jueves, 5 de diciembre de 2013

Poesía, fotografía y biología..no es mala combinación.

He vuelto a ver los álamos dorados...
He vuelto a ver los álamos dorados,
álamos del camino en la ribera
del Duero, entre San Polo y San Saturio:
tras las murallas viejas
de Soria -barbacana
hacia Aragón, en castellana tierra-.

Estos chopos del río, que acompañan
con el sonido de sus hojas secas
el son del agua, cuando el viento sopla,
tienen en sus cortezas
grabadas iniciales que son nombres
de enamorados, cifras que son fechas.

¡Alamos del amor que ayer tuvisteis
de ruiseñores vuestras ramas llenas;
álamos que seréis mañana liras
del viento perfumado en primavera;
álamos del amor cerca del agua
que corre y pasa y sueña;
alamos de las márgenes del Duero,
conmigo vais, mi corazón os lleva!


  "Campos de Castilla"  (A. Machado)






¿Por qué cambian las hojas de color en otoño?

Las plantas son capaces de fabricar materia orgánica a base de sustancias muy simples que encuentran en el medio (dióxido de carbono, agua y sales minerales), para poder hacerlo es necesario una fuente de energía, que en este caso es la luz solar.
Para poder atrapar la luz, las plantas disponen de una serie de sustancias químicas llamadas pigmentos, que se hallan en el interior de unos orgánulos celulares denominados cloroplastos. Los pigmentos son de varios tipos: los más abundantes son las clorofilas, que pueden ser a ó b, y que les dan el color verde a las plantas. Otros tipos son los carotenos y xantofilas que les dan los tonos amarillos y anaranjados. Cada pigmento es capaz de absorber una longitud de onda distinta de la luz visible, así que todos los pigmentos juntos forman un magnífico equipo de captación de energía luminosa. Los pigmentos más abundantes son las clorofilas (verdes), que enmascaran los colores amarillos y anaranjados de los otros dos pigmentos.
Cuando llega el otoño, disminuyen las horas de luz y bajan las temperaturas, en consecuencia muchas plantas (las de hoja caduca) comienzan a adaptarse a esos cambios, segregando una serie de hormonas que influyen en su metabolismo. Dejan de sintetizar clorofila, con lo cual empiezan a apreciarse los colores amarillos y anaranjados de los carotenos y xantofilas que antes permanecían ocultos. Algunas plantas segregan otros pigmentos mientras avanza el otoño, llamados antocianinas, que les dan el color rojizo a las hojas secas.
El color otoñal de las hojas de cada especie, depende de la proporción que posea de dichos pigmentos.
Al final la hoja cae por falta de sustancias orgánicas y otros mecanismos que actúan en el peciolo (tallito) de la hoja.
En los otoños lluviosos, debido a la humedad que impregna la hoja, aparecen numerosas manchas grisáceas sobre su superficie, ocultando los bonitos colores amarillos y ocres. Estas manchas se deben a la proliferación de hongos que crecen aprovechando esa humedad. Pero no es el caso de este año, así que los álamos presentan un limpio color anaranjado como los de las fotografías anteriores.




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