En Villardompardo, casi todos recordamos la
figura de D. Tomás Gutiérrez, párroco de la localidad en la primera mitad de
los años ochenta. Fue capaz de aglutinar a casi todos los jóvenes del pueblo en
torno a una asociación cultural a la que llamamos “Júpiter 81”. En un principio
buscábamos la organización de fiestas, algo normal para nuestra edad, pero D.
Tomás, poco a poco, fue desviando nuestra atención hacia temas culturales.
Cuando menos acordamos nos vimos organizando teatros, exposiciones, semanas
culturales y muchas otras cosas.
Quizás lo que más me cautivó fue la
investigación sobre el pasado de nuestro pueblo, tanto es así que hoy en día se
ha convertido en una de mis mejores aficiones, junto con la fotografía.
Visitamos los archivos catedralicios, los del ayuntamiento de Villardompardo,
los parroquiales y algunos sitios más. Descubrimos muchos datos referentes a
los Condes de Villardompardo, nombres de calles antiguos, que sirvieron para
cambiar los nombres de la época anterior, y otras cosas muy curiosas sobre
nuestro pasado.
Hace un par de años, encontré en internet el
documento completo de la “Causa General de la Guerra Civil” referente a
Villardompardo. Consta de 44 fotografías, y en una de ellas aparece un listado
completo de las imágenes que fueron destruidas en la noche del 21 de Agosto de
1936 y que a continuación os presento:
Aparecen 14 imágenes de madera, entre las
que se encontraba Nuestro Padre Jesús Nazareno y también el altar mayor, del
que se dice literalmente que era una “verdadera obra de arte”. No se hace
ningún comentario más de cualquier otra imagen, ni autoría ni valor de las
mismas. Aparecen otras 10 imágenes de escayola, 4 de cartón piedra, un Niño
Jesús de porcelana, una cruz y una custodia de plata, un cuadro grande de
ánimas del que se dice que “tiene valor”, y algunos libros del archivo
parroquial (entre los desaparecidos se encuentra el “libro de fábrica” y algunos
más). Al ver este documento recordé aquel comentario de Doña Paca, pero claro,
seguíamos sin poder afirmar nada.
Resulta que en 1962, el padre de D. Manuel
José Jiménez (D. Francisco Jiménez Hernández) mantuvo una conversación con el
señor Casares,
jefe de La Policía Local de Málaga y yerno del genial
imaginero malagueño D. Francisco Palma Burgos. Dicha conversación ocurrió en la
Parroquia San José Obrero del barrio malagueño de Carranque.
Seguramente Doña Paca se enteró de esta
conversación o incluso pudo estar presente.
Hubiera sido determinante poseer fotos de
buena calidad de ambas imágenes, para intentar compararlas con otras obras
catalogadas del autor. Sólo os puedo mostrar éstas de muy baja resolución de
Nuestro Padre Jesús, y que fueron tomadas a principios de los años veinte. La foto del margen es una
ampliación de la primera que tenemos más abajo. De todas formas esta obra fue
atribuida por el profesor del Seminario a algún discípulo del taller, no al
propio Martínez Montañés.
Por desgracia hoy es imposible comprobar qué
hay de cierto en toda esta historia. He buscado en internet listados de obras
catalogadas del famoso imaginero y no he encontrado nada referente a esta
parroquia, aunque también es cierto que en los años treinta quizás no todas sus
obras estuvieran localizadas, y más aún si fueron de los primeros tiempos del
escultor. También hubiera sido de gran ayuda El Libro de Fábrica, donde se
anotaban las obras, reformas y adquisiciones de la parroquia a lo largo de su
historia, pero se perdió en la Guerra Civil.
Juan Martínez Montañés nació en la localidad
jienense de Alcalá la Real en 1568. En 1579, con apenas doce años de edad, se
traslada a Granada e ingresa en el taller de su paisano Pablo de Rojas donde
comienza su formación escultórica. El aprendizaje en esta ciudad sería corto,
porque en 1582 se encontraba ya en Sevilla. En esta ciudad comenzó a trabajar en un taller de
escultura, que se cree pudo ser el de Gaspar Núñez Delgado. En junio de 1587
contrajo matrimonio con Ana de Villegas y se estableció en la colación de la
Magdalena, viviendo en la calle de la Muela. De este matrimonio nacerían cinco
hijos.
El 1
de diciembre de 1588 compareció ante un tribunal examinador, compuesto por
Gaspar de Águila y Miguel de Adán, para acreditar su suficiencia en la escultura y el diseño
de retablos. En presencia del tribunal esculpió una figura vestida y otra
desnuda, y realizó también el alzado de un retablo,
siendo declarado "hábil y suficiente para ejercer dichos oficios y
abrir tienda pública". En 1613 muere su esposa Ana, que fue enterrada
el 28 de agosto en una sepultura que poseía el matrimonio en el convento de San
Pablo de Sevilla. Montañés contrajo nuevamente matrimonio el 28 de abril
de 1614 con Catalina de Salcedo y Sandoval, hija del pintor Diego de Salcedo y
nieta del escultor Miguel de Adán, con la que tendría siete hijos.
En el año 1629
enfermó, debiendo permanecer en cama durante cinco meses, cosa que le obligó a
no poder trabajar en el retablo de la catedral, y que provocó que mantuviese un
pleito por demora e incumplimiento del contrato.
En 1635 viajó a Madrid, donde había sido
contratado para moldear en barro el busto del rey Felipe IV que junto con el
retrato ecuestre de Velázquez debían
servir como modelo para una estatua ecuestre que iba a realizar el
italiano Pietro Tacca. Esta estatua se
encuentra actualmente en la Plaza de Oriente de Madrid.
Juan Martínez Montañés falleció en Sevilla, a
los 81 años, víctima de la epidemia de peste de 1649 que asoló dicha ciudad y en la que murió casi el
cincuenta por ciento de la población, siendo enterrado en la antigua parroquia
de la Magdalena.
El hecho de contar brevemente la vida del
escultor, es porque hay una coincidencia en el tiempo con la estancia de D.
Fernando de Torres y Portugal (I Conde
de Villardompardo) en Sevilla, mientras fue Asistente en dicha ciudad.
La figura de Asistente era similar a la de
corregidor. Sus funciones eran diversas: promover y ejecutar todo tipo de obra pública, mantener la salubridad y la vigilancia, garantizar los
abastos de las poblaciones, establecer los precios según los criterios
escolásticos de la época (precio mínimo, máximo y medio, también llamado el
precio Justo), verificar pesas y medidas, evitar el contrabando, las mercancías
prohibidas y en general guardar los buenos usos del comercio que incluían la
prohibición taxativa de las usuras.
La labor que realizó D. Fernando como Asistente
en Sevilla transcurrió desde 1578 hasta 1583. Si Martínez Montañés ya estaba en
la ciudad en 1582, ambos coincidieron en la misma durante un año como mínimo.
Es muy normal que por las competencias de su cargo, D. Fernando conociese los
talleres y diferentes negocios de la ciudad.
Por otro lado, la iglesia de Villardompardo
acababa de ser construida. A juzgar por la clave de la bóveda de crucería del
baptisterio, donde esta esculpida la fecha de 1545, supondremos que ese año fue
el de su finalización. Todas las iglesias deberían ser dotadas con imágenes
religiosas, así que el negocio de la imaginería estaba en plena efervescencia.
¿Qué probabilidad habría de que el mismo
Conde de Villardompardo, encargara algunas imágenes al taller donde trabajaba
el joven escultor jienense Martínez Montañés? Tal vez muy baja… pero tampoco
imposible.
En fin, todo es una mera hipótesis, sin
ningún documento que avale su autenticidad, pero aquí tenéis los datos de los
que dispongo.
Marzo de 2017
Carlos Ramírez Perea