PROBLEMAS CLIMÁTICOS QUE AFECTARON AL MUNICIPIO DE VILLARDOMPARDO DESDE 1600 HASTA 1800
En la actualidad nos preocupa un cambio climático que ya parece evidente. Año tras año se registran temperaturas medias más altas, cuyas consecuencias terminarán afectándonos a todos de una forma directa o indirecta. Los científicos culpan a la actividad humana como causante de dicho cambio, pero una minoría opina que podría ser debido a un proceso natural, ya que se han registrado anomalías climáticas, tanto cálidas como frías, en periodos históricos relativamente recientes. Hagamos un pequeño resumen.
La primera anomalía de la que hablaremos será del “Periodo cálido medieval u óptimo climático medieval”, que se prolongó aproximadamente desde el 800 hasta el 1300 d C. Fue un periodo caluroso, bien documentado en Europa. Este hecho hizo posible el cultivo de la vid en zonas donde hoy sería imposible por su clima frio, como es el caso de Gran Bretaña. También propició la conquista de territorios como Groenlandia, por parte de los Vikingos, debido a la desaparición de buena parte del hielo del Atlántico Norte.
Al periodo cálido anterior, le siguió otro frío conocido como “Pequeña edad de hielo” que se prolongó desde principios del siglo XIV hasta mediados del XIX. Durante este periodo el Ebro llegó a congelarse en siete veces, la última en 1789. El intervalo más frio durante esta “Pequeña edad de hielo”, se produjo durante el “Mínimo de Maunder”, entre 1645 y 1715. Especialmente extremo fue el invierno de 1709, conocido por la “Gran Helada”, durante el cual muchas personas en Europa murieron de frio y de hambre, ya que fue imposible el transporte de alimentos a través de caminos helados y mares congelados. Los científicos creen que la causa de esta época anormalmente fría fue la baja actividad solar. En latitudes como la de Andalucía, no fueron tan frecuentes las nevadas, exceptuando las zonas de sierra, pero sí la mayor intensidad en las lluvias.
Debemos tener en cuenta que estamos hablando de periodos largos de tiempo (siglos), con ésto queremos decir que también hubo épocas de sequía, como más adelante veremos, pero en general fue un intervalo de tiempo más frio y húmedo que el actual.
¿Sería posible encontrar evidencias de estas anomalías climáticas en las actas capitulares de Villardompardo o de otros pueblos?
Es evidente que los problemas producidos por el exceso de lluvias o sequías, eran temas que preocupaban a los ayuntamientos, por lo que deberían quedar reflejados en los acuerdos tomados en los concejos, así como las soluciones que se les dieron. Seguidamente os muestro algunos acuerdos reflejados en las Actas Capitulares del ayuntamiento de Villardompardo, referentes a problemas climáticos de esta época anormalmente fría y lluviosa, con sequías intercaladas.
En Octubre de 1599 el arroyo Salado se había llevado un puente de madera (no se especifica el lugar) y se mandó construir otro con los estribos de cal y canto y por encima las vigas de madera, ya que era mucho el beneficio que reportaba a los vecinos.
En el cabildo del 19 de Septiembre de 1600 se ordena la reparación del camino que va a la villa de Escañuela por encontrarse intransitable debido a los atascaderos, sobre todo por la pasada del salado, así que se decide “adobar “ (arreglar) dicho camino en el tramo que va desde el arroyo de las Pilas (posiblemente se refiera al arroyo “la Maestra”) hasta el término de Escañuela, y que se aderecen las pasadas del Salado repartiendo peones entre los vecinos. En los archivos de esta época se hacen muchas referencias a los problemas causados por las lluvias en los caminos y en el salado.
En Diciembre de 1600 vuelve a haber problemas con los puentes del Salado y del Tarahal y se ordena su arreglo. El puente del Tarahal, después de consultar algunas fuentes, he llegado a la conclusión de que era el puente “del Villar” el de la fábrica vieja.
Con fecha del 20 de Abril de 1706, se toma el acuerdo de hablar con el prior para traer a la Virgen de Atocha desde su ermita hasta la iglesia y hacerle un novenario de fiestas por la sequía que amenazaba campos y cosechas, además del novenario que la villa le hacía cada año por voto que le tenía prometido. Aquí tenéis el acta original y la transcripción literal.
“Acordaron que se le hable al prior de la iglesia parroquial de ella, para efecto de que se traiga la imagen de Nuestra Señora de Atocha y que se le haga, por este concejo, su novenario de fiestas para que interceda con la majestad de Dios nuestro Señor, nos remedie con lluvias ¿respecto? de haber gran necesidad en los campos, y que así mismo se haga el otro novenario que esta villa tiene obligación por su voto, y así lo acordaron y lo firmaron como acostumbran, de lo que doy fe…”
Por el mismo motivo, el 4 de Mayo de 1706 se decide hacer una procesión general a Jesús Nazareno y otro novenario de fiestas. Aquella pobre gente buscaba un milagro a su desesperación, ya sabían muy bien lo que era el hambre y las enfermedades.
El 23 de Febrero de 1734 se decide romper un pedazo de tierra en el Monte y repartirlo en suertes como ayuda a los vecinos más necesitados. Fue un mal año por exceso de lluvias.
El 1 de diciembre de 1735 ocurre algo parecido. Resulta que muchos vecinos debían mucho trigo al pósito, allá por 460 fanegas, pero no podían pagarlo por las malas cosechas que habían tenido, así que el concejo decidió repartir una parte del Monte, que era terreno comunal, en suertes y arrendarlo “al cuarto” a aquellas personas que lo debían, para que con la cosecha del presente año pudiesen pagarlo.
Como vemos, hubo una serie de años con malas cosechas. Como consecuencia de ello muchos vecinos pasaron penalidades, y otros se fueron del pueblo.
El prior de la iglesia de Santa María (Torredonjimeno), curioso observador de la vida tosiriana, nos ha dejado escritas unas interesantes noticias sobre las cosechas de este período. Suponemos que el tiempo y las penalidades en Villardompardo debieron ser las mismas, por la proximidad de ambos pueblos. El prior destaca como años malos y lógicamente de hambre y muertes: 1734, 1735 y 1736 (demasiado lluviosos), 1737, 1750 (muy malos, no se especifica si por lluvias o sequías).
A partir de aquí y hasta el año 1800, no he encontrado en las actas capitulares ninguna otra referencia a problemas climáticos como los descritos con anterioridad.
Carlos Ramírez Perea
No hay comentarios:
Publicar un comentario