CAPÍTULO XX
ACONTECIMIENTOS OCURRIDOS EN VILLARDOMPARDO DESDE 1861 a 1863
Seguimos
con los últimos años del reinado de Isabel II, periodo en el que Villardompardo,
de unos mil habitantes en 1861, experimenta un cambio muy importante en su
economía y en su urbanismo, gracias a las desamortizaciones y desvinculación de
los mayorazgos. Esto hizo posible que se pudiesen vender las tierras de los
Condes de Villardompardo y que se repartieran los terrenos propiedad del
ayuntamiento.
El 1 de enero de
1861 se reúnen los antiguos cargos del ayuntamiento para constituir la nueva
corporación municipal: D. José Rísquez y D. Bernardo Armenteros como
alcalde y teniente de alcalde salientes. Los concejales que cesan son: D. Pedro
Becerra, D. Francisco Serrano, D. Manuel González y D. Juan Peragón. Estos
cuatro concejales serán sustituidos por: D. Francisco Fernández, D. José Manuel
Hernández, D. Atanasio Medina y D. Juan García Ortega, que tomarán posesión. El
nuevo alcalde será D. Bernardo Armenteros y el teniente de alcalde D. José
Rísquez (simplemente intercambian sus puestos). El señor gobernador nombrará todos
estos cargos del nuevo ayuntamiento. Posteriormente se eligen los demás oficios
del consistorio.
PROBLEMA CON LA CONSTRUCCIÓN DEL CEMENTERIO
“VIEJO”
En
febrero de 1861, el señor gobernador autoriza la construcción del nuevo
cementerio, dando su visto bueno para que la corporación efectúe la
permuta del terreno que fue del Marqués de Regalía, y ahora es de Juan Medina,
en el sitio de San Antonio, que sería el lugar elegido para construirlo por
pensar que era el más adecuado. También se pide que se subaste la obra para
terminarla lo antes posible por ser
muy necesaria. Pero las cosas cambiaron, ya
que buena parte de la corporación no estaba de acuerdo con este sitio y sí con
el lugar de la Cruz de Arjona, ante lo cual, el alcalde y el teniente de
alcalde expusieron una serie de inconvenientes: en primer lugar, la Cruz de
Arjona estaba muy cerca del único pilar público, además era la desembocadura
del camino de Arjona y por último, estaría demasiado cerca de la población;
tres inconvenientes importantes. Sin llegar a un acuerdo claro, se levantó la
sesión de aquel día.
La Cruz de Arjona no estaba donde se encuentra hoy. Su
situación era la confluencia entre la C/ Arjona y C/ Pilar, donde estaba la
antigua tienda de Juliana. Por ese motivo tenía sentido exponer esos tres
inconvenientes.
En abril
se pide opinión al señor facultativo (médico) sobre la construcción del
cementerio en la Cruz de Arjona, y éste responde que no hay ningún problema
para la salubridad del pueblo ni afectaría a la fuente pública, pues está a una
distancia adecuada. Así que se decide dar el visto bueno para construirlo en
ese emplazamiento y se ordena sacar edictos para subastar la obra antes del día
20 de este mes.
En mayo se comunica que, en el lugar de la
Cruz de Arjona, donde se decidió construir el cementerio, se había encontrado
una “tosca muy dura a media vara* de profundidad”, que impedía la apertura de
sepulturas. Enterada la corporación, se decide permutar el terreno de Juan de
Moya, en San Antonio, por otro de igual extensión en el Ejido del Pilar (en
febrero se dijo que el terreno era de Juan Medina, debe haber un error). Así es
como en 1861 se termina construyendo definitivamente el cementerio “Viejo” en
el lugar que muchos hemos conocido (foto anterior) y que no llegó a durar un
siglo, puesto que en el año 1955 se prohibió en él la sepultura de difuntos por
inaugurarse el “Cementerio Nuevo”, aunque el culto a los antepasados en ese
lugar se prolongó durante muchos años.
*vara: antigua medida de longitud que equivalía a 0,835 m
AUMENTA LA PETICIÓN DE
TERRENOS PARA CONSTRUIR CASAS.
En marzo, José Fernández y Francisco Medina Rísquez, solicitan terrenos para la construcción de casas. A Fernández se le concede el solar que había frente al pajar de la casa de D. José Espiga y no donde él quería, ya que por ahí iba trazada una futura calle (la que va al castillo, foto). A Francisco
En abril se solicitan otros tres solares
para construir viviendas. Diego Béjar pide doce varas de terreno en
el Ejido del Pilar que alinda con la casa de Juan Arjona. Juan Alonso Rísquez
también solicita cuatro varas junto a un solar suyo en el mismo ejido, para
hacerse otra casa. Antonio Rísquez también pide otro en el mismo lugar. El
ayuntamiento concede los solares solicitados, pero lo tiene que aprobar el
gobernador. Una vez aprobado, se les harán sus correspondientes escrituras y
deberán construir la casa en el periodo de un año y con las correspondientes
normas de seguridad y ornato públicos.
En mayo se recibe una orden del gobernador
para que se suspenda la obra iniciada por José Fernández en el solar que se le
concedió, ya que inmediatamente comenzó a construir sin esperar el permiso del
ayuntamiento. Ese solar no se le dará hasta 1863, como luego veremos. El
gobernador se interesa por saber cuáles fueron los motivos que tuvo esta
corporación para conceder un solar a José Fernández en la calle del Hospital
(C/ Virgen de Atocha). La corporación no dio muchas explicaciones, le concedió
el terreno pero no se le dio permiso para edificar, y él comenzó a hacerlo.
En junio se constituyen la Junta Escolar
y la de Beneficiencia, ya que estaban incompletas por haber fallecido
algunos de sus miembros. La Junta Escolar la formarían: D. Fernando de Torres,
D. Francisco Medina Rísquez, D. Manuel García, el síndico del ayuntamiento, el
alcalde y el párroco como vocal. La Junta de Beneficiencia estaría formada por:
D. Juan Manuel de la Fuente, el síndico, el médico titular, el alcalde, el
teniente alcalde y el párroco.
Esta junta de Beneficiencia es la que decidía qué vecinos
deberían tener asistencia médica gratuita por ser pobres, y la Escolar decidía
qué niños no pagarían al maestro por el mismo motivo.
En septiembre se forma la
Comisión de Ornato. Por votación salieron elegidos los regidores: D. Manuel
González, D. Francisco Fernández y D. Juan García. Esta Comisión de Ornato
tenía como función velar por la limpieza, buen trazado de calles y mantener la
armonía en las nuevas construcciones.
En octubre se reúne la corporación municipal e igual número de los mayores contribuyentes para conceder tres solares. Curiosamente son los mismos que se pidieron en abril de este año y que no se habrían concedido aún, tal vez esperando la decisión de la ubicación del cementerio. Ahora se especifica mejor el lugar de esos terrenos. Se dice que Diego Béjar solicita las doce varas de terreno para hacer su casa en el Ejido del Pilar. Se trataba de la última casa de la calle Arrabal, actual C/ Arjona, la
No hay ninguna novedad respecto a los solares solicitados por Juan
Alonso Rísquez y Antonio Rísquez, todos en el Ejido del Pilar, Calle Arrabal
(actual C/ Arjona).
En noviembre se solicitan otros cinco
solares para construir casas por parte de algunos vecinos. José María
Domínguez pide un solar en el Ejido del Pilar y Francisco Moya Peinado en la
zona del castillo-calle del Hospital (C/ Atocha y alrededores). A Domínguez no
se le concede por no ser vecino del Villar, a Moya sí, pero con la condición de
que para San Juan debe obrar el primer cuerpo de la casa.
Juan Manuel Tirado solicita otras doce varas
para construir una casa en el lugar nombrado como Castillo-calle Hospital y se
le concede con la condición de que el primer cuerpo también esté construido
para San Juan. Otra solicitud de Ramón Cano pidiendo diez varas de solar en el
Ejido del Llano a espaldas del corral de D. Carlos Torres, se le concede con
las mismas condiciones anteriores. Juan Antonio Gómez solicita un solar en el
Ejido del Pilar, en la calle Ancha frente a la fábrica de tejas (estaba
en el actual nº 59 de la calle Ancha, donde vive Cosme) pide veinte varas para
construir una casa, pero se le conceden doce, con las mismas condiciones
anteriores. Se redactan todos los expedientes de dichas solicitudes para que
los apruebe el señor gobernador.
El Ejido del Pilar ocupaba toda la zona que hoy se extiende desde la calle Arjona y calle Ancha hasta la actual Cruz de Arjona. Estas dos calles acababan más arriba de la C/ Pilar. Era una zona muy apetecible por su proximidad a la única fuente del pueblo.
UN NUEVO SECRETARIO
En noviembre cesa el secretario Amando Aguilera y la corporación municipal nombra como secretario interino a D. Manuel Pérez. Se comunica al gobernador la vacante para que sea cubierta lo antes posible. Se dará un plazo de treinta días para presentar solicitudes con el fin de cubrir la vacante. A finales de diciembre se reúne la corporación municipal para estudiar las solicitudes a la secretaría del ayuntamiento. Se presentan tres candidatos: Manuel Pérez (vecino del Villar), Juan Antonio Ruiz Díaz (vecino de Jaén) y Andrés Pérez García (vecino de Fuerte del Rey). Como era de esperar, la corporación elige a Manuel Pérez, vecino de Villardompardo, lo que rápidamente se comunica al gobernador para su aprobación, pero la cosa no quedará ahí.
AÑO DE 1862
A principios de enero de este año, la corporación municipal es la misma que la del
anterior, pero se nombran otros cargos, que son:
-
Depositario
de Propios: Juan Antonio Gómez.
- Depositario
del Pósito: José Manuel Hernández.
-
Claveros:
Francisco Fernández y Juan García.
-
Peritos
del Campo: Miguel Ortega y Ortega y Manuel García Cámara.
-
Bulero:
Pedro Ruiz Gay.
-
Encargado
del reloj: Juan Medina Rísquez.
También
en enero se reúnen la corporación municipal e igual número de contribuyentes,
para nombrar dos guardas del campo para la custodia del término (foto).
Se presentan cuatro candidatos, y
por mayoría de votos salieron nombrados:
Miguel Damián Fernández y Manuel de Águila. El día 23 juran el cargo y toman
posesión. A Manuel se le asigna la demarcación del Salado “para acá” (parte B)
y a Miguel Damián, del Salado “para allá” (parte A). Las dos partes eran casi
iguales.
PROBLEMAS CON EL NOMBRAMIENTO
DEL SECRETARIO
Todo es bastante confuso, porque en enero
se vuelve a hablar del nombramiento del secretario y se dice que se presentaron
cuatro candidatos y no tres como se comentó en diciembre: dos de
Villardompardo, uno de Jaén y otro de Fuerte del Rey. Se vuelve a decir que la
corporación votó en su mayoría a D. Manuel Pérez Ruiz, vecino del Villar y que
ya era secretario interino. El resultado se mandó al gobernador para que lo
aprobase.
El 31 de enero llega un comunicado del señor gobernador diciendo que no aprobaba el nombramiento de D. Manuel Pérez como secretario, ya que no tenía la edad requerida, así que se nombró a D. Manuel Chamorro Serrano, vecino de Martos (curiosamente esta persona no presentó candidatura inicial, aunque aquí se diga que sí, las irregularidades estaban a la orden del día). Este señor tomará posesión de su cargo como secretario del ayuntamiento a mediados de febrero, y será nombrado por el gobernador provincial.
En febrero se reúnen la corporación municipal y un igual número de mayores contribuyentes para estudiar la forma de cubrir el déficit del presupuesto del ayuntamiento. Los gastos ascendían a 14.808 reales, y los ingresos ordinarios de propios a 400 reales, así que prácticamente todo el presupuesto habría que cubrirlo. Recurren a los arbitrios ordinarios, contribución territorial y otros impuestos para conseguirlo.
UN
CAMBIO HISTÓRICO EN LA ECONOMÍA Y POSESIÓN DE LA TIERRA
En marzo de 1862, se da una
clara explicación de las consecuencias de la supresión de los mayorazgos y de
la Ley de Desamortización para los vecinos de Villardompardo. En esta
sesión extraordinaria, se habla de la nueva situación económica del vecindario
debido a una serie de circunstancias que seguidamente comentaremos. En primer
lugar, la gran cantidad de tierras del Marqués
de Regalía (del que hablaremos a
continuación) situadas en
este término, habían sido vendidas en su mayor parte al Exmo. Sr. D Francisco Serrano Domínguez (el famoso General Serrano), y
otra parte menor a forasteros que se dedicaron a cultivarlas ellos mismos. El
General Serrano decidió dejar las tierras incultas y acotarlas, por lo que los
labradores que antes las trabajaban tuvieron que vender los mulos por no tener
trabajo que realizar.
En junio de nuevo se
hace referencia al cambio de la economía del pueblo. Se recibe una comunicación
del Señor Administrador General de Hacienda según la cual, había algunos
reparos a lo que se dijo en marzo y
que se ha expuesto más arriba. Por ello se reúne de nuevo la Junta Pericial
para hacer las siguientes aclaraciones: se dice que la situación del pueblo
había cambiado mucho desde el Catastro del Marqués de la Ensenada de 1752
(hacía más de un siglo). De nuevo se dice que los labradores habían arrancado
muchos olivos para calentarse en aquellos inviernos tan “crudos que nos manda
Dios”. Había desaparecido del término el monte bajo y alto, además los
propietarios de tierras de términos limítrofes ya no dejaban pastar al ganado.
A esto se sumaba que los propietarios de tierras de este mismo término,
guardaban rigurosamente sus propiedades para que los animales no pastasen en
ellas (se refiere sobre todo al General Serrano). Por ello, muchos ganaderos se vieron
obligados a vender sus animales. Por estas razones el valor de la riqueza del
pueblo (que parece ser que se refería a la de 1752) estaba tan desfasada, que la
localidad se veía muy perjudicada en el pago de la Contribución.
EL MARQUÉS DE REGALÍA Y EL GENERAL SERRANO
El Marqués de Regalía era D. Nicolás Álvarez de Abreu y Mora (1817-1894) que se casó con Dª María del Carmen Álvarez de las Asturias Bohorques y Belvís de Moncada (1819-1867). Esta señora era descendiente de los Condes de Villardompardo-
Aunque ella no heredó el título de condesa, sí heredó las tierras del término del Villar y de Escañuela, ya que los mayorazgos habían sido suprimidos desde 1841 y los nobles eran libres para repartir las tierras entre sus hijos o venderlas. Así que ella era la verdadera dueña de las tierras y no el Marqués de Regalía (primera de la tercera fila del árbol genealógico anterior). Se ve que no les interesaba mantener las fincas aquí y vendieron la mayor parte al General Serrano. Este señor hizo una fortuna mientras ocupó la Capitanía General de Cuba entre 1859 y 1862. Los labradores se las apañaban bastante bien mientras las tierras fueron de los Condes de Villardompardo, pero al pasar al General Serrano la cosa cambió a peor. El General Serrano (D. Francisco Serrano Domínguez, foto de abajo) fue nombrado Duque de la Torre por Isabel II en noviembre de 1862 y estuvo muy vinculado a la ciudad de Arjona, ya que sus antepasados eran de allí, aunque él nació en San Fernando (Cádiz). Seguramente vio una magnífica oportunidad y compró casi todas las tierras de los Condes de Villardompardo
En el capítulo de octubre de 2019 os dije que, en una tesis doctoral escrita en 1995, se afirmaba que las tierras del Conde del Villar fueron donadas al ayuntamiento con fecha 12 de febrero de 1849, y la ubicación del documento que lo demostraba estaba en el Tomo V de los Documentos Administrativos del archivo del ayuntamiento. También os comenté que fue imposible encontrar dicho documento. Sencillamente la información que se aporta en dicha tesis no es cierta y la donación jamás existió, como queda demostrado en estas actas capitulares del ayuntamiento de Villardompardo.
MÁS
REPARTOS DE TERRENOS PARA LA CONSTRUCCIÓN
El 11 de marzo se vuelven a
repartir terrenos. Esta vez se dice claramente que se dan gratuitamente a los vecinos por ser terreno
comunal (del ayuntamiento). Se habla de nuevo de: Manuel de Moya Peinado que
recibe diez varas de fachada, y de profundidad lo que dé el terreno; a Juan de
Béjar Águila doce varas, a Juan Antonio Gómez veinte varas, a Ramón Cano diez
varas y a Antonio Rísquez quince varas. Hay nuevas solicitudes como la de Ginés
Rodríguez que pide un terreno de doce varas de fachada por veinte de
profundidad, y D. José de Rísquez que solicita ocho varas. La comisión de
ornato estará al tanto, para que cuando se abran los cimientos, las calles
guarden la debida alineación. Se dice que algunas de las personas anteriores ya habían solicitado estos solares,
pero como la petición no se hizo con arreglo a la ley, es ahora cuando
realmente tenían validez. En este caso no se especifica en qué lugar se
concedían los solares, información muy valiosa para saber por dónde crecía el
pueblo.
En Julio se reúnen en
el ayuntamiento una comisión para buscar la forma de cubrir el déficit del
ayuntamiento para el año 1863. El presupuesto ascendía a 20.093 reales y los
Ingresos de propios ascendían a 6380 reales, así que el déficit era de 13.712
reales. Dicho déficit lo cubrirían con el 10% de la Contribución Territorial,
15% sobre el subsidio, 50% sobre los consumos y un recargo a la contribución
del 20%. Aún así, quedarían 124 reales que los cubrirían “haciendo economía”.
En agosto el señor gobernador propone la residencia permanente de un notario en este pueblo. Desde el ayuntamiento se le dice que no conviene que resida aquí de forma permanente, debido a la carestía de los comestibles y a los pocos documentos que tendría que hacer. Por eso, esta localidad se ayudaría del que hubiese en Torredonjimeno, el pueblo más inmediato. Hicieron muy bien porque lo tendrían que haber pagado del presupuesto local, y no estaba el “horno para bollos”.
DEUDAS
EN EL PÓSITO DE VILLARDOMPARDO
El 8 de agosto se personó en
el ayuntamiento el subdelegado para la visita de los pósitos D. Francisco
Romero Ruiz. Este señor puso ciertos reparos sobre la gestión del pósito. Dijo
que se debían: 2 fanegas del año 1859, 6 de 1860 y 400 de 1861; más 17 por
“creces” (intereses en grano) hacían un total de 425 f.
También dice el señor subdelegado que se
deben adquirir los formularios para llevar bien las cuentas del pósito. Por
último, comenta que la habitación donde están las llaves y que era aneja al
almacén del pósito, estaba en malas condiciones y se le debería hacer mejoras,
ya que el estado de ella era importante para la buena conservación del grano.
Los Pósitos eran almacenes de grano que se utilizaban para abastecer al pueblo en caso de escasez, y para prestarlo a los agricultores para la siembra, luego tenían que devolverlo con “creces” al recoger las cosechas. Su ubicación no está muy clara.
VISITA DE ISABEL II A LA PROVINCIA
La reina Isabel y su familia llegan a
Despeñaperros el 13 de septiembre de 1862 visitando algunos pueblos como: Navas
de Tolosa, Guarromán, La Carolina, Carboneros o Andújar. Posteriormente se dirigió
a Córdoba, Sevilla y Cádiz. En su viaje de vuelta, el 6 de octubre, visita
Bailen, y al día siguiente llega a Jaén capital entrando por el arco construido
en la Puerta Barrera, subiendo por la Carrera hasta llegar a la Plaza de Santa
María donde se alojaría en el Palacio Episcopal. El séquito real era acompañado
en todo momento por el fotógrafo Charles Clifford. Al llegar a Jaén, el
fotógrafo local Higinio Montalvo también participaría en dejar buena
documentación gráfica del acontecimiento. Jaén fue debidamente decorado a lo
largo del recorrido real por arcos conmemorativos, fabricados en madera y
cartón piedra. Los dos fotógrafos dejaron magníficas imágenes del Jaén de 1862.
No es de extrañar la masiva afluencia de público de la capital y de pueblos cercanos
que acudirían a ver el acontecimiento. En las actas capitulares de
Villardompardo no se menciona nada de la visita, pero sería lógico el
desplazamiento de algunos vecinos del pueblo hasta Jaén (por el Camino Jaén son
algo más de 20 km). En estas fotos de Charles Clifford tenemos los arcos de la
Puerta Barrera (visto por los dos lados) de estilo gótico, y el instalado en la
Carrera, de estilo mudéjar.
AÑO DE 1863
El 6
de enero se reúne la corporación municipal presidida por el alcalde
saliente: D. Bernardo Armenteros, para constituir la nueva corporación. El
alcalde, teniente alcalde y algunos concejales cesaban, y otros continuaban.
Los nuevos componentes tomaron posesión de su asiento y juraron la Constitución
y fidelidad a la reina Isabel II. La corporación quedó compuesta por: Alonso
García Ortega (alcalde), Atanasio Medina (teniente alcalde), Juan García, Pedro
Ruiz, Ildefonso Zafra, Francisco Fernández, José Manuel Hernández y Antonio
Moya, como concejales.
El 8
de enero se reúne la corporación para tratar sobre la cantidad que debería
pagar el pueblo en concepto de contribución territorial, la cantidad resultó
ser de 19.234 reales y 3 céntimos. Dicha cantidad fue aprobada y durante ocho
días se expondrían las listas de los vecinos para que vieran lo que le
correspondía a cada uno y pusieran quejas si lo estimaban oportuno.
En febrero se reúne la
corporación para estudiar la forma de cubrir el presupuesto del ayuntamiento
que ascendía a 20.536 reales y 75 céntimos. Como los ingresos de propios eran
de 4600 reales, el déficit ascendía a 16.336 reales y 75 céntimos. Esta
cantidad se cubriría con los arbitrios ordinarios, el 10% de la contribución
territorial, el 15% sobre el subsidio y el 50% sobre los consumos. Como aún
quedaban 8.340 reales, habría que hacer un recargo extraordinario del 22% sobre
la contribución territorial. Aún así, faltarían más de 300 reales para
equilibrar el presupuesto, que lo conseguirían “haciendo economía”.
En marzo se constituye la Junta Pericial cuya misión era poner al día las riquezas de cada vecino para rectificar el amirallamiento. Dicha junta estaría formada por: Pascual de Béjar, Ramón de Béjar, Juan Medina y Antonio de Murcia, que continuaban, Benito Cañas y Antonio Mozas entraron nuevos. El señor gobernador puso a Matías Begué de Torredonjimeno y Pedro Padilla Parras, de Martos.
SE
CONCEDEN MÁS SOLARES PARA CONSTRUIR
El 28 de abril se reúnen la corporación y los mayores contribuyentes para conceder los solares solicitados por algunos vecinos: a Cristóbal Hernández Fernández se le concede en el Ejido del Pilar un solar de trece varas de fachada y de fondo lo que dé el terreno. A Antonio de Rísquez Medina otro solar en el Ejido del Pilar que hace linde con la casa de su hermano Juan Alonso. A José Fernández Rodríguez por fin se le concede un solar de doce varas de fachada y veintiséis de longitud en la calle del Hospital, linde a la entrada del castillo (se refiere a la esquina de la calle Atocha con la calle
En
mayo se habla de nuevo de la forma de cubrir el déficit del presupuesto del
ayuntamiento, el procedimiento a seguir es el mismo que ya hemos comentado en
otras ocasiones. El mismo día se subasta la venta de la “carne de hebra” (era
casi exclusivamente carne de ovino, de borrego) durante seis meses, desde el 1
de junio al 30 de noviembre.
El resto del año 1863 no presenta
acontecimientos importantes, sólo dos:
El
veinte de noviembre la corporación dice no poner ninguna objeción a la
importación de harinas nacionales o extranjeras para abastecer a las islas de Cuba
y Puerto Rico
El último día del año, se reúne la corporación municipal para renovar por cinco años más el contrato del médico D. Francisco Morales. Se dice que gozaba de muchas simpatías en el pueblo y además había hecho “muy buenas curas”, también se temía que volviera un brote de cólera-morbo y se encontrara el municipio sin facultativo. Recibiría la cantidad de dos mil doscientos reales anuales, además del dinero cobrado por las Igualas (una especie de sello que se pagaba para ser atendido). Otras de las condiciones es que atendería gratuitamente a los pobres de solemnidad (lo decidía la Junta de Beneficiencia) y no podría ausentarse del pueblo sin el permiso del ayuntamiento.
FUENTES
CONSULTADAS
-
Actas
capitulares del ayuntamiento de Villardompardo 1861-1863
-
Fotos originales del autor excepto
la del General Serrano y las del antiguo Jaén, bajadas de internet.
- Para el árbol
genealógico: https://www.geni.com/people/Mar%C3%ADa-del-Carmen-%C3%81lvarez-de-las-Asturias-Bohorquez-y-Bellvis-de-Moncada-XV-Marquesa-de-Mondejar/6000000079505562512
Carlos Ramírez Perea
Cronista
Oficial de Villardompardo
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