Al
final el catastro no sirvió para nada por la oposición de la nobleza e iglesia
que querían seguir con el privilegio de no pagar impuestos, pero sí ha servido
para que conozcamos la realidad socioeconómica de cada población española a
mediados del siglo XVIII, entre ellas Villardompardo.
El
catastro se llevó a cabo en dos fases:
•
La primera consistía en responder a cuarenta Preguntas Generales
que se hacían a una comisión de personas del pueblo nombradas a tal efecto.
Esas preguntas reflejaban la economía general y otros aspectos de la localidad
en cuestión.
•
La segunda fase, mucho más interesante, consistía en una entrevista
personal con cada cabeza de familia en la cual se declaraban todas sus
posesiones: casas (se decía la calle donde estaban ubicadas), tierras (se decía
en qué lugar estaban, su extensión, de qué estaban sembradas, producción, etc),
el ganado que poseían, y otras cosas interesantes. Esta declaración comenzó el
1 de Octubre de 1751. De este modo es posible saber cuáles eran los habitantes
de Villardompardo a mediados del siglo XVIII con nombres y apellidos, dónde
vivían, que posesiones tenían, etc. (ya se publicará una lista con todos
ellos).
En
este artículo sólo hablaremos de la declaración que hizo el representante del
Conde, que en aquel momento era D. José
Vicente Belvís de Moncada, residente en Madrid (IX Conde de Villardompardo), en
la que se especificaba cada una de las parcelas de tierra que poseía en el
término de la localidad (que eran
muchísimas) y sus posesiones en el casco urbano de Villardompardo, que es en lo
que nos centraremos en este escrito por lo curioso que nos puede resultar.
Toda
esta información ha sido recogida del “Libro Maestro de Legos” (signatura 7990)
del Archivo Histórico Provincial de Jaén.
Cada
una de las declaraciones ha sido transcrita literalmente, sólo he añadido
algunos puntos y comas para darle más sentido. La transcripción está marcada en
negrita:
●Tiene el citado conde unas casas palacio (el castillo) extramuros de la villa, que se componen de treinta y seis varas de
frente y las mismas de fondo, con un salón y dos cuartos, caballeriza seguida,
cocina y sótano en bajo.
Segundo
cuerpo: un corredor galería,
ocho cuartos, tres cocinas, una sala y oratorio. Tercer cuerpo: tres
cuartos, dos torres y en ellas tres cuartos, dos “pajeras” y sobre ellas tres
cuartos y varios retretes, está mucho de él inhabitable, están también un
cuarto que sirve de cárcel y otro de pósito. Si se alquilase se obtendría una
renta de cincuenta ducados anuales y dista del pueblo veinte varas.
ACLARACIONES: Cuando se
habla de “cuerpos” se refiere a pisos. El castillo era muy diferente a lo que
vemos hoy en día, que sólo presenta la torre, algunos lienzos de muralla y un
gran patio interior. En realidad una buena parte de ese patio estaba ocupado
por diferentes edificaciones y además alcanzaban
bastante altura. Muchas de las que hoy parecen ventanas del torreón, eran puertas
que comunicaban con las habitaciones que se mencionan más arriba, se puede
observar con bastante claridad el nivel de los diferentes entresuelos de la
edificación que rodeaba la torre (marcados en rojo). Igualmente se puede
observar la situación de un gran salón, con su chimenea al fondo, tres grandes
ventanales para iluminarlo y la puerta que daba acceso al torreón, tal vez se
refiera al corredor galería o a la sala que se menciona en el segundo cuerpo.
En la descripción anterior se habla de 36 varas de frente, refiriéndose a la
fachada principal, donde está la puerta (círculo azul) .Esa medida corresponde a
unos 30 metros (una vara=0,835 m), pero actualmente esa fachada mide unos 28. También
se dan las mismas varas de fondo (30 metros) cuando en realidad, en el plano
adjunto, son unos 40. Parece que las medidas de este edificio y la de los
descritos seguidamente, se decían un poco a “cálculo” o tal vez se engañaba
deliberadamente.
En Diciembre de 2011 D.
Vicente Salvatierra y D. Juan Carlos Castillo, ambos profesores de historia de
la Universidad de Jaén, estuvieron visitando el Castillo de Villardompardo para
ver su estado de conservación y dijeron algunas cosas muy curiosas. Una de
ellas es que en época medieval la entrada del castillo no se encontraba en el
lugar actual, sino en la zona rodeada de rojo, de esta forma era más fácil su
defensa. La entrada renacentista que todos conocemos empezaría a construirse a
finales del siglo XVI, cuando el pueblo se convirtió en condado, con D. Fernando
de Torres como I Conde de Villardompardo. Algo más curioso aún es el tipo de
tapia que se puede observar en la parte interior de la pared que hay por debajo
de las tres grandes ventanas, según D. Juan Carlos Castillo parece ser de
origen Almohade. D. Vicente Salvatierra apuntó que muy posiblemente ya
existiera parte de la fortaleza antes de la conquista cristiana y tras ésta,
dicha pared fue revestida en piedra y comenzaría a construirse el torreón y la
ampliación del castillo. Dijeron que todas estas hipótesis podrían ser
confirmadas tras una excavación.
●Tiene el conde unas casas bodega en el Campillo. Se compone de dos
naves y encima de ellas un granero. Tiene varias tinajas para encerrar la
cosecha de aceite de dicho conde. Tiene 22 varas de frente y 11 de fondo,
lindaba con el egido del Campillo.
El granero propiamente
dicho se encontraba en el piso de arriba. Para aguantar el peso se había hecho
un entresuelo a conciencia, con gruesos palos y además muy juntos. Todavía se
conserva ese entresuelo en las cocheras de Manuel Rodríguez y Manuel Gay. Como
dato curioso diremos que esta misma estancia fue utilizada durante la Guerra
Civil como cárcel, se pueden observar a duras penas algunos de los dibujos que
hacían los presos en las paredes.
●Tiene unas casas Mesón situadas en la calle del Hospital (Calle
Virgen de Atocha) con su cocina, dos
cámaras y pajar en alto un cuarto en bajo y caballeriza, con 22 varas de frente
y 14 de fondo, linda con la parte de abajo con el egido del llano.
ACLARACIONES: Para ubicar la situación del
Mesón nos ayudaremos de un plano del pueblo de 1870, en el que se aprecia
claramente como la ermita de la Virgen de Atocha era el último edificio de esa
acera, y la de enfrente acababa también a la misma altura (foto del
margen, círculo rojo). Si tenemos en cuenta que el mesón lindaba con el ejido
del llano, es decir, con todo el campo que existía bajando la cuesta,
llegaremos a la conclusión de que se encontraba a la altura de los actuales
números 10, 12 ó 14 de la calle Atocha.
●Tiene el conde una casa horno en la callejuela del horno con su corral
y tiene 21 varas de frente y ocho de fondo, lindaba por la parte de arriba con
la calle Ancha .
ACLARACIONES: sin duda
es la casa de la familia Lanagrán, donde están los dos bares. Muchos hemos
conocido, hasta no hace tanto, el horno que la familia tenía en la actual calle
Porcuna. Por lógica ese horno habrá sido reparado, o bien hecho de nuevo,
varias veces. No creo que el mismo haya durado casi doscientos cincuenta años.
●Tiene unas casas Molinos de aceite extramuros, que distará de ella como
treinta varas, con dos piedras y cuatro vigas, que solamente se ocupa de moler
la aceituna de dicho conde, es de 55 varas de frente y 20 de fondo.
Tiene
otras casas molino situadas en el egido de la Fuente (en el
pilar, rodeado de azul en el plano anterior)
que dista de esta población unas treinta varas, con dos piedras y cuatro vigas
donde se muele la aceituna de los vecinos y tiene 28 varas de frente y 16 de
fondo.
ACLARACIONES:
Los dos molinos se encontraban contiguos y en el pilar. Como ya os comenté en
uno de los primeros capítulos, aún se conserva parte del muro trasero de estas
edificaciones, hoy propiedad de la familia Padilla. La existencia de esta
edificación es muy anterior, posiblemente del siglo XVI.
Debemos
tener en cuenta que tanto la cosecha del Conde como la del resto de los
habitantes del pueblo debería ser pequeña, ya que la mayor parte de las tierras
se dedicaban al cultivo de cereal y legumbres.
Como
vemos, el Señor Conde poseía el gran privilegio de ser el único que molía
aceituna para él y para el resto del pueblo, cobrando un porcentaje a cada
pequeño propietario que la llevaba obligatoriamente allí. Igualmente podríamos
decir del pan, el único horno autorizado para cocerlo era del conde, así que
también se llevaría sus beneficios.
Estos
privilegios los poseían los antepasados del conde desde que Villardompardo se
instituyese como señorío, allá por el año 1371.
Hasta
la Constitución 1812, en la que quedan
derogados los privilegios de los Señoríos, no desaparece este abuso. A partir
de aquí, el conde comienza a vender sus propiedades tanto rústicas como urbanas
a los habitantes del pueblo. Ésto ocurriría a lo largo del siglo XIX y quizás
principios del XX, aún no he encontrado fecha exacta. Lo que parece muy
probable es que casi todas las propiedades urbanas (castillo, molino, granero y
quizás las otras) las vendiera "en un lote" a un mismo comprador. Ya lo iremos
aclarando poco a poco.
Carlos Ramírez Perea
Carlos Ramírez Perea
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