, justo tras la conquista, para controlar las incursiones árabes en la zona, probablemente en la misma época en la que comenzó a construirse el de Villardompardo. De esta forma los castillos de Benzalá, Villardompardo, El Berrueco, La Muña, El Castil y otros, formarían una auténtica línea defensiva y de control de toda la zona contra las incursiones de los musulmanes granadinos.
Sabemos que en 1347 seguía poblado, pero el historiador Ximena Jurado describe a Torre Benzalá en su libro “Antigüedades de Jaén” publicado en 1639, como un lugar despoblado donde no había ni iglesia y sólo quedaban ruinas del pueblo.
■Uno de los yacimientos más importantes desde mi punto de vista, se encuentra en lo que llamamos “El Patio de Armas” en la cumbre del Cerro Villargordo, a 4,74 km de Villardompardo pero en el término municipal de Torredelcampo. Se trata de un recinto bien fortificado y de muy grandes dimensiones. Tiene forma rectangular y debe ocupar varias hectáreas. Los dueños de aquellas parcelas han ido acumulando las piedras de la antigua muralla justo encima de los cimientos de la misma y por eso se puede apreciar la forma que tenía el recinto en la antigüedad. En toda la zona se encuentra cerámica pintada ibera* (1ª foto) y campaniense* (2ª foto) . Debió de ser un opidum (aldea) ibérico de importancia, como lo fue Torre Benzalá.
Además de estos lugares que desde el punto de vista arqueológico han sido muy poco estudiados, contamos en esta parte de la provincia con hallazgos de primer nivel, como el conjunto escultórico de Porcuna (descubierto en los años setenta) y el reciente descubrimiento de la tumba ibera de Arjona. Todo ello nos demuestra que el actual enclave de Villardompardo se encuentra en un lugar de la provincia de Jaén y de España que ha sido poblado desde la antigüedad y que además disfrutaba de un nivel cultural y tecnológico muy superior al de otras zonas del territorio nacional, tanto es así que se está construyendo en Jaén un museo arqueológico dedicado exclusivamente a la cultura y al mundo ibero en general.
La enigmática población de Escadia o Iscadia
Juan Francisco de Masdeu, en su obra titulada “Historia crítica de España y de la cultura española” publicada en 1797, nos habla de las guerras entre las legiones romanas y el ejército formado por el caudillo lusitano Viriato, allá por los años 140-139 antes de Cristo (los romanos llamaban Lusitania al territorio situado al Oeste de la península Ibérica que actualmente corresponde más o menos con parte de Portugal, algo de Extremadura y parte de Salamanca y Zamora)
En esta obra nos dice que, según el historiador romano Apiano Alexandrino, el general romano Fabio Máximo Serviliano al mando de dos legiones romanas se apoderó de las ciudades de Escadia, Gemella y Obolcola, ciudades que poseían guarniciones del ejército de Viriato. Y también de Baccia, esta última sitiada también por el caudillo portugués. Serviliano consiguió romper el cerco de Baccia y tomar prisioneros a 500 soldados del ejército lusitano a quienes les cortó las manos.
La localización de estos lugares son los siguientes:
La ciudad de Gemella se refiere a la “Colonia Augusta Gemella” llamada así por los romanos y Tucci por los iberos, es decir, la actual Martos.
Obolcola se refiere a Obulco ( Porcuna) y Baccia a la actual Baeza.
Respecto a Escadia, el autor del libro al que nos estamos refiriendo, la sitúa en Escua, por el parecido del nombre y por la cercanía a Obulco y Tucci. Pero el autor nos deja de nuevo con la duda de su situación porque tampoco sabemos donde se localizaba Escua.
Otros autores sitúan Escadia en la antígua Astigi, la actual Écija, pero parece muy distante a Tucci, Obulco y Baccia para ser conquistada al mismo tiempo que esas tres ciudades.
En el Diccionario geográfico-histórico de la España antigua ..., Tomo III págian 96, publicado en 1836 por D. Miguel Cortés López, nos dice que Iscadia (aquí se nombra así) no es ninguna ciudad antigua, sino que en las crónicas de Apiano, por error, en lugar de escribir “Oikiam Gemellam” (que quiere decir Colonia Gemella, refiriéndose a Martos) se transcribió como “Iscadia Gemella” . Quizás sea esta la hipótesis más acertada.
Pero en la obra titulada “Las Colonias Gemelas rintegradas en la mitad de sus respectivas poblaciones” publicada en Madrid en 1788 por el autor toxiriano Padre Alejandro del Barco, se llega más lejos aún en el tema de la enigmática Escadia y es por este motivo por el que hablamos de ella en este capitulo. Resulta que este autor identifica la antigua Escadia con Escañuela por la afinidad del nombre entre ambas, pero al mismo tiempo el autor reconoce que se trata de un argumento muy pobre y dice que la antigua Escadia, situada entre Martos y Porcuna, podría ser cualquier despoblado como Torre Alcázar, Benzalá, Torre Fuencubierta, Los Villares (cortijada cercana al pilar de Moya) o cualquier otra población cercana, ya que son abundantes los restos romanos por toda esta zona. Aquí dejo volar la imaginación de cada uno de vosotros para ubicar la antigua población, si es que existió.
Lo que sí podemos asegurar es que Viriato anduvo por todas estas tierras haciéndole la vida imposible al ejército romano.
Fuentes consultadas:
* Para datar y saber la procedencia de los objetos, además de algunas opiniones señaladas con asterisco, he contado con inestimable la ayuda de algunos profesores de historia y especialistas en arqueología del I.E.S. “Ntra. Sra de Alharilla” de Porcuna.
• Expediente nº 294/10. Delegación de Cultura de Jaén.
• Poblamiento y territorio en el suroeste de la provincia de Jaén en época romana de Antonio Luis Bonilla Martos (Sistema de Centuriación)
•Jaén; pueblos y ciudades. Fascículo 142 correspondiente a Villardompardo. Editado por Diario Jaén y Cajasur.
• Las Colonias Gemelas rintegradas en la mitad de sus respectivas poblaciones. Publicada en Madrid en 1788 por el Padre Alejandro del Barco.
• Diccionario geográfico-histórico de la España antigua ..., Tomo III página 96. Publicado en 1836 por D. Miguel Cortés López.
• Torre Benzalá, de José Manuel Ureña Mena (trabajo no editado 1997/98)
• Fotografías todas del autor, excepto el primer mapa y el pavimento de ladrillo, sacados de Internet.
• http://www.evidenciasdelcristianismo.com/monedas/denario/denario.htm
Carlos Ramírez Perea