D. MIGUEL DE CERVANTES PASA POR
VILLARDOMPARDO EJERCIENDO COMO RECAUDADOR DE GRANO
El día 17 de Septiembre de 2015, salió publicado un
breve artículo en Diario Jaén titulado: “La provincia de Jaén y Cervantes” que
hablaba sobre la estancia de D. Miguel de Cervantes como recaudador de trigo y
otros granos en nuestra provincia. Me sorprendió que se mencionara
Villardompardo como uno de los lugares visitados por el insigne escritor.
Tirando del hilo, descubrí que D.
Luis Coronas Tejada (profesor de historia de la Escuela de Magisterio de Jaén)
había publicado un artículo en 1979 con el título: “Cervantes en Jaén, según documentos
hasta ahora inéditos” en el
nº 99 del Boletín del
Instituto de Estudios Giennenses. Por suerte encontré dicho artículo y
aquí tenéis un breve resumen, haciendo hincapié en lo referente a
Villardompardo:
El 20 de Abril de 1591, Felipe II nombra como
proveedor general de las galeras de España a D. Pedro de Isunza. Este señor
se instaló en el Puerto de Santa María y contrató a muchas personas para llevar
a cabo el trabajo.
Parece ser que Cervantes mostraba gran interés por
este trabajo, aunque era un empleo muy desagradecido, lógicamente no eran bien
recibidos los recaudadores en general, fuesen de grano o semillas. Todas las experiencias
y vivencias que Cervantes acumuló en sus viajes por los diferentes pueblos, ejerciendo su profesión,
le sirvieron sin duda en su literatura.
Con los productos adquiridos, sobre todo trigo y
cebada, se fabricaba en el Puerto de Santa María y otras ciudades, un tipo de
galleta muy dura a la que llamaban bizcocho, cuyo destino era la alimentación
de los marineros y los condenados a galeras.
Se necesitaban unas 60.000 fanegas de trigo y
cebada. La orden que recibieron los dos comisarios era adquirir todo el grano
que pudiesen, y que sólo dejasen a las familias lo justo para mantenerse. Dicho
grano solía embargarse más que comprarse, ya que los vecinos se oponían a
vender el trigo al precio que les ofrecían los comisarios, para colmo de males,
el pago de lo embargado se demoraba demasiado por la lenta burocracia de
aquella época.
Normalmente los comisarios llegaban a un acuerdo con
el Concejo de cada pueblo y éste se encargaba de recaudar el grano a los
vecinos, de esta manera los comisarios evitaban enfrentamientos directos con
los habitantes del lugar.
Sabemos que el 16 de Noviembre de 1591, Diego Ruy
Sáenz y su compañero Miguel de Cervantes Saavedra, ya se encontraban en Jaén,
presentando los documentos que le habilitaban como comisarios en la escribanía
de Núñez de Ayala.
En 1592, Cervantes hace un recorrido por diferentes
pueblos del Obispado de Jaén para sacar trigo, cebada y otros productos. Estuvo
en Porcuna los días 13, 29 y 30 de Enero, en Martos el 7 de Febrero, en
Alcaudete el 18, en Arjona el 21, en Lopera y Arjonilla entre el 22 y 25 de
Febrero, el 8 de Marzo en Linares y el 9 en Begijar, el 19 de Abril en
Villanueva del Arzobispo y después en la villa de Las Navas. Gracias a unas
escrituras de comisión encontradas, se sabe que D. Miguel de Cervantes se
hallaba el 14, 18, 23, 31 de marzo y 1 de Abril, en Jaén.
Por esas mismas escrituras también se sabe que Cervantes estuvo en Villardompardo el 14
de Enero de 1592 (un día después que en Porcuna). Estando en nuestra
localidad, Diego Ruy Sáenz hizo un poder para que D. Miguel de Cervantes
pudiera actuar por separado. Parece ser que Diego tenía un rango superior a
Miguel de Cervantes como comisario, y es precisamente en Villardompardo donde
el primero otorga ese poder a D. Miguel para que puedan trabajar cada uno por
su lado, sin depender el uno del otro. Aquí tenemos el fragmento del artículo
de D. Luis Coronas donde se habla precisamente de eso:
Como dato curioso os puedo contar que, a mediados de
los años setenta, D. Luis Coronas Tejada ejercía como profesor de historia en
la Escuela de Magisterio de Jaén. En una de sus clases, a la que asistía Juani
Susi García, comentó que cuando llegó D. Miguel de Cervantes a Villardompardo
para recaudar el grano, se encontró el
pueblo totalmente vacío. Para evitar el pago de impuestos, sus vecinos se
habían marchado del lugar, y se escondieron en un cerro desde el que se
divisaba el pueblo (hay varios lugares con esas características).
En todo el artículo escrito por D. Luis Coronas he
encontrado el relato de esa anécdota, pero puede que esté en los manuscritos
originales de los que la sacó (foto de arriba); sería cuestión de mirarlos. La
verdad es que la presión que se ejercía a la ciudadanía desde la Corona Española
era tremenda. Quienes realmente pagaban las guerras a las que se enfrentaba la
monarquía, eran los ciudadanos. También lo hemos visto en el artículo anterior.
FUENTES CONSULTADAS:
Artículo
de D. Luis Coronas Tejada, publicado en el nº 99 del Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, con el título:
“Cervantes
en Jaén, según documentos hasta ahora inéditos”
Carlos
Ramírez Perea
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