EL PROBLEMA DE LA SUCESIÓN DEL TÍTULO
Se sabe muy poco desde la conquista de aquella pequeña alquería en 1246 por las tropas de Fernando III “El Santo” a la que se le puso el nombre de Villar Don Pardo, hasta que a finales del siglo XIV fue otorgada a la familia Torres con el Título de Señores de Villardompardo, con la condición de repoblarla ya que había quedado destruida por los moros en una de sus incursiones en el reino de Jaén.
La historia de nuestro pueblo es interesante, pero sin duda el siglo más importante ha sido el XVI por la influencia de los personajes que vivieron en él.
Veamos algunos de los acontecimientos más curiosos de este siglo:
Hacia el año 1500 la Señora de Villardompardo, Doña Teresa de Torres, viuda del influyente Condestable D. Miguel Lucas de Iranzo, se encontraba en una situación complicada ya que había perdido gran parte del poder que tenía en la ciudad de Jaén, en el último cuarto del siglo XV.
Se sabe muy poco desde la conquista de aquella pequeña alquería en 1246 por las tropas de Fernando III “El Santo” a la que se le puso el nombre de Villar Don Pardo, hasta que a finales del siglo XIV fue otorgada a la familia Torres con el Título de Señores de Villardompardo, con la condición de repoblarla ya que había quedado destruida por los moros en una de sus incursiones en el reino de Jaén.
La historia de nuestro pueblo es interesante, pero sin duda el siglo más importante ha sido el XVI por la influencia de los personajes que vivieron en él.
Veamos algunos de los acontecimientos más curiosos de este siglo:
Hacia el año 1500 la Señora de Villardompardo, Doña Teresa de Torres, viuda del influyente Condestable D. Miguel Lucas de Iranzo, se encontraba en una situación complicada ya que había perdido gran parte del poder que tenía en la ciudad de Jaén, en el último cuarto del siglo XV.
También su único hijo, D. Luis Lucas de Torres, había ingresado en el monasterio de San Francisco del Monte, en la provincia de Córdoba, tras un desengaño amoroso, y los Reyes Católicos abandonaron la ciudad de Jaén después de la conquista de Granada, alejándose el gran apoyo de Doña Teresa; la reina Isabel la Católica, su gran amiga.
Por estas circunstancias, la Señora del Villar, decidió en este año de 1500, abandonar Jaén de incógnito, con algunas de sus valiosas joyas y acompañada por una o dos doncellas. Se dirigió hacia Écija y allí ingresó como monja clarisa en el convento de Santa Inés, pagando su dote con las joyas que llevaba. El ingreso lo hizo con total anonimato y profesó con el nombre de Sor Luisa de la Cruz. Eligió el mismo nombre que su hija fallecida siendo niña.
El anonimato de la señora duró poco tiempo, porque la reina Isabel la Católica descubrió el paradero de su amiga Teresa.
El primer año de noviciado para la Señora de Villardompardo fue todo un ejemplo en el convento de Santa Inés, así que cuando la reina fundó el convento de Santa Isabel en la ciudad de Granada (en el Albaicín) se acordó de su amiga Doña Teresa de Torres (Sor Luisa de la Cruz) y la envió a este convento como abadesa.
Los años que permaneció Doña Teresa en el convento de Granada, fueron ejemplares, su fama creció en toda Granada por convertirse en refugio de los más necesitados, tanto fue así que tras su muerte hubo quién pidió su santidad.
El hijo de Doña Teresa, como dijimos anteriormente, estaba en el monasterio de San Francisco del Monte y allí murió en 1510, sin descendencia.
Doña Teresa de Torres murió en el convento de Santa Isabel de Granada en 1521 y en ese mismo lugar fue enterrada. Sus hijos y marido habían muerto, luego se planteaba el problema de la herencia del mayorazgo (privilegios que tenía una persona y que se transmitían al hijo mayor) y el título de Señor/a de Villardompardo.
El problema se solucionó, heredando tanto el mayorazgo como el título
el hijo de Dionís de Portugal y Torres (primo hermano de Dª Teresa) y de Isabel Fajardo, llamado D. Fernando de Portugal y Torres.
Durante la vida de Doña Teresa, Señora de Villardompardo, no se menciona en ningún momento que residiera en nuestro pueblo, aunque fuera por periodos cortos de tiempo, aunque sí se habla de breves estancias en Bailén, Andújar o Mengíbar, por diversos motivos, como por ejemplo, algunos brotes de peste en Jaén.
Nuestro pueblo debió ser un núcleo urbano demasiado pequeño para lo que ella estaba acostumbrada y el castillo carecería de la más mínima comodidad ya que hasta ahora había estado destinado a la defensa de la zona y no a residencia palaciega como más tarde lo fue.
D. Fernando de Portugal y Torres, heredero del Señorío del Villar, era una persona importante ya que era nieto por una parte del adelantado mayor de Andalucía y por otra de don Fernando de Portugal hijo del Infante D. Dionís de Portugal y Juana de Castilla, esta última hija de Enrique II. Al recibir el título de Señor del Villar y el mayorazgo, intercambió el orden de sus apellidos y desde entonces se llamó D. Fernando de Torres y Portugal. Por eso en el escudo de Villardompardo aparecen las torres del apellido “Torres” y los escudos de la monarquía portuguesa.
D. Fernando se casó con Dª Beatriz de Luxán y tuvo tres hijos: Bernardino, Alfonso e Isabel.
Cuando murió D. Fernando, su mujer, Dª Beatriz de Luxán se casó en segundas nupcias con D. García de Villarroel, adelantado de Cazorla, y a esta villa se fue a vivir con su esposo y los tres hijos que tuvo del matrimonio anterior:
•Alfonso murió sin dejar descendencia.
•Isabel se casó con el hijo de su padrastro Juan de Villarroel.
•Bernardino a la edad de 13 o 14 años se casó, forzado por su padrastro, con una hija de éste, Luisa de Villarroel, pero “no hubo cópula, por estar el joven Bernardino demasiado presionado” así que como pudo y de incógnito escribió una carta a un criado suyo, el alcaide de Villardompardo, éste al cabo de unos días se personó en secreto en Cazorla y huyeron los dos hasta el castillo de Villardompardo, para evitar ser perseguidos pusieron las herraduras de los caballos al revés.
Una vez a salvo pidió la nulidad del matrimonio anterior y el obispo de Córdoba se la concedió.
Bernardino de Torres y Portugal heredaría el título de Señor del Villar y el mayorazgo tras la muerte de su padre.
Bernardino se casó con Dª María Mexía Ponce de León, hija del Señor de la Guardia y tuvo dos hijos, Fernando y Beatriz, ésta última se casó con D. Luis de Carvajal, señor de Jódar y no tuvo descendencia.
EL PRIMER CONDE DEL VILLAR
A la muerte de Bernardino heredó el título su hijo mayor, D. Fernando de Torres y Portugal (llamado igual que su abuelo), que se convertiría en el personaje más importante de la historia de nuestro pueblo.
Cuando heredó el titulo, su tía Dª Isabel de Portugal, la que se había casado con D. Juan de Villarroel, se lo intentó arrebatar a favor de su hijo, alegando que el matrimonio entre D. Bernardino y Dª María Mexía no había sido legítimo, pero al final no consiguió nada.
D. Fernando se casó en primeras nupcias con Doña Francisca Ossorio de Carvajal, hija de los Señores de Jódar, y en segundas con Doña María Carrillo de Córdoba, hija de los Señores de Algarrobo. Con la primera esposa tuvo los siguientes hijos:1 Bernardino de Torres que se casaría con Dª Inés Manrique, hija de los marqueses de la Guardia. 2 Diego de Torres. 3 Luis de Torres. 4 Fernando de Torres. 5 Gonzalo y 6 María.
Con la segunda esposa D. Fernando tuvo los siguientes hijos: 1 Jerónimo de Torres, que más tarde sería Caballero de la Orden de Santiago. 2 Juan de Torres y Córdoba que fue Rector de la Universidad de Salamanca y Canónigo de Jaén.3 Manuel de Torres, también fue Caballero de la Orden de Santiago. 4 Diego de Torres y 5 Micaela de Torres. Tal vez, estos dos últimos murieron sin casar. Algunos de ellos fueron bautizados en la iglesia de Villardompardo y podemos observar sus actas bautismales en los archivos parroquiales de nuestra villa.
Estos archivos comienzan en 1565, según lo ordenado en el Concilio de Trento, por lo que los hijos que nacieron antes de esta fecha no pudieron inscribirse.
Las actas bautismales presentes en el archivo son las de los siguientes hijos/as: D. Jerónimo, bautizado en Noviembre de 1566, D. José (puede que sea D. Juan) bautizado en marzo de 1568, D. Francisco, bautizado en mayo de 1570 (Francisco no aparece como hijo de D. Fernando, puede que muriera muy joven), D. Manuel, bautizado en Junio de 1575 y D. Diego, bautizado en febrero de 1577. Todos estos hijos los tuvo con la segunda esposa y todas las actas bautismales aparecen en el primer libro de los archivos parroquiales y firmadas por un tal “Maestro Cibantos”, Prior de la “Iglesia de esta Villa”. En ningún momento aparece como Parroquia de la Virgen de Gracia.
El hecho de bautizar aquí a sus hijos nos hace sospechar que D. Fernando pudo vivir durante algunos periodos en el castillo, convertido en esta época en castillo-palacio y con una portada renacentista recién hecha, con su gran escudo nobiliario en la entrada.
En 1558 el mismo Felipe II designa a Villardompardo como cabeza de condado por lo que D. Fernando de Torres y Portugal pasa de Señor del Villar a Primer Conde de Villardompardo, con todos los privilegios que ello conllevaba. Además D. Fernando poseía los siguientes cargos: Caballero de la Orden de Santiago, Alférez Mayor y Veinticuatro de la ciudad de Jaén, Capitán General del Principado de Asturias, Asistente en Sevilla y sin duda el cargo de mayor importancia; Virrey del Perú.
SU VIRREINATO EN PERÚ
Este cargo lo ocupó desde el 30 de Noviembre de 1586 hasta el 8 de Enero de 1590 (en algunas fuentes varían algo estas fechas, pero en poco).
Cuando viajó al Perú, no lo hizo solo sino con su nieto Fernando, hijo de Diego.
Este nieto terminaría formando con el tiempo una rama familiar de los Torres y Portugal en América.
Según las fuentes consultadas su virreinato en Perú fue bueno para unos o desastroso para otros.
En una crónica de la época se cuenta: “En los tres años de su gobierno no hizo el conde de Villardompardo sino amenguar el patronato, entrar en querellas ridículas con los inquisidores, dar pábulo a las disensiones de la Audiencia, dejar sin castigo a los defraudadores del fisco y permitir que en todas las esferas oficiales se entronizase la inmoralidad.
En cambio en otras fuentes se dice que a pesar de los problemas a los que hizo frente el Virrey del Perú, consiguió enviar a la corona española más de cinco millones de ducados, incrementó la armada, fortificó el puerto del Callao, sustituyó el cargo de alcalde de Lima por el de corregidor, hizo frente al terremoto de 1586 racionando los cereales y otras muchas medidas.
Fuera como fuese la verdad es que D. Fernando tuvo que hacer frente, durante su virreinato, a graves problemas como:
- Una epidemia a mediados de 1586 de viruela, sarampión y parotiditis que apareció en Cuzco y se extendió hacia el norte.
- Otra epidemia de peste que afectó sobre todo a la población indígena y negra, dedicada a las labores domésticas y a los trabajos en el campo, la pérdida de población fue enorme, por ejemplo Lima perdió el 20% de los habitantes.
- Tres años más tarde otra epidemia, esta vez de tifus exantemático, se extendió por el virreinato del Perú y diezmó la población.
- El miércoles 9 de Julio de 1586, entre las siete u ocho de la tarde un violento terremoto sacudió todo el territorio, provocando enormes destrozos en la ciudad de Lima y otras muchas cercanas a ella.
D. Fernando se encontraba en aquellos momentos en el puerto del Callao despachando la Armada Real y le escribió una carta a su Majestad Felipe II, diciendo literalmente: ”…me vino un aviso del puerto de que la mar se retiró y se recogió como siete estadios y volvió a salir muy alta sobre tierra con gran ruido llevándose la barraca y mercaderías que en ella estaban y algunos barcos y carros y mucha madera gruesa que estaba apilada. El agua llegó hasta el Monasterio de Santo Domingo (a unos 250 metros de la orilla). Fue tanta el agua que quedó allí que al cabo de algunos días aún no se podía pasar a caballo…”. Sin duda describió un tsunami.
- Para colmo de males, en Mayo de 1587, el pirata británico Thomas Cavendish, se dejó caer por las costas peruanas arrasando algunas pequeñas poblaciones del norte. Aunque Don Fernando envió la armada contra ellos, no pudieron darle alcance por la gran ventaja que les llevaba. Debido a este grave incidente, el virrey decidió instalar baterías defensivas y levantar fortificaciones en el puerto del Callao.
En 1589, se tomó la decisión, por parte de su Majestad , de relevar al “achacoso y discreto” Conde de Villardompardo, por un hombre más joven y enérgico. Se nombró como sucesor y Virrey al Marqués de Cañete, D. García Hurtado de Mendoza, cuyo mandato duró hasta 1596.
Algunas anécdotas curiosas de la estancia del Conde del Villar en Perú fue la fundación de una ciudad a la que llamó Villardompardo, cerca del volcán Chimborazo, en la actual República del Ecuador y que más tarde cambió el nombre por Riobamba (en la foto de abajo).
Durante el Virreinato de D. Fernando nació en Lima, el 30 de Abril de 1586, la que más tarde sería Santa Rosa de Lima, hija de Gaspar Flores y María de Oliva.
Durante sus años de mandato, el Virrey fue apodado por las jóvenes limeñas como “El Temblecón” por el temblor acusado de sus manos.
Una vez relevado de su cargo, el conde se retiró al conventillo franciscano del pueblo de la Magdalena, hasta que se le proporcionó navío para que su nieto y él regresaran a España.
Su nieto volvería a América años más tarde y fundaría la rama familiar que comentamos anteriormente.
Una vez en España, mandó construir un palacio en la actual plaza de María Luisa Marillac de Jaén. La construcción se hizo sobre las ruinas de los antiguos baños árabes y fue acabada en 1592, el año de su muerte.
La función de esta edificación ha ido cambiando con el tiempo, desde 1751 hasta 1970 fue hospicio, casa cuna y casa de maternidad. Su fachada de piedra tiene una portada severa, sobre la que se sitúa una inscripción alusiva a su función de hospicio. Las ventanas se ordenan en ella de forma simétrica. Al lado se alza la portada de la iglesia de la Visitación, que formaba parte del hospicio.
El palacio, que se conoce como “Palacio de Villardompardo”, fue restaurado después de haber realizado su función y recibió el premio Europa Nostra en 1984, por el impecable trabajo que se hizo. Actualmente alberga el museo de Artes y Costumbres y de Arte Naïf y en los subterráneos se encuentran los Baños Árabes del siglo XI.
A la muerte de D. Fernando, acaecida el 18 de Octubre de 1592, le correspondía heredar el título de conde a su hijo mayor Bernardino, pero éste había muerto en vida de su padre.
Como habíamos comentado D. Bernardino se casó con Dª Inés Manrique, hija de los Marqueses de la Guardia, con la que tuvo tres hijos: Juan de Torres y Portugal (el mayor), Bernardino y Fernando, por lo que el título de Conde de Villardompardo pasó del abuelo D. Fernando al nieto D. Juan.
D. Juan de Torres y Portugal , segundo conde de Villardompardo, quizás sea el que más relación haya mantenido con el Villar y tal vez residiera en el castillo durante largos periodos de tiempo, porque son muchas las veces que preside los cabildos municipales y toma numerosas decisiones importantes para el municipio, según nos cuentan los archivos municipales. También bautizó en nuestra iglesia algunos de sus hijos, según consta en las actas bautismales de la parroquia.
Su mandato duró hasta el 20 de marzo de 1612, día de su muerte. El acta de defunción se encuentra en los archivos parroquiales, en el primer libro de defunciones, en la que parece leerse que fue enterrado en la Virgen de Atocha, pero no está muy claro (foto de arriba).
CONTINUARÁ
Fuentes consultadas:
“Teresa de Torres” de María del Consuelo Díez Bedmar.
“Villardompardo. Aproximación Histórica” de José Torres Domínguez.
Archivos parroquiales y municipales.
Muchas páginas de Internet
Autor: Carlos Ramírez Perea
© copyright Carlos Ramírez Perea. 2009
2 comentarios:
impresionante trabajo Carlos ¡animo!
estamos impacientes con la siguiente parte.
Saludos.
Me ha gustado, ¿para cuando la segunda parte?
Saludos.
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