lunes, 9 de enero de 2012

Situación de los yacimientos arqueológicos de origen ibero y romano en los alrededores de Villardompardo.
PROPIEDADES URBANAS DEL CONDE DE VILLARDOMPARDO, SEGÚN EL CATASTRO DEL MARQUÉS DE LA ENSENADA. 1751


 A mediados del siglo XVIII hacía falta una gran reforma del sistema de impuestos, ya que éstos eran especialmente injustos para los más humildes. Esta reforma la llevaría a cabo Zenón de Somodevilla y Bengoechea ( Marqués de la Ensenada, foto del margen) secretario de Hacienda durante el reinado de Fernando VI. Este inteligente político ilustrado se dispuso a catastrar las propiedades (casas, tierras, ganado, etc) de los habitantes de todos los pueblos de España, uno a uno, con el fin de que cada cabeza de familia contribuyera a la hacienda pública con arreglo a sus posesiones (lo que se llamó Contribución Única). El Rey Fernando VI firmó el Decreto el 10 de Octubre de 1749 e inmediatamente una enorme cantidad de funcionarios se pusieron manos a la obra para catastrar todo el país (casi 15000 poblaciones).
Al final el catastro no sirvió para nada por la oposición de la nobleza e iglesia que querían seguir con el privilegio de no pagar impuestos, pero sí ha servido para que conozcamos la realidad socioeconómica de cada población española a mediados del siglo XVIII, entre ellas Villardompardo.
El catastro se llevó a cabo en dos fases:
La primera consistía en responder a cuarenta Preguntas Generales que se hacían a una comisión de personas del pueblo nombradas a tal efecto. Esas preguntas reflejaban la economía general y otros aspectos de la localidad en cuestión.
La segunda fase, mucho más interesante, consistía en una entrevista personal con cada cabeza de familia en la cual se declaraban todas sus posesiones: casas (se decía la calle donde estaban ubicadas), tierras (se decía en qué lugar estaban, su extensión, de qué estaban sembradas, producción, etc), el ganado que poseían, y otras cosas interesantes. Esta declaración comenzó el 1 de Octubre de 1751. De este modo es posible saber cuáles eran los habitantes de Villardompardo a mediados del siglo XVIII con nombres y apellidos, dónde vivían, que posesiones tenían, etc. (ya se publicará una lista con todos ellos).
En este artículo sólo hablaremos de la declaración que hizo el representante del Conde, que en aquel momento era  D. José Vicente Belvís de Moncada, residente en Madrid (IX Conde de Villardompardo), en la que se especificaba cada una de las parcelas de tierra que poseía en el término de la localidad  (que eran muchísimas) y sus posesiones en el casco urbano de Villardompardo, que es en lo que nos centraremos en este escrito por lo curioso que nos puede resultar.
Toda esta información ha sido recogida del “Libro Maestro de Legos” (signatura 7990) del Archivo Histórico Provincial de Jaén.
Cada una de las declaraciones ha sido transcrita literalmente, sólo he añadido algunos puntos y comas para darle más sentido. La transcripción está marcada en negrita:

Tiene el citado conde unas casas palacio  (el castillo) extramuros de la villa, que se componen de treinta y seis varas de frente y las mismas de fondo, con un salón y dos cuartos, caballeriza seguida, cocina y sótano en bajo.
Segundo cuerpo: un corredor galería, ocho cuartos, tres cocinas, una sala y oratorio. Tercer cuerpo: tres cuartos, dos torres y en ellas tres cuartos, dos “pajeras” y sobre ellas tres cuartos y varios retretes, está mucho de él inhabitable, están también un cuarto que sirve de cárcel y otro de pósito. Si se alquilase se obtendría una renta de cincuenta ducados anuales y dista del pueblo veinte varas.

ACLARACIONES: Cuando se habla de “cuerpos” se refiere a pisos. El castillo era muy diferente a lo que vemos hoy en día, que sólo presenta la torre, algunos lienzos de muralla y un gran patio interior. En realidad una buena parte de ese patio estaba ocupado por diferentes edificaciones  y además alcanzaban bastante altura. Muchas de las que hoy parecen ventanas del torreón, eran puertas que comunicaban con las habitaciones que se mencionan más arriba, se puede observar con bastante claridad el nivel de los diferentes entresuelos de la edificación que rodeaba la torre (marcados en rojo). Igualmente se puede observar la situación de un gran salón, con su chimenea al fondo, tres grandes ventanales para iluminarlo y la puerta que daba acceso al torreón, tal vez se refiera al corredor galería o a la sala que se menciona en el segundo cuerpo. En la descripción anterior se habla de 36 varas de frente, refiriéndose a la fachada principal, donde está la puerta (círculo azul) .Esa medida corresponde a unos 30 metros (una vara=0,835 m), pero actualmente esa fachada mide unos 28. También se dan las mismas varas de fondo (30 metros) cuando en realidad, en el plano adjunto, son unos 40. Parece que las medidas de este edificio y la de los descritos seguidamente, se decían un poco a “cálculo” o tal vez se engañaba deliberadamente.

En Diciembre de 2011 D. Vicente Salvatierra y D. Juan Carlos Castillo, ambos profesores de historia de la Universidad de Jaén, estuvieron visitando el Castillo de Villardompardo para ver su estado de conservación y dijeron algunas cosas muy curiosas. Una de ellas es que en época medieval la entrada del castillo no se encontraba en el lugar actual, sino en la zona rodeada de rojo, de esta forma era más fácil su defensa. La entrada renacentista que todos conocemos empezaría a construirse a finales del siglo XVI, cuando el pueblo se convirtió en condado, con D. Fernando de Torres como I Conde de Villardompardo. Algo más curioso aún es el tipo de tapia que se puede observar en la parte interior de la pared que hay por debajo de las tres grandes ventanas, según D. Juan Carlos Castillo parece ser de origen Almohade. D. Vicente Salvatierra apuntó que muy posiblemente ya existiera parte de la fortaleza antes de la conquista cristiana y tras ésta, dicha pared fue revestida en piedra y comenzaría a construirse el torreón y la ampliación del castillo. Dijeron que todas estas hipótesis podrían ser confirmadas tras una excavación.

Tiene el conde unas casas bodega en el Campillo. Se compone de dos naves y encima de ellas un granero. Tiene varias tinajas para encerrar la cosecha de aceite de dicho conde. Tiene 22 varas de frente y 11 de fondo, lindaba con el egido del Campillo.

ACLARACIONES: En aquella época se denominaba “El Campillo” a todos los alrededores del Castillo, ya que no había edificaciones en esa zona, sólo el citado Castillo y el edificio que desde siempre se le ha llamado “El Granero” que es el que se describe en este apartado. Curiosamente todavía se conserva parte de lo que se dice, por ejemplo: en la cochera de Manuel Rodríguez se puede observar un pavimento de losas de piedra muy bien pulimentadas y los huecos donde irían semienterrradas las tinajas que utilizaba el Conde para guardar la cosecha de aceite (mancha amarillenta que se ve al fondo de la foto). Esta misma bodega también sirvió, a principios y mediados del siglo XX, como Lagar para obtener vino de la uva procedente de una finca de Sierra Morena cuyo propietario era Diego Ortega.

El granero propiamente dicho se encontraba en el piso de arriba. Para aguantar el peso se había hecho un entresuelo a conciencia, con gruesos palos y además muy juntos. Todavía se conserva ese entresuelo en las cocheras de Manuel Rodríguez y Manuel Gay. Como dato curioso diremos que esta misma estancia fue utilizada durante la Guerra Civil como cárcel, se pueden observar a duras penas algunos de los dibujos que hacían los presos en las paredes.


Tiene unas casas Mesón situadas en la calle del Hospital (Calle Virgen de Atocha) con su cocina, dos cámaras y pajar en alto un cuarto en bajo y caballeriza, con 22 varas de frente y 14 de fondo, linda con la parte de abajo con el egido del llano.

 ACLARACIONES: Para ubicar la situación del Mesón nos ayudaremos de un plano del pueblo de 1870, en el que se aprecia claramente como la ermita de la Virgen de Atocha era el último edificio de esa acera, y la de enfrente acababa también a la misma altura (foto del margen, círculo rojo). Si tenemos en cuenta que el mesón lindaba con el ejido del llano, es decir, con todo el campo que existía bajando la cuesta, llegaremos a la conclusión de que se encontraba a la altura de los actuales números 10, 12 ó 14 de la calle Atocha.

Tiene el conde una casa horno en la callejuela del horno con su corral y tiene 21 varas de frente y ocho de fondo, lindaba por la parte de arriba con la calle Ancha .

ACLARACIONES: sin duda es la casa de la familia Lanagrán, donde están los dos bares. Muchos hemos conocido, hasta no hace tanto, el horno que la familia tenía en la actual calle Porcuna. Por lógica ese horno habrá sido reparado, o bien hecho de nuevo, varias veces. No creo que el mismo haya durado casi doscientos cincuenta años.

Tiene unas casas Molinos de aceite extramuros, que distará de ella como treinta varas, con dos piedras y cuatro vigas, que solamente se ocupa de moler la aceituna de dicho conde, es de 55 varas de frente y 20 de fondo.
Tiene otras casas molino situadas en el egido de la Fuente (en el pilar, rodeado de azul en el plano anterior) que dista de esta población unas treinta varas, con dos piedras y cuatro vigas donde se muele la aceituna de los vecinos y tiene 28 varas de frente y 16 de fondo.

ACLARACIONES: Los dos molinos se encontraban contiguos y en el pilar. Como ya os comenté en uno de los primeros capítulos, aún se conserva parte del muro trasero de estas edificaciones, hoy propiedad de la familia Padilla. La existencia de esta edificación es muy anterior, posiblemente del siglo XVI.
Cada molino constaba de dos piedras cónicas que normalmente las hacía girar un burro o un mulo. La masa obtenida era esparcida sobre los capachos de esparto y estos eran prensados por una enorme palanca de unos 15 o 20 metros de longitud, llamada Viga (ver imagen). Hoy en día podéis ver este sistema montado en un museo situado en la Hacienda “La Laguna” del Puente del Obispo. Cada molino tenía cuatro palancas de este tipo.
Debemos tener en cuenta que tanto la cosecha del Conde como la del resto de los habitantes del pueblo debería ser pequeña, ya que la mayor parte de las tierras se dedicaban al cultivo de cereal y legumbres.
Como vemos, el Señor Conde poseía el gran privilegio de ser el único que molía aceituna para él y para el resto del pueblo, cobrando un porcentaje a cada pequeño propietario que la llevaba obligatoriamente allí. Igualmente podríamos decir del pan, el único horno autorizado para cocerlo era del conde, así que también se llevaría sus beneficios.
Estos privilegios los poseían los antepasados del conde desde que Villardompardo se instituyese como señorío, allá por el año 1371.
Hasta la Constitución 1812, en la  que quedan derogados los privilegios de los Señoríos, no desaparece este abuso. A partir de aquí, el conde comienza a vender sus propiedades tanto rústicas como urbanas a los habitantes del pueblo. Ésto ocurriría a lo largo del siglo XIX y quizás principios del XX, aún no he encontrado fecha exacta. Lo que parece muy probable es que casi todas las propiedades urbanas (castillo, molino, granero y quizás las otras) las vendiera "en un lote" a un mismo comprador. Ya lo iremos aclarando poco a poco.

   Carlos Ramírez Perea